Por Gabriela Cultelli
Hace unos días, el 5 de marzo, se cumplieron 10 años, como dicen en Venezuela, “del paso a la inmortalidad” del comandante Hugo Chávez, pues de otra manera, es imposible mencionar aquel suceso, porque aún duele y mucho. Es que, con su partida, todos los revolucionarios del mundo, sobre todo los contemporáneos con él, sentimos un gran vacío, por más que sus anécdotas continúen a diario surcando los tiempos.
Tuve la oportunidad de acompañar al pueblo venezolano en este aniversario, y aún viniendo del sur, pude contagiarme de la forma alegre y a la vez tremendamente profunda, del recuerdo al mejor estilo caribeño, la música, la fuerza de miles y miles que por horas manifestaron rindiendo homenaje en el cuartel de la montaña, dónde descansan sus restos mortales.
Y a la memoria volvió aquel Chávez vivo de febrero de 1992 que se alzaba con otros militares para lograr una Venezuela más justa y soberana. El que recorriera el continente luego de salir de prisión y pocos quedáramos luego con el orgullo de poder contar que le abrimos nuestras puertas, pero perseverando se triunfa, porque la lucha de los pueblos es tan eterna como la suya. Aquel hombre que en las propias fauces del imperio le dijo “huele a azufre” y se le enfrentó con la fuerza de un pueblo soberano, o el mismo que el rey de España se trató de amedrentar con aquel “¿por qué no te callas?” y que todas y todos lamentáramos que no lo haya oído para poder disfrutar de su respuesta en el momento.
El Chávez victorioso que venía y viene de los confines de la historia de la mano de Bolívar y que aquí, en la explanada de la Intendencia de Montevideo, en 2005 nos anunció su camino también junto a Artigas. Es que pensar en Chávez nos lleva a pensar en Artigas, porque a estos grandes revolucionarios no puede pensárselos ni en forma estática, ni en tiempo pretérito. Él trajo a Bolívar al hoy, y se esforzó muchísimo por traer a todos los grandes libertadores, como Martí, que de alguna manera ya estaba. Dijo Fidel en “La historia me absolverá”, alegato histórico presentado en su defensa en el juicio del Moncada: «Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!». Chávez nos hablaba y era un apasionado artiguista. Invitado por nuestra intendencia montevideana en 2003 nos dijo que: “Andamos en el camino de José Gervasio Artigas, que es el mismo camino de Bolívar. Es el camino de los pueblos, el camino de la independencia integral y verdadera de nuestros pueblos. Este camino que ya cantan ustedes por allí, con canciones, con gritos, con consignas populares.”
En marzo, mes de la mujer, no podemos dejar de nombrar al Chávez feminista, ese que levantó nuestras banderas justicieras por encima de cualquier orientación sexual y reminiscencia patriarcal, estableciendo que ese socialismo del siglo XXI, que debía tomar experiencia de los intentos socialistas anteriores, superar errores, no era concebible si no era feminista, pues un “auténtico socialista” tenía que ser un “auténtico feminista”. Es que entendía al sistema socialista como único salvador de la especie humana (“solo el socialismo salvará a la especie humana”), ese socialismo que se va construyendo día a día, con poca teoría preconcebida, o, dicho de otra manera, con teoría que se va construyendo en la propia práctica y madurando con y desde ella. Y decía desde la crítica al sistema actual: “El capitalismo es el que está acabando con la especie humana, y el que genera esos inviernos extremos y esos veranos extremos. Se derriten los polos, se vienen abajo inmensos glaciales, que estuvieron aquí millones de años, se recalienta el planeta, los mares, suben de nivel los mares y no hay forma de negarlo.” ¡Que frase clara y premonitora para esta parte sur del continente, hoy con un verano seco y con temperaturas que han superado los 40 grados!
El antimperialismo, el fascismo definido por él como etapa superior del neoliberalismo, la unidad latinoamericana, todos temas de su accionar diario que aún hoy y por quien sabe cuantos años más, seguirán vigentes y adecuándose al paso del tiempo y a los cambios dinámicos de esta y las futuras nuevas etapas que atravesemos aquí, en esta, su Patria Grande y el Mundo, porque a Chávez como a Bolivar podemos cantarle aquello de:
…
Nació de tu Venezuela
Y por todo el tiempo vuela
Como candela tu voz
Como candela que va
Señalando un rumbo cierto
En este suelo cubierto
De muertos con dignidad
(Fragmento canción “a Simón Bolivar” de Los Olimareños)