Por EconomiaPolitica.uy
Claudio Fernandez
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística publicó el último dato que muestra la evolución de los precios medida a través del índice de precios al consumo (IPC). En el mes de agosto un nuevo valor del IPC de 9,5% acumulado en los últimos doce meses corrobora el aumento sostenido que se viene desarrollando desde junio del 2021 (por más que haya habido meses con caídas ínfimas), presentando prácticamente idéntico resultado que en el mes anterior.
Ese aumento sostenido de los precios se está dando en algunos rubros más que en otros. Entre ellos se destaca que el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas son los que están aumentando a un ritmo superior al resto de los componentes de la canasta de consumo. En los últimos doce meses ese rubro presentó un aumento del 11,4%. Entre enero y agosto acumuló un incremento del 9,5%.
En los últimos doce meses se destaca dentro de Alimentos y bebidas no alcohólicas, el aumento del precio la harina de trigo en un 25,6%, de la carne fresca de vacuno en un 12,2%, las legumbres y hortalizas frescas en un 26,6% (resaltando el aumento del 152,5% en el precio de la cebolla, un 73,2% en el zapallo, el boniato 58,3% y 43,6% el zapallito), aceites y grasas en un 12,7%. Las frutas frescas que tuvieron un descenso de precio en los primeros meses del año, volvieron a retomar el aumento, teniendo en los últimos doce meses una suba del 5,3%. Las que no subieron en ese período, fueron la naranja -11,7% y la manzana -8,6%.
Otro rubro del IPC que claramente se destaca por sobre el resto es el aumento del gas por red en un 38,6% en los últimos doce meses y el supergas en un 12,8%. En relación a los combustibles, el gasoil aumentó 28,2% en los últimos 12 meses y la nafta un 14,2%; resultado de la aplicación del mecanismo de ajuste establecido en la LUC.
En el gráfico se puede observar cómo las legumbres y hortalizas, la carne, la nafta y el gasoil fueron acumulando aumentos superiores al promedio de precios calculado por el IPC en los últimos 12 meses. Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron aumentos muy similares al nivel general de precios, desacoplándose del mismo desde el inicio de este año.
Con salarios y jubilaciones aumentando por debajo de la inflación, es decir, perdiendo poder de compra, la suba de precios persistente no halla sus fundamentos en un aumento de la demanda que los presione al alza. Lo que sí afecta costos de producción es el aumento de tarifas y combustibles muy por encima de la inflación.
Otra de las razones de los aumentos de precios es la inflación importada, donde empresas que producen tanto para el mercado interno como para exportar, tienen en esos precios la referencia para fijar los suyos en el mercado interno. A su vez, dentro de las distintas cadenas de valor, existen sectores con poder de fijación de precios que pueden apropiarse de márgenes de ganancias extraordinarias en esta coyuntura de aumento de precios sostenida.
Si las causas del aceleramiento de la inflación no se visualizan en un aumento de la demanda, no se explica que la medida que sucesivamente está aplicando el gobierno para intentar controlar la situación es el aumento de la tasa de interés de referencia por parte del Banco Central. Ese tipo de medidas lo que tiende a generar es sustituir consumo por ahorro, disminuyendo la demanda a partir del encarecimiento del crédito.
Desde el gobierno no se ha avanzado en propuestas que presenten realmente descuentos impositivos en conjuntos de bienes seleccionados en función del consumo de la población, al menos de la población que se encuentra más vulnerada frente a este tipo de fenómenos económicos. Todo lo contrario, una de las medidas tomadas fue eliminar la exoneración por compras con medios electronicos de 2 puntos de IVA. La respuesta sigue siendo inadecuada en el caso de la política monetaria, además son tardías e insuficientes las reducciones impositivas que se aprobaron en el segundo trimestre del año, pues no incorporan mecanismos de traslado a precios medianamente eficaces.