Por Pablo Caggiani
Nos encontramos en un momento bastante particular de la gestión de gobierno donde diversos aspectos dan cuenta de una serie de dificultades de la administración en el tramo final de su mandato. Todo lo relacionado con la corrupción que se destapó en el entorno de la Torre Ejecutiva, las dificultades de imponer una reforma jubilatoria que no mejora las condiciones de vida de la ciudadanía, los problemas que afectan a la población y que adquieren ribetes dramáticos en algunas zonas de frontera, los temas del futuro que han desaparecido de la agenda pública hacen que el final del gobierno no sea del todo feliz para la ciudadanía.
Son momentos en los cuales el Frente Amplio está elaborando sus ideas de futuro que van a ser discutidas a lo largo y ancho del país, incorporando propuestas para solucionar los temas que preocupan a la ciudadanía y además la construcción de una imagen de unos porvenires posibles, que requieren de acciones que reconozcan los desafíos del hoy pero también sienten las bases que construyan un mañana donde quepamos todos.
El Frente cuenta con valiosas compañeras y valiosos compañeros para dirigir los destinos del país que reflejan las diferentes sensibilidades de la fuerza política más grande del Uruguay y esto también es parte de la conversación de estos días. Muchas veces esa conversación toma caminos que no son los mejores para construir una alternativa al herrerismo que nos gobierna o pasa por lugares que no colaboran en construir una victoria que cada vez parece más cercana.
¿De dónde venimos?
El país en los últimos 20 años ha procesado una serie de cambios importantes en diferentes áreas de la política pública, los salarios y las jubilaciones, el desarrollo de infraestructura, las inversiones, el sistema de salud, el sistema educativo y un largo etcétera, todos estos cambios se llaman Frente Amplio sin lugar a dudas.
Pero todos esos cambios y avances fueron posibles porque muchas ciudadanas y ciudadanos que son de los partidos tradicionales optaron por prestar su voto para esas mejoras. Una ciudadanía que observaba niveles alarmantes de pobreza, falta de trabajo, un Estado corroído y desfinanciado por la vieja política, entre otras razones.
Las administraciones del Frente Amplio a nivel nacional y departamental recompusieron esto y eso permitió continuar en la gestión de gobiernos, pero en las últimas elecciones nacionales eso no sucedió por varias razones, un conjunto de nuestro pueblo entendió que no era por allí el camino y hoy sufrimos esas consecuencias como sociedad.
Parece un buen momento para mirar algunas cosas sobre las gestiones de diferentes gobiernos para poder reflexionar acerca de algunas dimensiones que parecen importantes a la hora de administrar lo público.
El lugar de las prioridades
Toda administración tiene sus prioridades y esto es clave para gestionar recursos y tiempos que son finitos. El gobierno de Lacalle Pou ha definido que su prioridad son los “malla oro” y achicar la intervención del Estado en el desarrollo del país y en la protección de los sectores más desfavorecidos. Esto explica mucho de lo que está pasando.
En cambio, el gobierno de Yamandú Orsi ha definido que sus prioridades son el desarrollo del departamento, la promoción de mejoras en la vida de sus habitantes reconociendo sus particularidades regionales e identitarias y promoviendo la participación, entre otras señales de prioridades.
Esto produce resultados diferentes en la vida concreta de la ciudadanía.
El lugar de los nombres de los programas
Una de las opciones que vemos que ha tomado el gobierno de Lacalle Pou es la de los anuncios con mucha anticipación y los cambios de nombres a cosas que ya se hacían. Pasó con el Plan Ceibal que ahora es Ceibal, pasó con los programas de trabajo protegido, pasó con los liceos de Tiempo completo, y así podríamos seguir. No es que cambien cosas sustantivas en las acciones de esas políticas sino que se cambia simplemente el nombre, en una especie de refundación constante que está muy asociada a la política pública considerada como políticas de un período de gobierno y la concepción que la comunicación puede resolver la ausencia de acciones.
En el caso del gobierno de Yamandú Orsi, las políticas y acciones que vienen de períodos anteriores mantienen sus nombres, esto da cuenta de la continuidad y del reconocimiento de las tareas de las gestiones anteriores y se basa en una perspectiva donde las políticas del mediano plazo son claves para el desarrollo y la atención a los problemas de la ciudadanía.
