El Bicho Bonomi: Un compañero que siempre nos recordará el valor de la lucha

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Por Charles Carrera

El pasado 14 de octubre el Bicho Bonomi hubiera cumplido 74 años de edad y más de 50 años de lucha. Entre los compañeros que éramos más cercanos a él, siempre decimos que su ausencia nos dejó un profundo vacío. Porque el Bicho ante todo era un referente, un compañero entrañable que siempre tenía la capacidad de elevar la mirada ante las coyunturas y pensar el futuro. Su impronta para analizar la realidad, lo distinguían como uno de los compañeros fundamentales a la hora de tomar la pluma o plantear una discusión.

Gracias a sus escritos y a sus dichos, hoy contamos con un acervo de documentos fundamentales que dan testimonio de como ha ido evolucionando el pensamiento de parte de la izquierda de nuestro país. Quizás, sería una buena idea juntar los cientos de artículos que escribió y estaríamos conformando un lindo acervo que podría enseñarnos donde estamos y hacia donde vamos. Todo eso y mucho más le debemos al Bicho.

Su historia de vida es increíble desde los tiempos de la lucha armada, la dictadura, hasta la gestión durante los quince años de gobiernos del Frente Amplio. Siempre anteponiendo el interés colectivo y el proyecto de país. Tras su liberación en el año 1985, el Bicho fue importantísimo para la reconstrucción del MLN-T. En el año 1989 participó en la fundación del Movimiento de Participación Popular (MPP), generando una alianza con otros sectores de la izquierda que tenían visiones comunes.

Durante el primer gobierno del Frente Amplio se desempeñó como Ministro de Trabajo y Seguridad Social acompañado en la Subsecretaría por el Dr. Jorge Bruni. Allí, tuvo que encargarse de refundar los Consejos de Salarios que habían desaparecido a partir del gobierno de Lacalle Herrera, cuando dejaron de convocarse tras la oleada neoliberal de fines de los ochenta y los noventa. Esa tarea puso la semilla que permitió los mayores aumentos salariales de la historia reciente, demostrando que era posible el crecimiento económico con un reparto justo.

Para todo esto, fue fundamental su fuerte capacidad de liderar equipos, de trasmitir compromiso y generar un buen ambiente de trabajo. El reconocimiento de su gestión en el Ministerio de Trabajo ha tenido un fuerte reconocimiento, rumbeando una política que terminó siendo, sin dudas, uno de los mascarones de proa del primer gobierno de Tabaré Vázquez. Esa capacidad lo llevó en el año 2010 a asumir el Ministerio del Interior durante el gobierno de Pepe Mujica.

Como Ministro del Interior tuvo la maratónica y difícil tarea de liderar la reforma policial más importante de las últimas décadas. Tuvo que tomar una fuerza policial que estaba sumergida salarialmente, con uniformes viejos, armamento obsoleto y que debía hacer cientos de horas de 222 para poder sobrevivir. Una policía atrasada desde todo punto de vista: partiendo de los aspectos tecnológicos hasta los aspectos formativos.  Esa reforma existió, es real y nadie puede negar la mejora en la gestión de los recursos humanos y materiales en el Ministerio del Interior.

Allí supo rodearse de los mejores cuadros de la policía. Acompañado de profesionales destacados liderados por Julio Guarteche y Mario Layera, puso el foco en la mejora de las prácticas, cambiando radicalmente la forma de trabajo. Más allá de los resultados en materia de delitos, la reforma policial impulsada por el Bicho llegó para quedarse y hoy se notan las graves consecuencias de haber adoptado otros rumbos.

Luego de haber estado 10 años como Ministro del Interior, manteniendo el ímpetu que siempre lo caracterizó, volvió a la tarea militante desde la oposición. Allí trabajó esforzadamente desde el Parlamento como Senador, pero sin olvidar el territorio y la militancia de base que continuó de manera incansable. El 20 de febrero pasado tuvimos la desgracia de despedirlo, sabiendo que tenía todavía muchísimo para dar.

Hace unos meses, luego de su fallecimiento, una compañera definió al Bicho como un “todoterreno” y me preguntaba como hacía el Bicho para poder encarar las tareas con ese entusiasmo y capacidad para trabajar que eran envidiables. ¿Como hacía para soportar duras adversidades, para reponerse y seguir adelante con los proyectos planificados? ¿De dónde sacaba tanta fuerza el Bicho? No lo se, pero si algo hemos aprendido de él es la capacidad de resistir coyunturas que a veces no son fáciles y seguir luchando y luchando a pesar de todo.

El pasado 14 de octubre hubiera cumplido 74 años y su ausencia este año nos dejó un vacío muy difícil de llenar. Nos queda el aprendizaje de lucha y su ejemplo de voluntad y de fuerza, que debería ser ejemplo para todos. ¡Hasta siempre Bicho!

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