Por Gabriela Cultelli
“Octubre terrible del sesenta y dos,
llegaste derecho a parar el reloj
y no reparaste en que, en esta región,
tutear a la muerte era ya tradición.
Y octubre se marchó por donde mismo entró.
Fueron los tiempos duros para el amor.
Fueron tiempos de estrellas y soledad…”
Silvio Rodríguez “Oh, bienvenido seas, octubre”
Desde 1957 los misiles estadounidenses, OTAN mediante, se habían emplazado en Turquía, país no solo fronterizo con Bulgaria (otrora perteneciente al campo socialista), sino con Georgia y Azerbaiyan que integraban la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). A partir de allí se suceden una serie de hechos dramáticos que referiremos en este artículo. Eran tiempos de la Guerra Fría. Estuvimos al borde de una guerra nuclear… lo curioso es haber sobrevivido.
Hoy vuelve EEUU a emplazar misiles en las fronteras de Rusia, inmerso en una brutal crisis que hace tambalear su posicionamiento como imperio único, en esta oportunidad utilizando a Ucrania y arrastrando otra vez a la OTAN tras de sí como cordero aletargado. Se trata de Rusia, no de la Unión Soviética, ni mucho menos del campo socialista hoy inexistente, notándose también tremendamente la falta de Fidel, que como dijera el Che en aquella carta de despedida: “He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días”. El peligro después de 60 años regresa, pero en peores condiciones.
Mucha más historia tiene octubre, aquella revolución de 1917, la caída del Che en 1967 y a consecuencia los sucesos de Pando en nuestro país 2 años más tarde. Pero octubre quedó marcado a fuego por aquella crisis que tuvo como escenario la heroica Cuba en nuestra Patria Grande.
Octubre terrible del sesenta y dos
Sonaba en aquellos días una guaracha: “Cuba si, Yaquis no…Malanga si, si señor”. Pero a pesar del tiempo pasado, lo vivido en aquel octubre de 1962 aún se escucha en las voces de mujeres y hombres.
Cuando visitábamos con Sarah las trincheras que muestra el Hotel Nacional de La Habana, sus recuerdos se multiplicaban en aquella movilización de largas guardias milicianas y barcos yanquis que a lo lejos se dejaban ver. “¿Qué pensarían los yanquis al vernos bailar en las trincheras a pesar del peligro inminente?” se preguntaba. En la casa de otra amiga, su mamá contaba que ella estaba embarazada en aquel momento, vivían en la Isla de la Juventud junto al mar. Su esposo, combatiente también de la clandestinidad en Camagüey y de la Sierra Maestra, estaba “movilizado” con la milicia, pero vino un día, le entregó un arma y señalándole unas sábanas colgadas al sol hacia el lado del mar, le dijo que si veía a alguien venir por ahí disparara. Zita, la que escuchando a Fidel se dio cuenta de que “esto es lo mío”, tenía a su hijita de 4 meses, y quien sabe en qué parte del país se encontraba su esposo, presto a combatir. Beatriz tenía ya su hija mayor y estaba embarazada de la segunda, aunque sola, tampoco tuvo miedo. En realidad, ninguna mencionó la palabra “miedo”. Así corrían los días de octubre de 1962 que Fidel recordaba: “Los que vivimos de cerca aquellos días, y una parte de ustedes los vivieron, podemos recordar qué difícil prueba fue aquella y con qué valentía la afrontó nuestro pueblo, puesto que no recuerdo haber visto a nadie con miedo; es algo verdaderamente increíble no haber visto a un solo ciudadano con miedo, no haber escuchado a una sola ciudadana expresar temor, y estaba el pueblo, cientos de miles de gente movilizada”.
