Por Colectivo Mate Amargo
Esta semana, no solo la calle de 90 ciudades francesas, sino también las redes, que de vez en cuando sirven para la expresión popular, se llenaron del azul – blanco – rojo de la bandera gala, tanto con la réplica de canticos populares en manifestaciones gigantescas, como por la brutal y triste represión que se sucedió. En esta ocasión, y el martes 28 en su décima jornada de movilizaciones, ese pueblo se manifestaba contra la reforma de la seguridad social, pero la cosa viene más de atrás según muchos analistas afirman.
Según fuentes sindicales, más de 2 millones de personas salieron a la calle contra una reforma jubilatoria que pretende pasar la edad de retiro de 62 a 64 años (con alza a 43 años de aporte para cobrar pensión completa), y que el presidente Macron tuvo que imponer por decreto a falta de votos suficientes en el legislativo. Pero la última palabra no está dicha aún, se espera la próxima semana una reunión con los sindicatos, invitada por el presidente, luego que la semana pasada les negara el dialogo. Es que el saldo de esta última manifestación, luego de otra mucho mayor del jueves pasado, fue de 55 personas detenidas e incontables heridos y un nuevo llamado a manifestar el próximo jueves 6 de abril.
Tengamos en cuenta además que las formas de expresión del descontento popular se han dado diversas, por ejemplo se suman muchas gasolineras sin combustible, bajadas de producción eléctrica, transporte público, trenes y vuelos afectados, incluyéndose el cierre de la turística Torre Eiffel, o los problemas con la basura parisina que comentábamos en artículos anteriores (10 mil toneladas de basura sin recoger) aunque definieran poner fin a su huelga de 3 semanas, pero no para abandonar la lucha, sino para volver a ella con más fuerzas según declaran ellos mismos.
Disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y policías ocurrieron también el sábado según informa Página12 (29/3/2023): “Las imágenes de batalla campal volvieron a la primera plana el sábado durante las protestas contra un embalse agrícola destinado a la agroindustria en Sainte-Soline (centro-oeste), que dejaron dos manifestantes en coma.” El uso desproporcionado de las fuerzas del Estado incrementa la tensión social, y las criticas de Amnistía Internacional no se hizo esperar, refiriendo a la denuncia similar ya planteada en relación a la represión contra los chalecos amarillos. También se dejaron oír las críticas del Consejo de Europa.
Parece cortado por la misma tijera el discurso neoliberal que justifica la Reforma jubilatoria en Francia y en Uruguay. Hablan de un déficit fiscal irresistible en el largo plazo, sin pensar jamás ni en medidas que estimulen la actividad económica y el empleo o que transiten en el camino conjunto de distribución de la riqueza. La libertad de mercado así se los impone.
Es que, desde la crisis del 2008, la producción anual francesa y con altibajos, sufre de un estancamiento que no logra superar, con un desempleo en varones menores de 25 años del 18,5% y mujeres del 15,1% en el 2022 y un crecimiento interanual (febrero 2022- febrero 2023) de precios de alimentos y bebidas del 15.8% (fuente: Datosmacro.com).
Aquella oleada de protestas que sábado tras sábado protagonizaban los chalecos amarillos y que solo pudo detener la pandemia, pudo ser antecedente inmediato de las actuales expresiones masivas. Todos relatan que hoy las juventudes se suman a la lucha. Una canción -consigna, recuerda viejos tiempos: «A Luis XVI lo decapitamos. Macron: podemos volver a comenzar».