Mano a mano con Valeria España: La patria-matria es la humanidad

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Entrevista Ricardo Pose

Con Valeria España, abogada especializada en políticas de Derechos Humanos y asesora jurídica de Fucvam conversamos sobre la situación de los migrantes en Uruguay.

Un informe reciente realizado por la UDELAR y presentado en el parlamento habla de la vulnerabilidad de derechos de los migrantes en el país y para Valeria España, Uruguay esta lejos de cumplir con los requisitos internacionales sobre políticas de migración, que fue una seña de identidad del Uruguay.

La novedad es que los migrantes ya no solo provienen de Europa, Argentina y Brasil, sino que también los hacen de países de América Latina (Cuba, Venezuela, República Dominicana y otros) dándole a Uruguay ese rasgo de la América Morena que por tanto tiempo le fue casi ajena.

Pablo Caggiani ex consejero de Primaria afirma que fue fundamentalmente en la enseñanza primaria donde los niño/as migrantes fueron acogidos, integrados a la sociedad uruguaya, poniendo sus derechos y sus necesidades por encima del papeleo burocrático.

En un país que ha descendido su tasa de natalidad abruptamente, la presencia migrante debe tener valoraciones estratégicas del Uruguay como proyecto de Nación.

Hablemos un poco en general de la situación de los migrantes latinoamericanos en Uruguay.

La pandemia transformó en el mundo todas las concepciones que se tenían en el mundo sobre el tema de la movilidad humana.

Se generó una gran situación de vulneración de derechos en el marco de un gran vacío y ceguera del fenómeno migratorio porque no había datos. Eso sucedió en la región en general y también en Uruguay.

Hasta el año 2009 las salidas y llegadas de migrantes eran parejas se nivelaba, pero en el 2011 la situación se revierte y empieza a haber mas llegadas de migrantes fundamentalmente de países de América Latina.

Todos los registros que tenemos sobre esas llegadas son administrativos, difíciles de comparar popr ejemplo entre los registros de Migración con los del MIDES o los de Cancillería.

En la pandemia la Encuesta Continua de Hogares quita la categoría de origen nacional y étnico racial por que lo impide tener menos datos.

Luego de la pandemia y con el nuevo gobierno se lanzó un plan de integración de migrantes y refugiados en Uruguay pero desconoce las cosas que ya existían previamente.

Yo sostengo que el tema migraciones se entiende como un tema internacional cuando es un fenómeno bien local, ya que la movilidad humana interpela a los Estados en su rol de proteger sus derechos fundamentales y la comunidad tiene un desafío enorme de poder generar un espacio de hibridación y de encuentro y no de expulsión y de xenofobia, alimentados por discursos de nacionalismo.

Uruguay esta lejos de ser un país de puertas abiertas.

¿Que elementos habría que tomar en cuenta sobre la migración?

Primero regularizar la situación migratoria de los ciudadanos extra Mercosur facilitando sus trámites en cancillería y el otorgamiento de visas.

Creo que hay una política racializada de quién puede entrar al país y quién no y la politicia migratoria tiene que ser garantista de derechos, no solo lo administrativo, sino su acceso a la salud, a la vivienda a la educación, al sistema Nacional de Ciudados, a la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario y su identidad sexual.

Si se hiciera un test, Uruguay no lo pasa, se parte de la base que el migrante viene a trabajar y luego se va a ir que en los hechos pasa, pero hay que preguntarse porque la persona no encuentra en el país un lugar para quedarse a vivir y hacer su trayectoria de vida, en una proyección productiva y reproductiva y empieza a formar parte de la comunidad.

Pasar a ser ciudadanos legales.

Si pero hay un grupo de ciudadanos legales que están planteando que ademas deberían poder acceder a los mismos derechos que los ciudadanos naturales. Aún siendo legales la frontera que nos separan en la comunidad siguen vivas.

