Por Fabian Cardoso
Entrevista concedida por José Ernesto Nováez Coordinador de la REDH- Cuba
F.C.: Más de 8 millones de personas estuvieron convocadas a las urnas para renovar por cinco años el Parlamento. La participación ascendió al 70%, según los datos del Consejo Electoral Nacional. Esa tasa es de ocho puntos menos de lo que había a la misma hora en los pasados comicios parlamentarios, cuya magistratura resultó electo el actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel. El porcentaje es superior al reportado en anteriores elecciones, como en las municipales de noviembre pasado y el Código de las Familias de septiembre pasado. Esto se da en el marco de este nuevo proceso de la Revolución Cubana, en este caso de elecciones. Hay 13.000 jóvenes de 16 años que pudieron ejercer el derecho al voto por primera vez, 23.468 colegios electorales habilitados en 12.247 circunscripciones. Estas elecciones son un paso clave en la renovación institucional del país, que comenzó con los comicios locales del mes de noviembre pasado.
Vamos a recibir con mucho gusto a José Ernesto Nováez, quien es el director, el principal referente de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad – Capítulo Cubano. es escritor, intelectual de la isla que está en contacto con nosotros. José Estamos en este momento. ¿Qué se puede decir respecto a la convocatoria electoral? ¿La respuesta del pueblo cubano y el resultado de esta convocatoria?
J.E.N.: Respecto a esta convocatoria electoral, señalar que en Cuba periódicamente vamos a procesos electorales, tanto a nivel de base como a nivel de la Asamblea Nacional del Poder Popular, como es este caso específico. La respuesta del pueblo ha sido de una participación mayoritaria, aunque con respecto a elecciones anteriores de otros momentos históricos, los números no son los 90% y más de participación a los que estábamos acostumbrados, sino que hay un 76%.
Esto tiene que ver también con el grado de movilidad tan grande que tiene la sociedad cubana hoy, donde en el padrón electoral pueden estar contemplados cientos de miles de cubanos que ahora mismo se encuentran fuera del país, por la propia flexibilización de las leyes migratorias han hecho que un cubano puede estar 22 meses fuera de Cuba sin perder ninguno de los derechos que le corresponden como ciudadano. No obstante, sigue siendo un número respetable más de un 70% de participación y aprobación popular en el proceso.
F.C.: Estamos ante una votación histórica. ¿De qué manera se refuerza el concepto de participación popular?
J.E.N: Todo proceso eleccionario tiene un componente histórico implicado, porque siempre se están negociando proyectos de país y se están negociando visiones. Las visiones que de cada época se tiene sobre el momento y lo que se debe hacer hacia el futuro. Esta votación en específico se realiza en una Cuba golpeada por pandemias, golpeada fuertemente por la crisis económica mundial, por la propia crisis económica interna y por encima de todo eso, por un bloqueo norteamericano recrudecido que ha ido buscado, con una precisión sin precedentes, golpear los puntos neurálgicos de la nación, de la reproducción de la vida a la nación. Eso sin duda, ha golpeado fuertemente. Es un momento en el cual la contrarrevolución, cada vez más activa y mejor financiada, está buscando convertir cada proceso eleccionario en un referéndum, no sobre el tema que se discute, sino sobre la revolución en sí. Entonces, cada victoria que tiene la revolución y una victoria tan mayoritaria, tan arrolladora, es un aval del grado de apoyo popular que todavía tiene el proceso, a pesar del inevitable desgaste que impone más de seis décadas de un cruel bloqueo. El bloqueo es un mecanismo de tortura, en esencia, un mecanismo de tortura contra todo el pueblo cubano. Y a pesar de esto, sigue habiendo un respaldo y una confianza popular en el proceso que se manifiesta en los diferentes momentos de participación política y de toma de decisión al interior del proceso.
F.C.: ¿Qué cambios y que nueva etapa se abren ahora para la Revolución?
J.E.N.: Cuba está viviendo un momento de profundos cambios, motivado, entre otras razones, porque el país necesita, le urge, reactivar las fuerzas productivas, le urge generar riquezas para poder redistribuir y elevar los niveles de vida de la población.
Eso viene de la mano con transformaciones en otras esferas de la sociedad, que debe tender también a perfeccionar todas las estructuras políticas, todas las estructuras de participación política. Es muy importante en este nuevo proceso en el que entramos.
La participación política es algo que ha estado siempre en la Revolución, pero que siempre se puede ganar más. En este sentido, es una de las líneas prioritarias por las cuales se está apostando y por un fortalecimiento de las estructuras de base del país. La revolución no es solo los grandes actos políticos, las grandes leyes, las grandes decisiones, sino que es también su concreción a nivel de los municipios, a nivel de los barrios, de las comunidades. ¿Cómo encontrar y cómo ayudar a construir liderazgos positivos en esas comunidades que sean, en definitiva, los que concreten la obra de la revolución a ese nivel? Ese es uno de los retos a nivel interno.
