Mucho ruido y pocas nueces… así empieza el año escolar.

0
Por Gabriela Dobal, Sophie Talbotier. Maestras.
.
¿Empiezan las clases?
Este lunes 6 de marzo comienzan las clases en las escuelas y liceos públicos de nuestro país. Comienzan, dice el calendario oficial, pero hay ciertas particularidades en este año lectivo que nos llaman a poner la lupa sobre la realidad.
En primer lugar, es un inicio en etapas. Pero no en base a argumentos pedagógicos, de promoción del sentimiento de pertenencia a nuevas instituciones, o por edades… No. La organización del inicio de cursos responde a la llamada Transformación Curricular Integral y la importancia que el gobierno da a esta Reforma: casi que para matrizarnos en los nuevos términos, el lunes empieza el primer ciclo y el martes el segundo ciclo de primaria.
Empiezan las clases, pero la incertidumbre es la principal característica de este nuevo arranque, que se mezclará con las risas y la alegría de volver a encontrarse.
¿Cómo estamos empezando?
Debemos asumir que éste es un año especial. Pasó la pandemia, y nos deja frente a una amnesia programada, un silencio que aturde: cero apoyo para paliar sus consecuencias.
Desde el año pasado las autoridades de la educación corrieron para redactar un importante número de documentos y sostienen la ilusión (nada consensuada ni acordada), de iniciar una transformación educativa que se muestra muy difusa y con muchos problemas de implementación.
Es una transformación ilusa, porque aunque cambien los nombres, publiquen vistosos documentos o difundan publicidades motivadoras, ningún docente cambiará sus prácticas simplemente por recibir durante tres meses este “nuevo discurso”. Los tiempos, las capacitaciones, los cambios en promoción de grado y los programas (que aún estamos intentando entender), desnudan una concepción sobre la educación pública que lejos está de valorar la experiencia, formación, desarrollo profesional de las y los docentes de este país.
Dejemos algo en claro: el sistema educativo sí tiene aspectos para cambiar y mejorar. Las prácticas educativas que muchas veces llevamos adelante maestras y profesores son materia de reflexión y deben ser revisadas, para fortalecerlas y/o modificarlas. Pero ésto debió hacerse en colectivo, a conciencia, con fundamentos teóricos y tomando como antecedente la riquísima historia construida por pedagogas y pedagogos uruguayos y latinoamericanos.
En su lugar, las actuales autoridades de la educación nos presentan una discursiva transformación educativa que está plagada de contradicciones. Según proponen, a partir de ahora la centralidad estaría en el/la estudiante; utilizando y aludiendo a dispositivos que ya existían, como las planificaciones diferenciadas según las necesidades, las maestras de apoyo, las maestras comunitarias.
Contradictoriamente, desde hace un tiempo, el recorte presupuestal hace que haya menos cargos para maestras comunitarias, que sean pocas las maestras de apoyo y equipos multidisciplinarios para la demanda que hay y que, por si fuera poco, desde el Mides se destinen menos recursos para la atención en territorio. ¿Cómo esperan apoyar las trayectorias individuales si no hay horas docentes, personas, espacios y tiempos para ello? Sólo con decir “te apoyamos” no basta. Es necesario pensar el cómo, tomar en cuenta las diversas realidades, destinar fondos económicos. De lo contrario, es pura cháchara. Una vez más, asistimos al debilitamiento de la educación pública, apoyada en la LUC y recortes presupuestales, que se esconden detrás de una “transformación”.
La mirada sindical
Al preguntarse por la reforma educativa, es importante reparar en los aspectos de fondo: la desconfianza en los docentes – en toda la escala jerárquica – y la implementación de una transformación basada en el control, la amenaza a través de la prensa, la pretensión de estandarización de las planificaciones, entre otras manchas que salpican los pretendidos cambios.
La presión sobre quienes pretenden alzar la voz y resistir las imposiciones es grande. No solamente con los ejemplos de persecución a los que asistimos en los últimos años; la carencia de información ordenada, la continua modificación de la normativa, la posibilidad de que se afecte la carrera funcional (y por tanto las condiciones laborales) si no se cumplen los requisitos de la reforma… numerosos ejemplos de cómo, en el día a día, la actual gestión presiona y agota al cuerpo docente.
Se suma a ello la creciente convicción de que ésto no va a salir bien. Los sindicatos de la educación lo advirtieron: nada se logra de espaldas a quienes día a día sostienen el sistema, poniendo el cuerpo, el pienso, el amor, en llevar adelante la tarea y fomentar la construcciones de comunidades educativas. Y si bien las autoridades lo niegan, le han dado la espalda a la historia pedagógica nacional, retirando la representación en espacios de decisión, limitándose a informar sin lugar a la crítica constructiva, llevando adelante cursos de capacitación que están muy lejos de promover verdadera formación y que no fueron abordados en instancias de negociación colectiva. Le dan la espalda a las y los docentes cuando desestiman la voz del movimiento sindical y los espacios técnicos de asesoramiento (ATD).
Entendemos que rodearles, sosteniendo el apoyo, confiando en la potencia de las y los trabajadores que se organizan, es una tarea clave para quienes promovemos y defendemos la educación pública.
Haciendo pausa para seguir avanzando.
.
Estamos entonces frente al inicio de un año lectivo que parece cubierto por una gran nube gris. La inestabilidad, la duda, el desgano, parecen apoderarse por momentos de los colectivos que preparan el retorno a las aulas.
Sin embargo docentes y funcionarios de la educación sentimos esa expectativa linda que nada ni nadie nos quita al iniciar un nuevo año lectivo. Innumerables son las experiencias escolares que muestran la creatividad, el compromiso, las ganas de hacer escuela, en el más amplio sentido de la palabra. Como tantas otras veces, el sistema educativo y su gestión se basa en la buena voluntad de quienes habitamos las aulas. Reconocerlo no hace que disminuya nuestro compromiso: con mirada crítica, redoblamos el esfuerzo y la lucha.
Las y los docentes somos hacedores de pequeños pero enormes encuentros con mil posibilidades: las aulas, los centros educativos, siempre respresentan un espacio hermoso para crear. Allá vamos.

Comments are closed.