Por Griselda Leal Rovira
Hace muchos años que la Argentina está en la mira de los poderosos del planeta, de los dueños, o de los que pretenden adueñarse de las riquezas que pertenecen a los pueblos, los que imprimen billetes sin respaldo con los que compran bienes a precios de ganga.
Para ser honestos debemos decir que han sido muy hábiles, no sólo nos han explotado, sino además lo han hecho a trvés de los medios de comunicación, convenciéndonos de que tenían el derecho divino o que nos estaban protegiendo por sentirse superiores.
Pero todo tiene su ciclo.
Los imperios tienen su nacimiento, su apogeo y su declive, pero tal vez el peor momento es el de la decadencia, el querer aferrarse al poder los hace muy peligrosos.
La argentina aún tiene muchas riquezas por explotar, la Patagonia ha sido codiciada y poco a poco está siendo invadida por multimillonarios que adquieren tierras con fines dudosos, la Antártida está cerca y esconde secretos por descubrir, pero ahora se agrega el litio, tan necesario para las nuevas tecnologías.
Los grupos neoliberales o de ultra derecha en Argentina tienen gran poder y manejan la gran mayoría de los medios de comunicación, contaron con el gobierno de Mauricio Macri como fiel aliado que ha dejado al país con una deuda prácticamente impagable por cien años en lo económico, y en lo social una brecha alimentada con el odio hacia todo lo que sea la izquierda o los movimientos populares.
A este panorama ya los hemos visto en otros países de nuestro continente, alimentados por el imperio que no deja de manipularnos y que utiliza como última estrategia a la (in) JUSTICIA, así pasó con Lula, con Correa, con Zelaya, con Evo y muchos más, Cristina Kirtchner es un eslabón más de la cadena.
La idea es descabezar los líderes para que no vuelvan a lograr el gobierno.
Pero no hay duda de que los cambios en la geo política se están dando en forma acelerada, el mundo unipolar ya no existe, nos encaminamos a uno bipolar, pero lo ideal sería que se trate de varios polos y uno de ellos debería ser América Latina.
Casualmente estos cambios se dan con la muerte de la Reina Isabel de Inglaterra, tras su largo reinado de 70 años y no es un detalle menor, siendo la conexión que tuvo desde su nacimiento los Estados Unidos y la siguió teniendo hasta el presente.
Para nuestra mentalidad democrática del siglo XXI, nos parece inverosímil que en el mundo existan reinados que se aboguen la potestad de conducir y explotar a sus pueblos por la sola condición de haber nacido en determinada familia, que supuestamente ha sido mandatada por los dioses para gobernar.
¡Un cuento de fantasía que a esta altura nadie debería aceptar, pero sin embargo se formaron colas de hasta siete kilómetros para poder ver y reverenciar el féretro de la difunta Reina, insólito!
¿Qué pasará ahora? De momento ha asumido su hijo de 73 años que es bastante rechazado por sus súbditos, pero que aparentemente aceptarían de buena gana su hijo Guillermo, hijo de la princesa Diana muerta en un sospechoso accidente automovilístico.
Pero el poder de la corona no se circunscribe solamente a el Reino Unido que abarca Irlanda del Norte, Gales, Inglaterra y Escocia, también en mayor o menor medida, incide en otras regiones (algunas independientes) como Canadá, Australia, Nueva Zelandia, San Vicente y Las Granadinas, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón… son 54 en total, pero no olvidemos las Malvinas, tristemente recordadas por el intento de invasión por parte de Argentina que costó la vida de decenas de jóvenes, y un capítulo aparte son las Islas Caimán famosas por la corrupción existente con el tema de lavado de activos del que sin duda también se beneficia la Corona Británica.
Ya se sienten rumores de rebelión.
Muchos están movilizándose para aprovechar el momento oportuno del cambio del reinado para liberarse, aún en el caso de que se trate de un mandato simbólico.
Sin duda debemos esperar cambios muy importantes en el tablero mundial y han de ser a corto plazo.