Por Mario Della Rocca (*)
Si bien la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de declinar postularse para la candidatura presidencial de este año en la Argentina –latente la posibilidad de su proscripción política por el llamado “partido judicial”-, dio lugar a una interesada lectura que la oposición política y mediática catálogo como “deserción”, existe otra lectura más realista a partir de sus palabras y del desarrollo del proceso político en el país.
La lectura que denominamos “las certezas de CFK” obedece a dos de sus definiciones más salientes entre otras, en su condición de la líder política más sobresaliente del país y con ocho años de experiencia como primera mandataria.
Primero, resaltar la necesidad de un programa de gobierno claro y preciso que comprometa al candidato del hoy oficialismo y recree el control de la ciudadanía sobre la próxima gestión gubernamental. Para CFK, el candidato debe ser el programa de gobierno al que se debería comprometer la alianza y su candidato.
En segundo lugar, CFK realizó un crudo relato de las dificultades políticas, sociales y económicas por las que atraviesa la nación y la vigencia de factores de poder históricos –externos e internos a la coalición oficialista-, acérrimos enemigos del kirchnerismo y de su persona y conducción política[1], que tornan imposible dar cauce a las transformaciones necesarias en el país simplemente confiando en una candidatura salvadora.
Entre estas dificultades objetivas se encuentran los condicionamientos al movimiento peronista y a la democracia argentina por parte del “partido judicial”, en alianza ya a todas luces corrupta con los medios hegemónicos de comunicación y la salvaje oposición política de las dos versiones de la derecha hoy vigentes. Funcionamiento del Lawfare a una profundidad y un ritmo nunca visto en Argentina. Ello sumado a que desde el ascenso de Mauricio Macri al gobierno los grandes grupos económicos mostraron un poder de fuego que minimizó hasta lo impensable el poder político gubernamental de quién lo sucedió, manejando “a piacere” dos variables sensibles de la economía: la inflación y la depreciación del peso frente al dólar.
Así fue que durante su mandato el presidente Alberto Fernández –al que CFK criticó desde hace tiempo desde variados ángulos- sólo atinó esencialmente a perdurar bajo la tutela del FMI y la dependencia cada vez mayor de la voracidad del imperialismo norteamericano. La asunción de la ilegal e impagable deuda externa heredada del macrismo fue la muestra más evidente de este tránsito sin renuencias, que lleva hoy adelante el ministro de Economía Sergio Massa.
Asimismo, CFK no dejó de mirar y dirigirse globalmente a la fuerza del oficialismo, tanto a la dirigencia política como social, que en parte ha negociado con el poder estatuido desde el comienzo del macrismo y en parte, en lo que se denomina kirchnerismo, no atina a mostrar una construcción política que no dependa exclusivamente de los movimientos de la hoy Vicepresidenta de la Nación.
Para finalizar, CFK disparó una esperanza más que una certeza, al afirmar: “Espero que nos reemplacen los hijos de la generación diezmada”, aludiendo a la generación de los años ’70 del siglo pasado. Es el desafío del presente para el movimiento democrático, nacional y popular argentino.
(*) Mario Della Rocca es historiador, escritor y periodista argentino.
[1] Mario Della Rocca. Las corporaciones detrás del armado de un “peronismo sin Cristina”. Cuba en Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo, La Habana, ver en https://cubaenresumen.org/2022/12/07/las-corporaciones-detras-del-armado-de-un-peronismo-sin-cristina/ y Operativo en marcha, un peronismo sin Cristina, Radio Cooperativa, Buenos Aires, ver en https://youtu.be/xTXzoLBJsAU