Por Griselda Leal
Dibujo: Adán Iglesias Toledo
Los partidos y movimientos de derecha en el mundo están furiosos porque ven que estamos viviendo un momento clave para instaurar un nuevo ORDEN MUNDIAL y no lo deben dejar pasar.
Han arremetido con la pandemia, el encierro, la bancarrota de millones de pequeñas industrias y empresas familiares, pobreza y enfermedades. Pero eso no les basta.
En América Latina en particular hace mucho que vienen implementando la estrategia de desprestigiar, acusar, encarcelar y destituir a políticos y principalmente líderes carismáticos para destruir sus carreras e inhabilitarlos para acceder a cargos de gobierno.
Antecedentes sobran y no ignoramos que detrás está el imperialismo norteamericano con sus líderes multimillonarios y manipuladores dueños de las grandes empresas multinacionales.
La acumulación de riquezas ha llegado a límites obscenos pero no les alcanza, la mafia mundial de los poderes económicos no tiene límite y es el motivo principal por el que buscan el poder sin medir consecuencias.
En Argentina acaban de sentenciar a la dos veces presidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirtchner a seis años de prisión por varios supuestos delitos que sus abogados niegan, y es la misma acusada quien en una brillante conferencia de prensa pone los puntos sobre las íes acusando con pruebas a jueces y fiscales que no fueron votados por el pueblo, sino colocados a dedo por el anterior presidente de ultraderecha Mauricio Macri, quien dejó al país una deuda de de 45 mil millones de dólares que no fueron al pueblo sino al bolsillos de su camarilla. Los grandes medios de prensa afines al macrismo han sido actores clave para el desenlace logrado, lo que la propia Cristina denominó la «mafia judicial».
Poco antes la vicepresidenta fue víctima de un intento de homicidio que por milagro no se produjo y pese a la lentitud de la justicia, están saliendo a luz los vínculos con altas esferas del macrismo como posibles instigadores y financiadores de los marginales directos autores del atentado.
Presidentes, ex presidentes, políticos, intelectuales, artistas y figuras mediáticas de la región y de Europa han alzado su voz en apoyo a Cristina.
Es evidente que la quieren ver presa o muerta.
Paralelamente acaban de destituir y encarcelar al presidente de Perú, el maestro campesino Pedro Castillo lo que ha despertado la indignación de buena parte de su electorado con protestas callejeras.
Desde el comienzo de su mandato, hace un año y medio se ha visto acosado por la derecha, liderada por Keiko Fujimori, hija y heredera política del siniestro Alberto Fujimori que debe cumplir 25 años de cárcel, actualmente en prisión domiciliaria, acusado de crímenes de lesa humanidad.
Perú hace muchos años que no encuentra el camino adecuado políticamente, ya que han sido varios los presidentes acusados de corrupción e incluso encarcelados. Al no contar con un líder destacado la izquierda y los grupos progresistas colocaron a Pedro Castillo, quien contaba con pocos votos y escasa experiencia, pero la estrategia no resultó.
En su campaña, hizo promesas que no pudo cumplir como consecuencia del acoso permanente de que fue víctima. Finalmente realizó un intento de autogolpe de estado fuera de la legalidad que resultó en su detención. Quien asumió es su vicepresidenta, la señora Dina Boluarte, personaje que aparentemente es fácilmente manipulable por la derecha.
Otra vez la historia de la corrupción dudosamente comprobada y una vuelta a cero para formar un nuevo gobierno.
En el caso de Brasil, el dos veces presidente Luiz Inacio «Lula» Da Silva debió cumplir una larga condena acusado de delitos que a la postre no pudieron ser comprobados. Los jueces y fiscales que lo condenaron pertenecían a la más rancia ultraderecha comandada por el presidente Jaír Bolsonaro.
Actualmente ha vuelto a ganar las elecciones pese a los esfuerzos del actual presidente quien utilizó noticias falsas, prebendas a los más necesitados, cosa que no había hecho en años anteriores y todo tipo de artilugios para desacreditar a su contrincante.
Al saberse el resultado de los comicios, un numeroso grupo de sus seguidores más fanáticos se presentó frente a los cuarteles pidiendo un golpe de estado, incluso portando esvásticas y símbolos nazis. Si bien los ánimos se fueron calmando aún falta la instancia de cambio de mando que ha de realizarse el primero de enero del año entrante.
En junio de 2009 fue destituido el presidente progresista de Honduras Manuel Zelaya, quien volvió a su país luego de dos años para refundar su partido, en enero de este año ascendió a presidenta su esposa Xiomara Castro.
En noviembre de 2019 fue destituido Evo Morales en golpe de estado apoyado por la OEA y se instaló por un año la dictadura de Jeanine Añes actualmente encarcelada. Finalmente hubo nuevas elecciones ascendiendo Luis Arce como presidente.
El economista Rafael Correa fue presidente de Ecuador desde el año 2007 al 2017 cuando traspasó el mando a Lenin Moreno quien dio un giro a la derecha traicionando su legado y encarcelando a su vicepresidente el ingeniero Jorge Glas, acusado de sobornos de la constructora Odebrech, el mismo cargo que tuvo Correa quien logró exiliarse en Bélgica.
¿Qué conexión existe entre estos casos??
Curiosamente las elecciones fueron muy ajustadas, prácticamente la población se divide en dos mitades de opinión, en algunos casos ganando el progresismo apoyado por las izquierdas, pero con gran dificultad para gobernar por la oposición de los parlamentos y el poder económico de los grandes empresarios, cosa que se va a dar también en Brasil que va a contar con un vicepresidente que no es del del PT, sino más conservador, y un parlamento con mayoría bolsonarista.
Toda la derecha tiene el apoyo incondicional de los grandes medios de comunicación propiedad de los poderosos con conexiones con el imperialismo norteamericano, pero también utilizaron en las campañas las redes sociales adonde contrataron personal especializado para crear falsas noticias en contra de los candidatos que les fueron adversos.
Además, en general cuentan con la simpatía de los ejércitos que otrora respondieron al Plan Cóndor, aunque de momento están tranquilos, pero al acecho, cuentan con los jueces y fiscales que han pasado por las escuelas del país del norte para adoctrinarse o son sobornados e incluso no tienen problema en contratar a grupos mafiosos para hacer el trabajo sucio como se demuestra claramente en la Argentina.
Están muy bien organizados y conectados entre sí.
El progresismo, las izquierdas, la democracia y los pueblos organizados tenemos una tarea titánica para contrarrestar estos tremendos avances de quienes quieren someternos y esclavizarnos.