Existieron y existen muchos casos de migrantes que ingresan por la frontera formando parte de un negocio de grupos inescrupulosos.

Es consecuencia de la falta de políticas migratorias claras, donde a ciudadanos que se le exige la visa se le genera un muro administrativo y aunque sea físicos, la gente los va a pasar.

El estado debe generar una migración segura y regularizada y a pesar del control militar la frontera uruguaya es muy porosa y Uruguay es un país de tránsito de trata de personas.

Muchos ciudadanos solicitaban refugio al no conseguir la visa, pero quedaban en situaciones de mayor vulnerabilidad, recorriendo el país como un fantasma al negarsele la calidad de refugiado. La comisión honoraria recibe muchísimas peticiones de refugio pero tiene una mínima capacidad de otorgarlos. (1% de las solicitudes).

La falta de protección de sus derechos y su reconocimiento ha favorecido la explotación laboral y sexual de migrantes.

El trabajo “Inmigración y desigualdad en el trabajo de mercado uruguayo, resultados y recomendaciones políticas”, realizado por docentes de la UDELAR y presentado en el parlamento, sistematiza datos que ensombrecen “la alegría caribeña”.

El informe señala entre otros aspectos que “la población extranjera llegada en los últimos cinco años superaba las 30 mil personas en 2019. Si bien esta estimación excluye a quienes residen en viviendas colectivas tales como pensiones, hospedajes, residencias y refugios, el número de migrantes recientes en 2019 duplica el registrado en 2012”.

Se trata de población con un alto nivel educativo, superior al de la migración más antigua y al de la población uruguaya. De hecho, uno de los grandes desafíos en la incorporación al mercado de trabajo de esta población tiene que ver con la gran incidencia de la sobre educación entre los ocupados”.

Un primer síntoma evidenciado por el trabajo tiene que ver con “las consecuencias de la discriminación en el mercado de trabajo. Estas diferencias se expresan en menores oportunidades de entrar en actividad y de estar ocupados, y también en un mayor riesgo de estar empleados en ocupaciones para las que están sobre educados y de percibir peores remuneraciones que sus pares nativos a iguales características socio-demográficas, sector de ocupación, horas de trabajo, y años en la ocupación (antigüedad)”.

Esta diferenciación es evidente en los ingresos recibidos; el informe expresa que “la brecha en los ingresos de nativos y migrantes es muy pronunciada en los quintiles más bajos de la distribución de ingreso, se reduce conforme se aproxima a los niveles medios, y se revierte en favor de los migrantes en los niveles más altos de ingreso”.

En términos constantes y sonantes, en iguales condiciones, los trabajadores extranjeros recién llegados a Uruguay ganan en promedio 15% menos que sus pares uruguayos, lo cual esconde otras desigualdades.

Por ejemplo, los migrantes recientes de ingresos bajos cobran 27% menos que los uruguayos; los de ingresos medios, 10% menos. La tendencia, no obstante, se revierte en el escalón de ingresos altos: los migrantes recientes perciben una remuneración 14% superior a la de los uruguayos.

El salario no es la única forma de discriminación y según el informe “las mujeres migrantes con hasta cinco años de residencia en Uruguay perciben un ingreso menor al de los varones en todos los niveles de la distribución del ingreso.

Los migrantes con ascendencia afro, ocupados en los puestos de trabajo peor remunerados, perciben un ingreso significativamente menor al de los migrantes blancos empleados en puestos semejantes.

En cambio, entre los migrantes con más tiempo en el país no se aprecia una penalización mayor asociada a su ascendencia étnico racial. El espacio laboral es el principal ámbito de discriminación para los migrantes venezolanos (63%), dominicanos (55%) y peruanos (68%) En cambio, los migrantes de origen cubano perciben la discriminación en el ámbito laboral y en el espacio público en igual medida: 38,6% y 38,7% respectivamente. Interesa resaltar que la percepción de la discriminación es mayor entre quienes tienen menor nivel educativo”.

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