Mate Amargo, continuando el homenaje a Raúl “Bebe” Sendic en el acto del 28 de abril pasado. Extracto del discurso de la compañero Pedro Irigoin
Bueno, pasan los años y se sigue sintiendo la responsabilidad de tener que enfrentarte a este escenario, así que disculpen que sea autorreferencial. La inmensa responsabilidad, los mismos nervios, aún más compromiso.
Hoy, desde Canelones, con todas y todos ustedes, queremos recordar al “Bebe”. Y en el también recordar a todos y todas aquellas compañeras que obviamente acompañaron su lucha.
Hoy recordamos al “Bebe” y sus valores como militante: su forma de conducir, el liderar hasta en los peores momentos, en los momentos más difíciles, su pragmatismo en la búsqueda de acuerdos, su enorme coherencia entre el decir y el hacer. Sus valores como militante basado en la sensibilidad recubierta de fortaleza, seña clara de los grandes revolucionarios de nuestra América Latina.
Eso de no soportar las injusticias, la utopía llena de cariño y el sueño de una Patria Grande que nos contemple a todos y todas. La conducción sin tener que decirlo, el liderazgo sin encabezar nada, nada más que la movilización. El pragmatismo definido en pocas palabras, aquello de trabajar en los acuerdos, aquello de dejar en un segundo plano las diferencias y regar las coincidencias que nos hagan caminar juntos.
Su enorme coherencia, decíamos, entre el decir y el hacer, el predicar con las acciones cotidianas en la lucha contra las injusticias, viviendo entre la gente que vivía esas injusticias. Dejando al pasar, nada más ni nada menos, pero siempre vigente, la práctica artiguista.
Estas palabras que hoy dejamos y este recuerdo vivo de los compañeros tiene dos intenciones: una que es evidente, homenajear y recordar al hombre; la segunda es un compromiso, mantener vigente el pensamiento, la forma de construir organización. Porque hoy más que nunca, nuestro pueblo precisa de esta herramienta.
Venimos de un departamento donde se sigue demostrando que la cosa de gobernar puede ser mirando a todos y todas, que puede ser prestando aún más atención a aquellos y aquellos que más lo precisan. Venimos de Canelones y allí se genera empleo a partir del asociativismo, se cuida la producción familiar, se pone en valor el rol de la chacra. Se celebra con los peones rurales, obviamente que sus costumbres, pero sobre todo sus derechos adquiridos mediante la lucha. Se apuesta a la participación de todos y todas, se es solidario en las ollas populares, se milita en el frente de masas con la responsabilidad que eso implica, y la seguridad de que la unidad se predica todos los días, porque acá no sobra nadie y todos tenemos tareas a cumplir.
Creemos, en todo lo que es nuestro Canelones, que la herramienta de gobierno es para acercar a los que están más jodidas y los que están más jodidos. Y que el diálogo es también con los que mueven la aguja. Se gobierna con sensibilidad, con honestidad, con responsabilidad y con la mirada en sumar a un proyecto que nos tiene que trascender a todos. Que nos acerque a un gigante desafío en los próximos tiempos, el desafío de recuperar las herramientas del Estado para poder combatir las injusticias que hoy vive nuestro pueblo.
Los y las tupamaras tenemos que sumar para ganar el Gobierno nacional. Hacer todo lo posible para que el Frente Amplio llegue a ese proceso electoral con la mayor unidad posible. Para sumar a ese objetivo, ofrecemos desde Canelones a un compañero que siempre tendrá el calor de esta casa, pero que hoy ya es patrimonio de todos aquellos que sueñan con un país más justo. En Yamandú la esperanza de todas y todos, porque también de eso se tratan las candidaturas: entregar al proyecto colectivo el mejor capital con el que contamos.
Por último, y cerrando brevemente, el compromiso de las y los tupamaros de Canelones: mantener levantadas las banderas, construir nuevas utopías, por la senda que el “Bebe” construyó, en cada una de nuestras acciones y pensamientos. Y no descansar, no descansar ni un segundo hasta alcanzar lo más anhelado.
Habrá Patria para Todos.