A nivel externo, Cuba debe encontrar la manera, mediante una activa diplomacia y mediante su rol y su peso político, de contribuir hasta donde pueda en el desarrollo de la articulación de mecanismos regionales tanto a nivel latinoamericano, como a través de la inserción del país en otros mecanismos mucho más grandes, más abarcador, que permitan sortear los efectos del bloqueo y nos permitan aprovechar las posibilidades de un mundo que si bien no es aún multipolar, ya comienza a pensarse como tal y comienzan a darse pueblos emergentes que, de consolidarse, pueden representar alternativas muy significativas para un país bloqueado.
F.C.: ¿Cómo visualizas el estado de las relaciones con Estados Unidos? ¿Qué ha cambiado entre la administración Trump y la de Biden y qué implicaciones tiene esta decisión del gobierno norteamericano de incluir a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo?
J.E.N.: Las relaciones con Estados Unidos son uno de los puntos más complejos en la política exterior cubana por el peso económico y político de Estados Unidos; pero, además, porque Estados Unidos activamente hostiga y persigue toda la actividad económica nuestra e incluso, en determinados momentos de la historia ha hostigado también de forma militar la vida interior de la isla. Eso nos impone siempre intentar entender por dónde van a ir las líneas fundamentales de acción de cada gobierno, que en esencia sea la política blanda de Obama, o sea, la línea más dura de un Donald Trump, buscan los mismos objetivos, que es subvertir y desmantelar el proceso para retrotraer a Cuba a la situación previa a 1959, donde el gran capital norteamericano fue dueño del país y el bloqueo es, entre otras cosas, el resultado de que los americanos no nos perdonan y no pueden aceptar que una pequeña isla del Caribe, que era su patio trasero, haya expulsado y expropiado a gran capacidad norteamericana y 65 años después permanezca con un proyecto de soberanía y justicia social a 90 millas, sin haber pagado las consecuencias o sin haber pagado como ellos quisieran, las consecuencias de haberse enfrentado abiertamente al imperialismo norteamericano.
En ese sentido, lo que estamos viendo en la política norteamericana contemporánea no es más que las diferentes aproximaciones que están teniendo el Partido Demócrata y el Partido Republicano al mismo objetivo final, que es el de derrotar a la Revolución Cubana, porque ambas políticas están orientadas en ese sentido.
Biden no ha representado transformaciones sustanciales en la relación de Cuba y Estados Unidos, como sí las representó Obama con una clara intención de penetrar y subvertir el proceso según declaró explícitamente el Congreso norteamericano, pero que fue de alguna manera lo que permitió a la isla un respiro económico que otras políticas anteriores no le habían permitido. Biden que hizo una campaña con promesas al respecto, en esencia, ha mantenido las mismas políticas de Donald Trump, las 200 y tantas medidas de bloqueo. El título tres de la Ley de la ley Helms-Burton, que nadie antes de Donald Trump y desde los años 90 se había permitido activar, continua activo y ha dado algunas medidas que benefician tímidamente a la población cubana, pero que, en esencia, no pueden contribuir a revertir sustancialmente la situación.
Respecto a la inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo, eso para un país pequeño como Cuba, es terrible. Quiere decir que muchas de las fuentes de crédito a las cuales habíamos accedido después de que nos sacaran de esa lista, se nos vuelven a cerrar. El riesgo país aumenta. Los niveles de inversión extranjera que el país logra captar están muy por debajo de las necesidades que tenemos para el propio desarrollo. Y eso a pesar de que Cuba, desde hace casi una década está siguiendo una política claramente orientada a generar condiciones para captar inversiones extranjeras en la mayor cantidad posible, porque el país por sí mismo no tiene los recursos para desarrollar la fuerza productiva y generar la riqueza que necesita.
