Argentina entre supuesto y presupuestos

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Por Victor Andrés Correa

Los problemas acuciantes y urgentes a resolver en Argentina son la elevada inflación, la desigual distribución del ingreso, y el bajo nivel de reservas con los que aún cuenta el Banco Central (BCRA)

El clima social y político reinante está entreverado, lleno de contradicciones, con muchas dudas y escasas certezas.

No asoma aún un liderazgo concreto que logre unificar las distintas corrientes del peronismo y sus aliados, en términos de conducción política no hay conductor estratégico.

Es sabido que mal de muchos consuelo de tontos, pero la oposición que abarca la derecha del arco ideológico, también carece de jefatura política y empresarial. No emerge un liderazgo contundente, ni en Juntos por el Cambio, tampoco entre las asociaciones empresariales.

Mientras algún legislador porteño presenta un proyecto de ley para demoler el edificio del ministerio de Desarrollo Social y Ministerio de Salud ubicado en la Avenida 9 de Julio (el de los murales de Evita ubicados en las fachadas norte y sur) por los manifestaciones en las puertas del mismo, en Argentina la conflictividad social es la menor desde el 2006 a la fecha.

Las nuevas ministras que salieron de la lapicera presidencial de Alberto Fernández, como Victoria Tolosa Paz en Desarrollo Social, Ayelén Mazzina en el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y Kelly Olmos frente al Ministerio de Trabajo dependen y mucho en su gestión de lo que resulte de los acuerdos que logre el ministro de economía, Sergio Massa.

Desde que asumió Massa se frenó la corrida cambiaria de los dólares paralelos  aunque aún es muy alta la brecha cambiaria con respecto al dólar oficial hecho que favorece a los especuladores.

Hay quienes advierten sobre una nueva corrida en noviembre, posiblemente antes de que comience el Mundial de fútbol, Massa se prepara para resistirla, entre otras cosas con un plan de estabilización que incluya un acuerdo de precios y salarios por 120 días.

El gobierno muestra debilidad a la hora de comunicar, sus explicaciones y argumentaciones no logran calar en la sociedad ante la necesidad de establecer prioridades y criterios socialmente racionales para administrar las divisas.

Si la comunicación oficial fuera elocuente contaría con apoyo social para imponer restricciones al gasto superfluo o suntuario de divisas e incluso mayores controles y castigos más severos a la acción delincuencial de quienes fugan divisas a través del comercio exterior robándole al Estado.

La irresponsable y delictiva acción gubernamental del gobierno que presidió Mauricio Macri, generó un endeudamiento gigante con los grandes fondos de inversión y el Fondo Monetario Internacional, por tal motivo Argentina se encuentra en una situación financiera especialmente endeble. BlackRock, el fondo norteamericano es uno de los mayores acreedores privados de Argentina y colocó influyentes funcionarios en la actual gestión del presidente, Joe Biden, en EEUU que presionan junto al resto de los financistas globales con un alto riesgo país para reclamar un ajuste salvaje.

Presupuesto

El Presupuesto Nacional 2023 refleja un escenario declinante que se espera para la economía mundial el año próximo. La previsión de crecimiento para Argentina del 2% es muy baja, dados los problemas sociales acuciantes que sufre buena parte del pueblo argentino, sin embargo, Argentina tiene un potencial de expansión productiva enorme en casi todas las áreas.

Las características del presupuesto en el parlamento incluye la expectativa de un 60% de inflación anual y un déficit fiscal del 1,9%. A priori no son metas imposibles de lograr. Pero es imprescindible tener en cuenta el comportamiento autónomo de los jugadores con peso en éste escenario y confiar en que si desde el Estado se dan pautas claras, precisas y adecuadas, el sector privado se comportaría racionalmente, y dejaría de realizar algunas prácticas codiciosas incorporadas en su accionar desde hace décadas.

El Presupuesto presenta en la teoría una expresión de deseo poco exigente en función de acercarse a un realismo que es incierto.

Hay quienes entienden que bajar la inflación al 60% con solicitudes formales, ruegos, recortes presupuestarios y restricciones a la emisión monetaria, dañaría la actividad económica, reforzando los problemas sociales graves que ya padece Argentina

En las últimas décadas, el sentido común transmitido desde los medios de comunicación impuso la idea que lo normal es que la rentabilidad empresarial no tiene límites, que los salarios bajos dependen de una negociación individual, que los convenios colectivos son un estorbo a la creación de empleo y que parte del pueblo permanezca con hambre es por su escaso esfuerzo individual para procurarse una vida mejor. Todo bajo un Estado observador, en el mejor de los casos impotente, que deja que los desequilibrios se acumulen.

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