La situación fue acuciante en aquel año. Acá en Punta del Este, y a pesar que dicen que Uruguay tiene una “gran tradición” de no intervención en asuntos de otros países, había culminado el 31 de enero la reunión de la OEA con la expulsión de Cuba con el único voto en contra de México. Días más tarde, el 7 de febrero el presidente Kennedy (Demócrata) de EEUU declaraba el comienzo del bloqueo económico (que aún perdura y agravado a su máxima expresión) contra el pueblo de Cuba. Los atentados se sucedían y con ellos la muerte tocaba las puertas de la familia cubana. El plan desatado por los EEUU se llamaba “Operación Mangosta” y culminaría en ese octubre con una nueva invasión a la Isla, en esta oportunidad no con mercenarios como ya lo habían hecho en abril del año anterior, si no con el propio ejército norteamericano.
La invasión era inminente y los soviéticos hablaron con el gobierno de la Isla para emplazar misiles. A fines de mayo una delegación soviética llegaba a Cuba con una propuesta oficial de emplazar cohetes de alcance medio e intermedio, propuesta que fue analizada y aceptada. La operación se desarrolló entre julio y octubre, fueron 43 mil hombres y 117 misiles (60 R-12; 36 cohetes Lunas; 21 cohetes R-13 en submarinos). Obviamente que el secreto esperado por los soviéticos, no duró mucho, y el bloqueo militar a la Isla se realizó entre los días 22 y 29 a la orden de Kennedy en aquel aciago octubre. La aviación yanqui, estaba preparada con armamento nuclear el mismo 22 de octubre con sus aviones B-57 en 33 aeropuertos de EEUU y los B-52 ya estaban en guardia en el aire. A la par Kennedy decretaba el estado de máxima alerta en sus tropas y las de la OTAN ubicadas en Europa y el lejano Oriente, sumándose la ocupación de posiciones con sus submarinos de cohetes “Polaris” para intimidar a la URSS y a los demás países socialistas. Fidel ponía a las fuerzas armadas en alerta de combate. El pueblo entero se puso en pie de lucha. La orden estaba dada, disparar contra todo lo que invadiera el espacio aéreo, marítimo y/o territorial cubano. El 27 de octubre se derriba un avión U-2 norteamericano dentro del espacio aéreo cubano, fue ese, tal vez, el momento más tenso de aquel octubre.
Así relataba los sucesos el propio Fidel: “El secreto sobre el acuerdo militar y el engaño fueron dos realidades y dos realidades que hicieron daño. Cuando al fin se descubren el día 14 los emplazamientos, EEUU dispone de una ventaja enorme, porque tenía el secreto en las manos, podía tomar la iniciativa, … Nosotros desde el primer instante percibimos una operación estratégica. Voy a decir la verdad como pensamos. A nosotros no nos gustaban los cohetes. Si de nuestra defensa se hubiese tratado no hubiéramos aceptado los proyectiles. Pero no vaya a pensarse que era por temor a los peligros que pudieran sobrevenir de los proyectiles aquí, si no por la forma en que eso dañaría la imagen de Cuba, de la Revolución y nosotros éramos muy celosos con la imagen de la Revolución en el resto de América Latina, y la presencia de los proyectiles nos convertía en una base militar soviética y eso tenía un costo político alto. Tampoco ignorábamos que la presencia de los cohetes iba a dar lugar a una gran tensión política. Pero nosotros vimos esta cuestión desde el ángulo de nuestros deberes morales, de nuestros deberes políticos, de nuestros deberes internacionalistas tal como lo entendíamos. Yo creo que ese fue un momento de mucho peligro desde el punto de vista militar”
“Estalla la crisis el 22 pero ya desde por la mañana nosotros pusimos en alarma de combate a toda la fuerza. Cuando vimos el movimiento y la reunión, y todos aquellos datos que llegaron públicamente, nos dimos cuenta también nosotros de que eran los cohetes, no perdimos un minuto y pusimos en alarma de combate máximo a toda nuestra fuerza ese mismo día antes de que hablara Kennedy.” (conferencia tripartita sobre la crisis de octubre de 1962, tomado del programa de “La Pupila asombrada”[i])
Luego los acuerdos “bochornosos” al decir de Fidel Castro, entre La URSS y EEUU, dejando a Cuba fuera, sin respetar la voluntad de un pueblo que estuvo dispuesto a entregarlo todo por la humanidad y un sistema social diferente y alternativo. Se produce y a espaldas del gobierno y pueblo soberano de Cuba, la retirada de los misiles, con un simple acuerdo verbal de no agresión contra la isla, y la retirada de los cohetes yanquis de las fronteras de la URSS. Hasta el día de hoy los EEUU continúan agrediendo a Cuba y no solo con un bloqueo criminal, si no con la guerra mediática que las nuevas tecnologías permiten.
