“…uno, dos, tres Vietnam…”(1)

0

Colectivo Historico «Las Chirusas»

 

De quererte cantar, sufro disnea

Bastante más allá de los pulmones

Tu sombra brilla hoy en la pelea mayor

De la conciencia y las razones”(2)

Podemos vernos tentados, tentadas, a pensar que todo es culpa de la casualidad. Como si la casualidad tuviera vida y eligiera, y no fuera -justamente- un producto de la vida y las elecciones.

“Señor Presidente, Señores Delegados: la representación de Cuba ante esta Asamblea se complace en cumplir, en primer término, el agradable deber de saludar la incorporación de tres nuevas naciones al importante número de las que aquí discuten problemas del mundo. Saludamos, pues, en la persona de su presidente y primeros ministros a los pueblos de Zambia, Malawi y Malta. Y hacemos votos porque estos países se incorporen desde el primer momento al grupo de naciones no alineadas que luchan contra el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo”(3)

Así arrancaba el “Che” su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1964, en Nueva York. A 3 años de que Cuba repeliera una invasión gringa en la ensenada conocida como “Bahía de Cochinos” y a 2 años de una crisis que casi transforma la Guerra Fría en una Guerra Nuclear, conocida como “Crisis de los misiles”, cuando Cuba acordó con la Unión Soviética la instalación de misiles nucleares de alcance medio.

Elegimos la casualidad de traer al hoy este discurso, para dimensionar el ridículo actual del imperio al negar la participación de Cuba en la Cumbre de las Américas. Una Cuba sin misiles nucleares y con un bloqueo que tiene más de 60 años, que en Uruguay ya podría jubilarse, por lo menos por ahora mientras no se aprueba la reforma de la seguridad social que propone el gobierno de Lacalle Pou. Y también elegimos la casualidad del contenido, una nación agredida, con urgencias, pero que elige primero saludar la incorporación de otras naciones a una de las reuniones más importantes dentro del concierto internacional, que no es más que destacar la importancia de una mayor participación en la discusión sobre los destinos del mundo.

“América te hablo de Ernesto” cantaba Silvio, y al hablar de Cuba, de la bondad de los pueblos, seguimos hablando de Ernesto.

Sus pueblos

Del yerbatal de Caraguatay, en la provincia de Misiones, a Buenos Aires, pasando por Rosario. El Che nace en el medio, en el medio del viaje. Sus padres transgredieron las normas sociales de su clase y tuvieron que irse lejos a cumplir con las formalidades, en el viaje de regreso el Che nace de apuro.

En otro viaje, un 29 de diciembre, partía el Fuser en su primer viaje por América Latina. “La Poderosa II” fue su vehículo, real y metafórico. Poderosa fue la realidad de los leprosarios, las minas de trabajo, los pueblos y sus límites, la acción de los Estados Unidos. Poderosa fue la transformación de clase.

A sus 26 años se encontraba en Guatemala cuando Castillo Armas al frente del Ejército de Liberación, junto a la CIA y los marines estadounidenses, tomaban el país y derrocaban a Arbenz, persiguiendo a quienes tuvieran vínculos con el régimen depuesto: “Según confesiones de David Atlee Phillips, entonces jefe de la CIA en Guatemala durante la caída de Arbenz, la agencia de espionaje norteamericana le abrió expediente a ese médico argentino de veinticinco años que había pedido asilo en la embajada de su país”(4)

“Ahora viene lo bravo, vieja”(5)

Sobre fines de noviembre del 56’ partían 81 hombres desde Tuxpan (Estado Jalisco, México) hacia playa de Las Coloradas (Provincia Granma, Cuba), en una desvencijada lancha torpedera llamada “Granma”.

Nuevamente el apuro, esta vez por partir, el viaje fue cantado. Sumado a las dificultades que llevaron a que la travesía durara dos días más de lo previsto, con vientos huracanados de por medio, y que en las costas cubanas no lo estarían esperando 100 hombres del Movimiento 26 de Julio y si las fuerzas de un alertado Fulgencio Batista: 35.000 hombres, centenares de tanques, 10 navíos de guerra, 15 guardacostas y 78 aviones de combate. El propio Che recordaría “más que un desembarco fue un naufragio”.

Un 5 de diciembre, del mismo año, el Che volvía a nacer. Por segunda, tercera o cuarta vez, cuando una emboscada lo llevó a la difícil decisión de tener que elegir entre cargar la mochila con los implementos sanitarios o unas cajas de balas desperdigadas ante el sorpresivo ataque. El Che elegiría las balas.

Y volvería a nacer cada vez que la acción lo llevara a decisiones que nunca fueron fáciles, ni al ocupar puestos de gobierno en un país en ruinas o al tener que dejar la revolución triunfante por ir a pelear revoluciones -hasta en otros continentes- a la larga perdidas.

Luchar es recordar

¡Qué importa si en verdad le preguntaron al Che: “Comandante ¿qué puedo hacer por la revolución? soy escritor” y él le respondió: “yo soy médico”!

¿Acaso no está claro que el rol de quien entrega su vida, de una o en años (según las condiciones de la lucha), entrega algo más preciado que su profesión o la idea que alguna vez se hizo de lo que significaba pelear por una causa? ¿Acaso no está claro de que entregar la vida también es (repito, según las condiciones de la lucha) entregar el tiempo del que disponemos para hacer algo, lo que sea, por cambiar la realidad dada?

Decía el “Che” que “El combatiente guerrillero debe arriesgar su vida cuantas veces sea necesario estar dispuesto a rendirla sin el menor asomo de duda en el momento preciso pero, al mismo tiempo debe ser precavido y no exponerse nunca innecesariamente.”(6) Porque las consecuencias “…no suelen ser tan grandes en cuanto a la magnitud del desastre físico que ocasiona, sino del desastre moral que reporta la pérdida de fe en las posibilidades de la lucha.” Hasta la propia muerte, o -mejor dicho- la vida, no debe ser analizada individualmente, sino en función de los destinos colectivos que encarna.

En cada aventura, colectiva, difícil, transformadora…ahí estarán nuestras compañeras y compañeros, ahí estará el Che, naciendo y renaciendo.

 

NOTAS

  • Discurso de Ernesto “Che” Guevara en la Conferencia Tricontinental de 1966, en La Habana
  • Fragmento de la canción “Hombre” de Silvio Rodriguez
  • Discurso de Ernesto “Che” Guevara en la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1964, en Nueva York
  • O’Donell, Pacho. La vida por un mundo mejor. Buenos Aires; Sudamericana; 2003; Pág. 110
  • Fragmento de la carta que el “Che” le escribió a su madre en 1956 antes de partir en el “granma” rumbo a Cuba, pero que llegará a destino según él mismo lo describe en la carta: “cuando las papas quemen de verdad y entonces sabrás que tu hijo, en un soleado país americano, se puteará a sí mismo por no haber estudiado algo de cirugía para ayudar a un herido y puteará al gobierno mexicano que no lo dejó perfeccionar su ya respetable puntería para voltear muñecos con más soltura.”
  • Guevara, Ernesto. La Guerra de Guerrillas. (Edición autorizada). Bogotá; Ocean Sur; 2006; Pág. 55

Comments are closed.