Por Colectivo MateAmargo
M.A.: Muchos han sido los escándalos en qué de una u otra forma se ha visto involucrado este gobierno. Pero dejemos por un momento los más conocidos, y tratemos en particular algunos hechos últimos relacionados con la política exterior, que de alguna manera comprometen también el futuro del país. Nos referimos particularmente al último pedido que hiciera Uruguay en el MERCOSUR para firmar por separado con el Tratado Transpacífico de Cooperación Económica.
Para explicarnos un poco y analizar esta situación contamos con la valiosa intervención de nuestro compañero Senador Daniel Caggiani.
D.C.: El pasado martes terminó la Cumbre Mercosur. En realidad, se realizó el lunes la reunión del Consejo de Mercado Común y el martes la Cumbre de presidentes, que es el cierre de la presidencia pro témpore que Uruguay ostentó en estos últimos seis meses. Una presidencia con muy poca propuesta, muy poco trabajo concreto y muy pocos resultados.
La cumbre termina siendo la expresión política de lo expuesto. Es una cumbre bastante deslucida porque, entre otras cosas, no participó el presidente de Brasil (el presidente Bolsonaro). La falta de participación de uno de los presidentes más importantes, es un elemento a considerar, pero que además se da en un contexto donde el Uruguay, en las últimas horas, decidió presentar la carta para comenzar el proceso de adhesión al Tratado Transpacífico, que promovió la administración de Obama en Estados Unidos contra China, aunque luego la administración Trump salió del tratado. Básicamente es un tratado integrado por los países que comparten una proximidad geográfica con el Pacífico. Uruguay está sobre la costa Atlántica, sobre el Río de la Plata y por lo tanto poco tiene que hacer allí, por lo menos en términos de integración, que además es un proceso que lleva mucho tiempo.
Esta solicitud del gobierno Uruguayo generó una carta que presentaron los tres socios restantes del Mercosur, Paraguay, Argentina y Brasil. Gobiernos que tienen diferente signo político ideológico, pero que Uruguay los llevó a unir en contra de la propuesta y sobre todo, a presentar una queja formal por escrito a uno de sus órganos: el grupo de representantes permanentes del Mercosur. Esta situación estableció el contexto y la coyuntura donde se realizó esta cumbre. Así es como, los países se reservan el derecho a realizar acciones jurídicas o comerciales en caso de que Uruguay no cambie de actitud.
Creo que no le hace bien al Uruguay, porque de tener ese objetivo, que puede ser parcialmente compatible, o sea el objetivo de tratar de tener mayores niveles de apertura comercial, termina teniendo un tema de oportunidad y de cómo realiza las acciones para lograr esos objetivos. Primero, quedando aislado de la región que es determinante para el Uruguay, porque su principal socio comercial es el Mercosur. Pero además ha quedado colgado el pincel con los demás socios que han intentado realizar acuerdos bilaterales, como en el caso de Turquía y China, sin resultado alguno en todo este tiempo de grandes anuncios. Parece ser un manotazo de ahogado de este gobierno, del presidente de la República, que, ante la falta de perspectiva de avance de las negociaciones, intenta poner una nueva instancia de posible acuerdo comercial, que además llevaría mucho tiempo en caso de que se concrete. Por ejemplo, el Reino Unido solicitó el ingreso en el año 2018 luego de que realizó la salida de la Unión Europea y todavía no ha logrado terminar su proceso de adhesión. En la cola está China, Taiwán, Ecuador, o sea, sin dudas un conjunto de países muy importantes.
Nos queda la extraña sensación de que este gobierno parece en sus acciones, más que en su prédica, realizar todo lo posible para irse del Mercosur. Lo dicho, más allá que desde el punto de vista público no lo pueda admitir y diga lo contrario, pues recordemos que en este tipo de resoluciones se tiene que tener un amplio apoyo político y no ha sido debatido ni en la propia coalición y ni en el sistema político, y de hacerlo seguramente no tenga un gran apoyo.
Con las acciones que viene tomando el Uruguay, cada vez se coloca más por fuera del bloque regional y es un error desde el punto de vista político, porque sin duda eso puede generar consecuencias en el plano comercial y jurídico. En este momento, ya hay amenazas para el Uruguay, para las y los trabajadores y las empresas uruguayas que exportan a los países limítrofes, que tienen relaciones comerciales con Brasil, con Argentina y con Paraguay, dónde hay flujos de inversión extranjera directa, que hay servicios que se prestan tanto portuarios, de logística, como turísticos.
Uruguay estaría incumpliendo la normativa de Mercosur. Su actividad seguramente se recienta en un contexto donde el mundo avanza hacia, por lo menos, una recesión generalizada de la economía, tanto en Europa como en Estados Unidos. Por lo menos un aumento del crecimiento económico de parte de China y la región, sería fundamental para tener un alero que nos cobije y que nos permita, sobre todo en este momento de grandes tempestades, poder tener niveles de comercio interregional para atravesar la tormenta que se viene en términos económicos.
La región está viviendo un momento de cambios políticos. En Brasil, el 1 de enero asumirá un nuevo presidente que seguramente va a tener un nuevo liderazgo, un nuevo reposicionamiento, tanto en el Mercosur, como ante la restauración de la UNASUR y en la propia CELAC.
Sin duda son tanto por dirección, como por los objetivos que parece pretender el Uruguay, como por la oportunidad y sus resultados, altamente deficitario lo que está sucediendo y los resultados que ha tenido este Gobierno en materia de política exterior y de política comercial.
M.A.: Clarísimo, muchas gracias Daniel.