Por Sergio Schvarz
El 17 de agosto del año 2021 se iniciaba un ciclo poético singular cuando aún la segunda ola de la pandemia estaba presente, aunque ya en declive, y todos podíamos contar los muertos diarios y en el fondo especulábamos sí aún teníamos que seguir manteniendo las recomendaciones de salud, si debíamos continuar más o menos recluidos o no, si volveríamos a la “normalidad”.
En ese contexto Lo de Molina aceptó el reto y construyó un espacio cultural a escasas cuadras de la Universidad. Está compuesta de: la librería Idea, que tiene los títulos nuevos sobre literatura tanto de narrativa y poesía pero que también puede conseguir los que tienen otra orientación, como políticos, sociales, etcétera; enfrente se ha incorporado recientemente un lugar para la venta de artesanías, que llama la atención por su colorido; en el salón principal, el bar restaurante El Renganche ofrece especialidades de la casa y ha ampliado el lugar, colocando más mesas; a su vez se han hecho algunas reformas en el fondo del local, donde habrá espacio más que suficiente para las próximas reuniones culturales y otras actividades.
En ese contexto, el martes 23 de agosto, en la sala pegada al restaurante, cuyas paredes siempre están adornadas con cuadros o dibujos de distintos artistas, se hizo una nueva presentación del Martes poético, que es coordinado por Melba Guariglia, María Laura Blanco, Claudia Magliano, Ismael Smith y Diego Cubelli.
María Laura Blanco tuvo unas breves palabras de bienvenida y nos llamó la atención acerca de la incorporación de mobiliario nuevo y de un equipo de amplificación, en un proceso de renovación constante que mantiene, sin embargo, ciertos parámetros. Durante este año, los Martes poéticos han sido paritarios, intentando acercar poetas del interior y de la capital, buscando también que haya jóvenes y no tan jóvenes, conocidos, no conocidos y reconocidos. Además, los poetas son retribuidos económicamente porque es una política del grupo coordinador, en el sentido de que los y las poetas tienen que recibir algo a cambio de su trabajo, como un reconocimiento al mismo.
En esta ocasión estuvieron Jorge Palma, Macarena Graña, Juan Antonio Correa y Teresa Korondi, quienes realizaron sus lecturas en dos rondas de alrededor de cuatro minutos cada uno.
La noche comenzó con el poeta, narrador y periodista Jorge Palma, nacido en 1961 en Montevideo, que tiene una vasta obra publicada: “La vía láctea (2006), “Diarios del cielo” (1996), “Lugar de las utopías” (2007), “Aldea poética” (1997), “Entre el viento y la sombra” (1989), “El olvido” (1990), y los cuentos Paraísos artificiales (1990), además de libros colectivos y antologías y que ha traducido a varios idiomas. Leyó unos poemas exquisitos, de mucha solvencia y prestancia, y en la segunda parte (que a juicio de quien escribe fue lo mejor) trajo a revolotear pájaros en danza con la muerte y en una búsqueda de la madre como si esta fuera el origen de la vida, el origen de la esperanza.
Luego fue el turno para Macarena Graña, de 20 años de edad, quien estudió actuación en la EMAD y escribe dramaturgia y también poesía, con “Noctámbulos”, de 2019. En la primera parte leyó unos poemas de Ibero Gutiérrez que concluyó en una de las frases simbólicas que refieren a toda una generación: “la justicia es la libertad”. Fue muy pertinente traerlo a colación de la amplia movilización de estudiantes y profesores en defensa de la educación pública. En la segunda parte Graña leyó poemas propios donde se habla de la soledad, el deseo y la sensibilidad, la ausencia y el vacío.
Posteriormente fue el turno de Juan Antonio Correa, nacido en Mercedes, en 1965, poeta, escultor y artista plástico, cuya poesía ha sido difundida por toda Hispanoamérica en diferentes antologías. Nos habló sobre una patria desconcertada y habitaciones vacías, recorridas por una nostalgia algo “oscura” que impregna su poesía.
Por último, fue el turno para Teresa Korondi, nacida en Montevideo en 1966, poeta, performer, gestora cultural, comunicadora. Ha publicado “Húmedas mujeres” (2010), “Inventario de mujeres sin registro” (2012), “Underword – La palabra interior” (2013), “La enunciación” (2016), “Impropios – 3 poetas ocupas” (2018), “Escandinavia” (2018), “Par” (2021). De “Corre, corre” (narrativa, 2021) la autora leyó unos poemas en prosa de mucha intensidad, y en la segunda parte su poesía arriesgó con la experimentación incluso “de género” (darle características femeninas a palabras que comúnmente las usamos de modo masculino).
Algo que recorrió a los y las poetas fue la necesidad de la utopía, incluso su reivindicación, porque es hacia allí a donde debemos ir, en la búsqueda de la pública felicidad. La poesía, en definitiva, no es más que uno de los reflejos de la realidad y se nutre de los pequeños y grandes sueños de la gente.
Terminada esta parte, se hizo un festejo posterior en torno a una mesa circular, donde surgieron relatos que aportaron otras visiones de nuestro pasado histórico reflejado en algunos apellidos de los presentes.
Sí, por supuesto Elder Silva estuvo presente. De alguna manera guía los pasos de los Martes poético en Lo de Molina, puesto que este centro une la poesía a la gestión cultural, para crear espacios donde se refleje la creación artística nacional.