Pero, además, desde el punto de vista moral, es algo inaceptable. ¿Cómo Cuba, que ha sido víctima del terrorismo, que le volaron un avión en el que perdió una generación completa de talentosos jóvenes deportistas, pero además niños criminalmente asesinados? ¿Cómo vamos a permitir? ¿Cómo vamos a aceptar que nos tilden de terrorismo precisamente aquellos que le dan asilo a las personas que volaron ese avión? Los que han condecorado y promovido a marines que han asesinado trabajadores y soldados jóvenes en zonas cercanas a la base naval de Guantánamo, en actos de provocación. ¿Cómo el mayor estado terrorista de la historia de la humanidad, va a acusar a Cuba?, acaso el país más solidario, generoso y promotor de la paz y la justicia en el hemisferio occidental. Quizás me está cegando la pasión, pero `¿cómo? ¿Cómo ese estado terrorista y promotor del terrorismo nos va a acusar de terroristas a nosotros, precisamente a nosotros, que mandamos médicos mediante la pandemia? A nosotros que le hemos devuelto la vista a cientos de miles, a millones de personas le hemos salvado la vida en todos los continentes. ¿Cómo nosotros vamos a hacer los terroristas y ellos que están llevando la guerra a todas partes, la destrucción, y están empujando al mundo casi al borde de un holocausto nuclear, van a ser los jueces, los árbitros morales de las naciones?
F.C.: O sea, en materia de política exterior, ¿qué margen de maniobra le puede otorgar un mundo multipolar a la Cuba de hoy? ¿Cuáles son los lineamientos de Cuba al respecto? Y en ese marco, el potencial de las relaciones con Rusia y China.
J.E.N.: La política exterior cubana, desde los inicios de la revolución siempre fue muy orientada a la multipolaridad. No por gusto Cuba es uno de los países fundadores del Grupo de los No Alineados, que ha presidido en varias oportunidades. Es miembro del 77 + China. O sea, Cuba es un actor político activo en la búsqueda y en la construcción de un mundo multipolar y siendo además un país bloqueado, acosado y perseguido hasta en sus más pequeñas transacciones financieras. Un país al cual le urge que ese mundo multipolar que hoy se está esbozando con más fuerza, acabe de nacer. Eso es fundamental, porque de ahí pueden venir alternativas concretas que nos permitan sortear los efectos más duros del bloqueo, que nos permitan tener acceso a fuentes de materias primas para producir nuestros medicamentos. En Cuba están las capacidades tecnológicas para producir el 75% de los medicamentos del cuadro básico que consume el país. Tenemos el conocimiento y tenemos la tecnología para producirla, no tenemos las materias primas y se nos encarece importar esas materias primas y muchas veces proveedores de materias primas pasan a ser propiedad de empresas norteamericana y dejan de suministrarnos inmediatamente. Hay ejemplos vergonzosos como la empresa que le proveía a Cuba los ventiladores pulmonares, que en plena pandemia fue adquirida por una empresa norteamericana y de hoy para mañana anunció que no nos podía vender ni más ventiladores, ni más piezas, ni más partes para recuperar lo que había en plena pandemia de COVID- 19. ¿Cuántas vidas puede haberle costado al pueblo cubano esa criminal decisión? Fue una decisión inmoral basada en un mero cálculo empresarial de que sí seguían cumpliendo con el acuerdo contractual que esa empresa tenía con Cuba, podían ser sancionados por la oficina del Tesoro norteamericano. Entonces es una cuestión opresiva, a un nivel en el cual la emergencia de estos nuevos actores políticos es fundamental.
Cuba es un país para el cual la soberanía en materia política interior y exterior es fundamental. Eso lleva a que, si bien Cuba tiene una apuesta geopolítica clara a favor del mundo multipolar, de alianza con Rusia, con China, que son los dos grandes polos emergentes de este nuevo mundo que comienza a formarse, también Cuba mantenga una autonomía en la toma de decisiones, incluso más que la autonomía en determinadas votaciones a la hora de evaluar determinados procesos y determinadas circunstancias.
Esto para los cubanos es fundamental. Tiene que ver con el anhelo histórico que explica como un hilo conductor a la nación cubana desde 1868, en el cual la nación se sintió y se comprendió de manera tal que pudo enfrentarse a España y se enfrentó por las armas y se ganó el derecho a nacer en el concierto de las naciones, como decía Martí, se ganó el derecho a nacer por las armas y por el coraje de sus hijas y sus hijos. Desde esa etapa, la soberanía es un anhelo fundamental, una obsesión casi de todos los grandes hombres y mujeres que jalonan la historia de Cuba. Entonces, esa soberanía es clave para entender la posición que Cuba asume en determinados espacios, en determinados círculos de decisión con respecto a cuestiones puntuales relativas a Rusia, China o a algunos de los grandes actores geopolíticos emergentes en el mundo multipolar.
En resumen, sí, Cuba necesita, pero no solo Cuba, el mundo necesita que esta multipolaridad que está naciendo acabe de nacer, porque ahí y solo ahí residen las alternativas para poder construir proyectos soberanos y alternativos de nación que no estén bajo el acoso permanente del imperialismo norteamericano y sus lacayos europeos.
F.C.: José Ernesto Nováez desde Cuba. Gracias por estar en el GPS
Tomada de “GPS” programa radial de AM24 publicada en Sputnik 5/2/2023