AUNQUE EL PAIS SEA MÁS RICO, EL AJUSTE FISCAL SIGUE SU MARCHA

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Por EconomíaPolítica.uy

Dibujo: Prof. Adán Iglesias Toledo

El gobierno toma decisiones en base a objetivos que definen su orientación política respecto al gasto y financiamiento público. Decide de dónde obtiene ingresos, dónde y cuándo lo gasta. En este artículo nos vamos a referir al resultado del manejo de las cuentas públicas por parte del gobierno central en 2022.

El resultado fiscal del gobierno central muestra la diferencia entre los ingresos y gastos de un gobierno en un determinado período. Cuando los gastos que realiza son mayores a los ingresos que obtiene, este resultado muestra un Déficit Fiscal (DF), y esto indica que el gobierno tiene necesidades de financiamiento para cubrir esta diferencia en las cuentas públicas y puede financiarlo de diferentes maneras (endeudarse, aumentar impuestos, reducir el gasto).

La forma más habitual de medir este resultado es con relación al Producto Interno Bruto (PIB) de una economía, de forma tal de comparar el tamaño del DF con la actividad económica generada en el país en un determinado período. En este sentido, el gráfico 1 muestra el déficit fiscal con relación al PIB en términos anuales entre 2016 y 2022. Mientras en 2016 el DF era del 3,2%, el mismo disminuye los siguientes años hasta 2020, donde, pandemia mediante, el mismo ascendió al 5,1%. Desde entonces, los siguientes años disminuye, ubicándose en 2022 en 3%, apenas por debajo del promedio del período (3,2%).

Gráfico 1

Son varios los factores que explican el nivel del DF. En primer término, a partir de su definición se pueden analizar los componentes que lo integran, es decir, ingresos y gastos.

Los ingresos del gobierno en 2022 crecieron 2,8% con relación al año anterior, y un 0,4% con relación a 2019. Es decir, en 2022 los ingresos del estado son levemente superiores al año pre-pandemia y antes de la asunción del actual gobierno.

En general, los mayores ingresos del gobierno se deben a la recaudación de impuestos a través de la DGI (Dirección General Impositiva), la cual recaudó en 2022 un 3% más que en 2021 y 7,8% más que en 2019.

Los ingresos por concepto de comercio exterior en 2022 también incrementaron 2,6% respecto al 2021, y con relación a 2019 lo hicieron en 17,4% debido al aumento tanto de las exportaciones como importaciones.

Los aportes de las empresas públicas se contabilizan en los ingresos del gobierno central, y si bien este aporte es menor con relación a los dos anteriores, se observa que en 2022 estos aportes aumentaron 4,2% respecto a 2012. A su vez, si se compara este aporte frente al que hacían en 2019 resulta 19% menos.

Por otro lado, el gasto del gobierno central en 2022 “creció” 0,24% con relación al 2021 y es mayor en 1,6% respecto a 2019.

Primero, sobre la estructura del gasto se puede observar que, en mayor medida, los principales conceptos se distribuyen entre Pasividades y Transferencias que significan el 58% de los gastado en 2022. Casi un 30% entre Remuneraciones y Gastos No Personales, un 7,5% a Intereses de Deuda y 5% a Inversiones. Esta mayor participación que adquiere el rubro inversiones en el total del gasto para 2022 seguramente se debió a la continuidad de las obras UPM y ferrocarril central en el sector privado, y a obras de vialidad del sector público. En 2019 era del 4,5% en 2020 fue del 3,9%, y en 2021 3,7%.

Luego, si vemos los principales rubros del gasto en 2022 con relación al 2021 y 2019, como ya hemos comentado en artículos anteriores, las remuneraciones caen en este gobierno, en 2022 la caída es de casi 1% respecto a 2021 y respecto a 2019 cae 4,5%. También las Pasividades caen 1,5 en 2022 respecto a 2021 y 1% con relación a 2019, vale aclarar que este rubro incluye cajas militares y policiales, además de BPS. El ajuste pues se enfocó en salarios y pasividades.

Las inversiones del gobierno central, que como comentamos más arriba, adquieren mayor importancia en el total del gasto, en 2022 aumentan 44% con relación al 2021 y 21% respecto al 2019.

Finalmente, los intereses de deuda pública aumentan 3,5% en 2022 respecto al 2021, y frente al 2019 estos son 3,8% menores.

En resumen, la composición de las cuentas públicas sufrió cambios en la estructura sobre todo en términos de ingresos. Para lograr el menor déficit en 2022 el gobierno recaudó más por concepto de impuestos vía DGI y comercio exterior, los cuales representan una buena parte de ellos. Y, en menor medida, si bien el aporte de las empresas públicas en 2022 mejora aún es menor al que hacían antes de este gobierno. Por otro lado, el gasto en 2022 no aumentó al ritmo de los ingresos, cuenta con una menor participación de las remuneraciones y pasividades en el total del gasto y un poco más en inversiones.

En un contexto de crecimiento económico –finalmente el PIB creció 4,9% en 2022 respecto a 2021- el ajuste en las cuentas públicas sigue su marcha, cuando es evidente que dicho aumento en la actividad económica por sí solo no ha generado mayores ingresos para la población uruguaya, que enfrenta mayores niveles de pobreza y de desigualdad en el reparto de la “torta”. En fin, nada fuera de lo común para lo que acostumbra hacer este gobierno. Ya vimos en artículos anteriores esa idea manifiesta de que la desigualdad para este gobierno no es un problema, como lo indica la reducción de impuestos directos (IRPF, IASS) dirigida exclusivamente a los trabajadores activos y pasivos de mayores ingresos.

 

 

 

 

 

 

 

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