30 días decisivos: el plebiscito del 4 de septiembre en Chile

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Pablo Toro F. / Periodista

Este 4 de agosto será un mes exacto para el plebiscito que definirá en los próximos años a Chile, ya que el 4 de septiembre se votará si se aprueba o rechaza la nueva Constitución emanada de la Convención Constitucional, convención electa por voto popular, conformada de manera paritaria y escaños reservados para los pueblos originarios, en total 155 constituyentes, 154 al retirarse Rodrigo Rojas Vade, más conocido como el “Pelao” Vade, en los meses de la Revuelta Popular de 2019, que sacudió a toda la sociedad chilena.

A nivel general, el país se ha divido entre el apruebo y el rechazo, en el medio de eso, están los “apruebo, con reformas”, apruebo, para seguir luchando” y así varias consignas que buscan algún matiz con el proceso en general y con el resultado, la nueva Constitución, en particular. Mientras que, por el lado del rechazo, están los “rechazo, para reformar”, “rechazo, para salvar Chile”, entre otras consignas, que buscan más bien sumar votos para que no se apruebe la propuesta Constitucional, y así obtener una mejor posición a la hora de las negociaciones que tendrán que venir después del plebiscito, porque, además, siempre han buscado impedir que se cambie la Constitución de 1980, la Constitución nacida bajo la Dictadura Cívico-Militar y diseñada en general por uno de sus más fierros defensores, Jaime Guzman.

Algunos hitos

El 15 de noviembre de 2019, cuando todo el pueblo de Chile estaba en las calles, en la noche del día anterior se reunieron todos los partidos del Congreso Nacional, a excepción del Partido Comunista (PC), Convergencia Social (CS) y el Partido Humanista (PH), tanto los partidos de derecha -y en ese tiempo siendo de gobierno-, como los del Frente Amplio (FA) y el, entonces, diputado Gabriel Boric, horas tardaron en llegar al Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. Fue a través de las radios y la televisión que el pueblo movilizado se enteró del acuerdo y sus implicancias.

Ahí se fijó el proceso constitución a nivel institucional, el plebiscito de entrada (realizado finalmente el 25 de octubre de 2020), en donde se votaron dos cosas, la primera es si se quería o no un cambio constitucional, y bajo que mecanismo si una Convención Mixta, 50% electo por la ciudanía, el otro 50% elegido por el Congreso Nacional, o una Convención totalmente electa por el voto del pueblo.

Los resultados arrojaron que más de 7 millones y medio de personas (50,95% del padrón total), lo que superaba todas las votaciones anteriores, sobre todo desde que el voto es voluntario en el país. Mientras que el “Apruebo” se impuso con el 78,28% de los votos contra mientras la alternativa “Rechazo” alcanzó el 21,72% de las preferencias. Respecto al mecanismo que iba a diseñar la propuesta constitucional, los resultados también fueron claros: el 79% de los votantes optó por una Convención Constituyente, mientras que la Convención Mixta Constitucional alcanzó el 21%.

Después de esa clara demostración que los hombres y mujeres quieren un cambio constitucional, se procedió a elegir a la Convención Constitucional. La derecha puso todo su esfuerzo en ganar al menos 1/3, porque así podría acuerdos con los partidos que conformaron la Concertación, la que gobernó junto a la derecha durante 30 años, ya que uno de los puntos del Acuerdo por la Paz, era que todos los acuerdos debían ser de 2/3 ya sea en la Convención Constitucional o la Convención Mixta.

En la mega elección del 15 y 16 de mayo de 2021, en donde se votó para elegir los 155 convencionales iniciales –además de gobernadores regionales, alcaldes y concejales-, las listas de independientes, es decir que no pertenecían a los partidos legales, sino a movimientos políticos y sociales, sobre todo a organizaciones sociales, fueron los grandes ganadores, obteniendo 48 escaños, la lista “Apruebo Dignidad” (que reunió a las fuerzas del actual gobierno, FA y PC) 28 escaños y la “Lista del Apruebo” (ex Concertación), 25. Por su parte, la lista “Vamos por Chile” (derecha) se quedó con 37 escaños. Desde eso resultados en adelante, totalmente derrotada, la derecha iría re armándose hasta la situación actual.

La derecha: construyendo un escenario favorable para ganar

 Como decíamos desde que se supieron los resultados de la Convención y su composición, la derecha fue buscando la forma de reordenarse, intento levantar un candidato, pero tuvo que asumir a José Antonio Kats (una especie de Trump chileno o Bolsonaro chileno) al ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pero que luego sufrió una tremenda derrota en la segunda vuelta, en donde resultó electo Gabriel Boric y la coalición Apruebo Dignidad.

Cuando asumió el gobierno Gabriel Boric, el 11 de marzo de 2022, la derecha redobló sus esfuerzos y hasta ahora le ha dado resultado, su estrategia se basa en tener a su favor las encuestas y los medios de comunicación, los errores comunicacionales de la propia Convención y, ahora, del gobierno. A través de las primeras, ha ido sacando resultados en donde el rechazo a la nueva constitución gana con bastante diferencia, y a través de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, fortaleció una serie de fakenews, noticias falsas, del tipo que si ganaba la nueva constitución no podrías tener una casa propia, porque se la quedaría el gobierno, o que los migrantes solo por entrar a Chile, tendrían de forma inmediata todos los derechos políticos y sociales, cuando el país tiene una clara crisis migratoria, o que los pueblos indígenas pasarían a ser de primera categoría, porque se les entrega una serie de derechos y reconocimientos, que antes no tenían y nunca han tenido desde la formación de la república.

También ha potenciado comunicacionalmente los errores y malos entendidos de la Convención, y desde que asumió el gobierno, ha usado a este para seguir golpeando y favorecer su opción. El gobierno no ha podido separarse de la Convención, y, por tanto, cada problema que surge, la derecha lo ocupa para fortalecer la opción del rechazo, que además es la más financiada, hasta el 20 de julio, el rechazo tenía el 99% del financiamiento, frente al 1% para el apruebo, según la Plataforma Contexto.

El resultado es un escenario incierto, en donde desde que empezó a salir publicada la nueva constitución y las buenas jugadas del gobierno, bonos, la posibilidad de vender gas a través de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) y otras medidas que ha tomado, se ha ido disminuyendo la diferencia entre el rechazo y el apruebo (según encuestas).

De todos modos, ya empezaron a buscarse a un acuerdo incluso antes del plebiscito. Es que, si gana el rechazo o el apruebo, las posibilidades de estabilidad en el país, también están en juego. Si gana el apruebo el gobierno tendrá más posibilidades de mover piezas en el tablero de ajedrez del poder, pero de todos no la tendrá fácil, mientras que, si gana el rechazo, en general, se espera una ofensiva de la derecha, buscando golpear fuertemente la mesa y desestabilizar al gobierno mismo. Incertidumbre y esperanza, es lo que se respira para ambas opciones.

Estos 30 días serán decisivos, en un mes nos los jugaremos para continuar avanzando en las transformaciones, que se hicieron tan evidentes el 18 de octubre de 2019 y en los meses siguientes, cuando se sacudió el país. Esperemos que la iniciativa de miles de personas que han ido formando sus comandos, o los comandos de Apruebo Dignidad

El 4 de septiembre no solo conmemoremos la victoria de la Unidad Popular y del compañero presidente, Salvador Allende, esperamos también celebrar la victoria de las nuevas generaciones que construirá un Chile para las y los trabajadores y las mayorías populares.

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