“Nosotros realmente nos sentimos indignados ¿Cómo lo sabemos? El día 28 por la mañana la radio empieza a dar noticias de que hay un acuerdo y que el acuerdo consiste en la retirada de los proyectiles y que Kennedy le daba una garantía a Jrushchov. Fue realmente un acuerdo bochornoso. A mí no me pasaba eso por la mente, que eso se pudiera hacer”.
“La simple solución de retirar los proyectiles porque EEUU dan su palabra de que no van a agredir era incongruente con todos los pasos que se habían dado, y era incongruente con la existencia en nuestro país de una situación que tenía que ser superada. Bastaba que Nikita hubiera dicho estamos de acuerdo en retirar los proyectiles si se dan garantías satisfactorias para Cuba. Cuba no estorbaba con su participación, Cuba hubiera ayudado, pero hubiera dicho que las garantías mínimas que nosotros queremos son estas, no la palabra de no invadirnos. A la gente le hubiera parecido razonable buscar un acuerdo sobre bases que tuvieran que ver con Cuba, porque si realmente el motivo de los cohetes era Cuba, tenía que haberse pensado en Cuba y no en los cohetes de Turquía”
“El día 28 nos enteramos nosotros del arreglo, la reacción de todo el pueblo fue de profunda indignación, no fue de alivio. De todo el pueblo, de todos los cuadros, de todos los compañeros. Entonces la decisión política que tomamos fue lanzar los 5 puntos” [ii]
Los 5 puntos que Cuba planteo al mundo y que fueron desoídos eran:
- Primero: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económicas que ejercen los Estados Unidos en todas las partes del mundo contra Cuba.
- Segundo: Cesen todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices.
- Tercero: Cesen los ataques piratas que se llevan a cabo desde bases existentes en Estados Unidos y Puerto Rico.
- Cuarto: Cesen todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos.
- Quinto: Retirada de la base naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.
Luego fueron inspeccionados humillantemente barcos soviéticos, pero Cuba, jamás fue doblegada. Así lo expresaba por aquellos días heroicos el propio Fidel Castro:
“ni bajo esa bandera ni ninguna otra podrá venir nadie a inspeccionar nuestro país. Nosotros sabemos lo que hacemos y sabemos como debemos defender nuestra integridad y nuestra soberanía”[iii]
Hoy, a 60 años de aquel octubre
60 años pasaron de aquel octubre, y no solo quedó en las memorias y en las canciones, en la historia. Los ecos de los poderosos, de EEUU y la siempre sumisa OTAN resuenan nuevamente en las mismas cercanías, en las fronteras rusas apuntando desde Ucrania armas de última generación.
Muy distinto, pero bajito y si hace falta, en este octubre de hoy o de mañana que también moja “la acera de lluvia delgada y paciente”[iv], volverá aquella voz segura de comandante compañero, como canto de esperanza: “Y nuestra, de todos, de los revolucionarios, de los patriotas, será la misma suerte y de todos será la victoria. Patria o Muerte. Venceremos”[v].
Porque octubre, por bien o por mal siempre será bienvenido.
[i] Fidel Castro, Tomado de https://bit.ly/3D8xq8h
[ii] Ídem anterior
[iii] Ídem anterior
[iv] Silvio Rodríguez “Oh, bienvenido seas, octubre”
[v] Fidel Castro, Tomado de https://bit.ly/3D8xq8h