Por EconomiaPolitica.uy
Ec. Gabriela Cultelli
Dibujo: Prof. Adán Iglesias Toledo
En estos días salió el último informe sobre el mercado de trabajo, diferenciado por sexo, edad y por etnia- raza. La situación para este año, no parece mejorar, reafirmando las tendencias inequitativas que ya conocemos.
Por un lado, se observa que la tasa de actividad que tuvo su punto más alto en el 2018, conforma un cambio de tendencia más allá de la pandemia a partir de que asume el gobierno actual. Por otro lado, la participación de las mujeres en la población económicamente activa cae a partir del 2020, estando lejos de recuperar el punto prepandemia (2019) y en una población activa total disminuida, lo que es reflejo de una mayor caída en términos absolutos.
La tasa de Empleo por su parte recién recupera el nivel del 2019, manteniendo estancada para agosto 2021 y 2022 a pesar del crecimiento del PBI y de la baja en un punto porcentual de la PEA. Aunque en términos de su división por sexo, la tasa de empleo de mujeres casi alcanza el nivel del 2019, superándolo el de varones.
La tasa de desempleo baja, pero la relación mujer/hombre se vuelve a incrementar respecto a agosto del 2021.
Cuando hacemos el análisis del empleo, el desempleo y la PEA por sexo, tenemos que tener presente sus efectos. Por ejemplo, las mujeres tienen menores niveles de actividad y empleo, así como mayor informalidad que los varones. La probabilidad que en estas condiciones tienen los varones de cotizar a la seguridad social (71,4%) es ciertamente mayor que la poseída por las mujeres (55,7%), o sea que las mujeres tienen mucha más dificultad para acceder a causal jubilatoria, cosa que, agrego, se complejizará mucho más con la Reforma que está para ser aprobada por el parlamento.
Hoy por hoy
Para agosto del 2022 la tasa de actividad se situaba (y según el INE- Instituto Nacional de Estadísticas) en un 61.9%, mientras la tasa de empleo total era de 56,8% y la de desempleo de 8.3%. Para dicho mes, la tasa de actividad entre hombres y mujeres tenía una diferencia de 15,4 puntos porcentuales (22,1%) desfavoreciendo a las segundas, la tasa de empleo 15,1 punto porcentual (23.4%) y la de desempleo 1,5 (19.9%). Al observar los porcentajes de subempleo, continúa siendo bastante mayor para las mujeres (9.9%) que para los varones (7,6%).
El desempleo, resulta significativamente mayor para la población afrodescendiente situándose en 11,2%, mientras que para la población considerada “blanca” es de 7.8%, o sea un 30,4% de diferencia.
Si a lo expuesto agregamos el comportamiento de los ingresos de las familias, especialmente del salario con pérdida en términos reales, no parece avizorarse el “derrame” prometido por ningún lado.