El lugar de la oposición
Los gobiernos son llevados adelante por quienes triunfan en los procesos democráticos de definición, esto implica que existe un otro que no triunfó que ocupa el lugar de la oposición. Representa a un sector más o menos importante de una sociedad, una sensibilidad, un conjunto de intereses. La formas que asumen los gobiernos para relacionarse y considerar sus oposiciones también es parte de la conversación que define que arreglos de sociedad construimos.
El gobierno de Lacalle Pou tiene poquisimas instancias de diálogo sobre los temas importantes, más bien ha optado por polarizar constantemente con la representación de la mitad de la sociedad.
El gobierno de Yamandú Orsi ha convocado a la oposición a trabajar en el financiamiento para las obras necesarias para el departamento, incorporando al tercer nivel de gobierno en el mismo y obteniendo resultados relevantes para la ciudadanía. Esos resultados son sustancialmente mejores que los que se obtenían desestimando o negando el lugar de la oposición. Incluso en algún momento fue ofrecida a la oposición en el departamento la posibilidad de integrar el gabinete en determinadas áreas.
Todo esto sin mencionar lo que implica la articulación con el gobierno nacional de distinto signo a la hora de desplegar las diferentes acciones que se propusieron en materia de salud, vivienda, pandemia, entre otras.
Esto habilita a pensar las políticas públicas en el mediano plazo.
El lugar de los equipos
Una de las características de las buenas gestiones es la conformación de equipos que sean potentes y que funcionen armoniosamente.
A la hora de mirar los equipos del gobierno de Lacalle Pou salvo por tres o cuatro integrantes conocidos no por sus buenas gestiones el resto del gabinete es desconocido por la sociedad, no aparece en general en espacios junto al Presidente, no son de declaraciones importantes sobre los temas que gestionan y más de una vez han sido desautorizadas/os por el Presidente. A esto se suma un funcionamiento del Consejo de Ministros casi inexistente y un funcionamiento de acuerdos ministeriales que tienen poca difusión. Todo parece indicar una gestión unipersonal sin equipos y con poca articulación de las políticas.
En el caso del gobierno de Yamandú Orsi los directores son conocidos y conocidas en su departamento y se los ve y escucha hablando de los temas que son de su competencia. A esto se debe sumar que muchas veces se observan a varias directoras y directores junto al Intendente o a directores en acciones conjuntas. Esto da cuenta de un estilo de gestión que privilegia el trabajo en equipo y el reconocimiento de todas y todos quienes tienen que ver con las acciones, sin mencionar que no existen gestiones unipersonales sino definiciones de comunicarlas así.
El lugar de la participación.
El lugar de la participación de la ciudadanía es clave en la cuestión de la cosa pública, mejora las acciones, permite acordar y priorizar los problemas que debemos enfrentar, construye una ciudadanía activa que participa de la toma de decisiones en todos los sentidos. También da cuenta de las formas que nos damos para construir y fortalecer la democracia.
En el caso del gobierno de Lacalle Pou se han pulverizado o vaciado de contenido todos los espacios de participación ciudadana, se han desestimado todas las instancias en las que la ciudadanía o diferentes colectivos opinaban, discutían, resolvían, entre otras cosas que definen la participación. Observamos una especie de funcionamiento del estilo “cliente” “empresa”, dónde la participación y los diálogos desaparecen.
En el caso del gobierno de Yamandú Orsi la participación aparece en el centro de la construcción del gobierno departamental, los diferentes niveles de gobierno, los actores organizados de los territorios, la ciudadanía en general interviene en las acciones pero también en la construcción de eso que se entiende importante a futuro. En este caso también se hace más allá de los colores de cada uno de los actores. Esto sucede además en un departamento con las características de Canelones donde las diferentes identidades locales e idiosincrasia son parte de la riqueza y complejidad del mismo.
Las soluciones que necesitamos para resolver los problemas y desafíos que tenemos como país se construyen junto a los puentes que las posibilitan y se construyen juntas y juntos. Yamandú lo hace.