Por Griselda Leal Rovira
Si bien la tercera guerra mundial de alguna manera se ha estado llevando a cabo desde que comenzó la pandemia, hasta ahora se trataba de una guerra socio-económica que afectaba a casi todo el planeta con características un tanto confusas.
A partir de la guerra de Ucrania el clima se empezó a calentar, desde el momento en que entraron a tallar los enfrentamientos bélicos.
El punto de partida comenzó mucho antes y fue precedido con una preparación de inteligencia por parte de las grandes potencias al ver que el sistema capitalista podía cerrar su círculo y el mundo unipolar encabezado por los Estados Unidos y respaldado por los grandes grupos de poder económico se estaba desmoronando, a la vez que veían la amenaza de China y Rusia como elementos desestabilizadores.
Tanto China como Rusia no ignoraban la jugada y desde hace varios años se empezaron a preparar, armando una logística bélica de alta tecnología que hoy por hoy supera al armamento de su rival, cosa que no ignoran los propios altos mandos militares del país del norte.
Al principio del conflicto Estados Unidos intentó poner a China de su parte, pero Xi Jingping tuvo muy claro que la intención era empezar por Rusia y luego seguir por su país, por lo que al comienzo adoptó una postura aparentemente imparcial para luego ir acercándose más a su posible aliado.
La estrategia fue utilizar a Ucrania como punta de lanza para provocar a Rusia. Antes de entrar en acción, primero colocaron, tras golpe de estado, al títere de Zelenski, «judío», que utilizó a grupos militares abiertamente «nazis» como apoyo de su propio ejército para atacar a las poblaciones de Donbás.
Esta región es ruso parlante y simpatizante del país vecino, a la que masacraron en 2014, asesinando unas 14.000 personas incluido niños, de lo que no se habló en Occidente.
Ya los Estados Unidos habían colocado bases militares en los alrededores de las fronteras rusas, pero no contentos con eso, siguieron provocando al ofrecer el ingreso de Ucrania a la OTAN, organización militar comandada por los Estados Unidos y que nuclea a casi todos los países de Europa, creada al final de la tercera guerra mundial con la finalidad de frenar un intento de invasión por parte de la Unión Soviética de la época, una vez disuelta la misma debió haberse disuelto también la OTAN, cosa que no sucedió.
Al incorporar a Ucrania, cerraban el círculo cercando a Rusia por todas sus fronteras.
El presidente Putin declaró la guerra, siendo condenado por todos los medios de Occidente y luego de tomar Donbás organizó un referéndum para que la población decidiera si deseaba seguir siendo parte de Ucrania o pertenecer a Rusia, ganado esta última opción por más del 90 por ciento.
Esto significa que si Ucrania ataca a Donbás estaría atacando a Rusia y la situación se complicaría ya que las tropas de ese país podrían defenderse de otra manera.
Al día de hoy, primero de octubre el panorama es desolador, está ocurriendo algo que no nos hubiéramos imaginado poco tiempo atrás, de ambos bandos se oyen voces amenazando con accionar bombas nucleares que pueden tener consecuencias impredecibles para la propia supervivencia de la especie humana o parte de ella.
El mundo, y particularmente Occidente parece estar siendo comandado por seres irracionales que solamente piensan en sus propios intereses egoístas con una miope visión de las consecuencias que pueden acarrear sus actos.
Europa, otrora la cuna de la cultura, por seguir el mandato del imperialismo yankee se ha dado de nariz con la realidad, al no haber previsto las consecuencias que las medidas que tomó habrían de ir en contra de sus propios intereses, se acerca el invierno y la situación parece emporar sin el suficiente gas para calentar los hogares y para hacer funcionar las empresas.
Hoy por hoy los pueblos están abriendo los ojos ante el desastre que se avecina y están empezando a revelarse.
Rusia debió cerrar el gas y el petróleo por causa de las sanciones impuestas, cumpliendo de paso con el deseo de Estados Unidos quien quiere venderle esos suministros a un precio considerablemente superior, a la vez que ha manifestado la intención de prácticamente «destruir» a través de las armas a su «enemigo».
La perspectiva no es buena, dado de que el fin de la guerra no se perfila, pese a que ya los muertos, heridos y exiliados se cuentan por cientos de miles de los que poco se habla.
La novedad es el atentado que acaba de ocurrir.
Las vías de abastecimiento de gas desde Rusia a Europa, Nord Stream uno y dos fueron cerradas cuando comenzó el conflicto, pero estaban en perfectas condiciones para volver a entrar en funcionamiento en el momento que las relaciones fueran reanudadas, paro acaban de realizarse tres atentados que destruyeron partes importantes de los gasoductos lo que agrava más la situación.
Los atentados se llevaron a cabo en el mar Báltico y las explosiones fueron oídas desde los alrededores, para lo que se requirió posiblemente de submarinos de gran poder.
Si bien no hay pruebas tangibles de quien ha sido el autor, está claro que el beneficiado sería Estados Unidos. Además de abundantes pruebas, están las propias manifestaciones de responsables de la Casa Blanca, incluido el propio presidente Biden, quienes desde hace varios años no ocultan la intención de destruír los gasoductos.
Cada vez las reacciones de la potencia del norte son mas burdas y carentes de estrategia, incluidas las guerra en Medio Oriente que luego de haber provocado muerte y destrucción no lograron su propósito.
La desesperación los lleva a cometer estupideces. Intentan culpar a Rusia del atentado, pero está claro que ese país de ninguna manera se puede sentir beneficiado con el destrozo por varias razones, entre ellas por el enorme costo que puede significar la reparación de los mismos.
Se hizo viral el comentaario del periodista Tucker Carlson de la cadena norteamericana Fox News quien señaló: ¿que podría pasar si hubiera un atentado y cortaran los cables de internet y los bancos de Inglaterra no se pudieran comunicar con los bancos de Nueva York?, ¡el colapso económico sería de consecuencias catastróficas…!
Y peor aún si se desatara una guerra nuclear en el intento de frenar algo que es imposible de detener:
EL FIN DE LA HEGEMONÍA UNIPOLAR DEL PODER MUNDIAL ENCABEZADO POR LOS ESTADOS UNIDOS.