Elecciones en Colombia: Una luz en el continente.

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Internacionales

El pasado domingo 29 de junio, tuvo lugar en Colombia la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde los cuatro candidatos más votados fueron Gustavo Petro con un 40,3%, Rodolfo Hernández con un 28,2%, Federico Gutiérrez con un 23,9%, y muy por debajo Sergio Fajardo con un 4,2% de los votos.

Por primera vez en la historia, la izquierda colombiana se presentó bajo una sola alianza, el Pacto Histórico, y logró alcanzar una mayoría que parece ser aplastante.

En Colombia, el mecanismo de elección presidencial es similar al de Uruguay, y por tanto deben obtenerse el 50% de los votos +1 para triunfar en primera vuelta, de caso contrario, el mandato presidencial se define en una segunda vuelta entre las dos fórmulas más votadas. Tras los resultados del domingo, la fórmula Petro-Francia, del Pacto Histórico, se tendrá que enfrentar con la fórmula Hernández-Castillo, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.

Una luz en el continente

Las elecciones en Colombia siempre han estado marcadas por un clima de violencia política y social muy grande. El asesinato de líderes y militantes sociales y políticos es moneda corriente, antes y después de la firma de los acuerdos de Paz. Las amenazas de muerte y los planes concretos de intento de asesinato tanto a Gustavo Petro como a Francia Márquez han estado presentes en la campaña.

A diferencia de muchos otros países de América Latina, Colombia no tuvo una “primavera progresista”: la historia reciente ha sido la de la continuidad de los gobiernos de derecha, y la más última, la del Uribismo.

Hernández, pese a haber hecho campaña en base a un discurso antiuribista, y sobre todo “anti-político”, tiene profundos vínculos con el uribismo; de hecho, parte de su electorado se debe a una maniobra del uribismo para trasladar votos hacia él y no hacia Fico Gutierrez, quien hasta hace pocas semanas era el favorito para ser segundo en las elecciones, pero quien sería un oponente poco favorable para la derecha al enfrentarse contra Petro en una segunda vuelta.

Pero como no tuvo una “primavera progresista”, tampoco tuvo una dictadura como las que el Plan Cóndor instauró en todo el continente, no fue siquiera necesario. Colombia es un país central en el desarrollo de la política de EEUU hacia América del Sur, un aliado estratégico con bases militares y la excusa del narcotráfico para el despliegue de sus fuerzas. Esto también ha jugado en la definición de estas elecciones.

Más allá o más acá, el domingo pasado muchos colombianas y colombianos votaron por ponerle un fin al Uribismo. Algunos en el acierto, otros engañados por discursos vacíos pero bien armados. Colombia se juega la posibilidad de lograr, por primera vez después de muchos años, un gobierno de izquierda. Lo que pueda pasar en los escasos días que restan de aquí al próximo domingo 19 de junio, definirá el complejo escenario, y en un país donde las elecciones no son obligatorias, la participación puede ser definitoria.

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