Lavalleja,  la tierra del acomodo y el nepotismo.

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Por Mauro Álvarez

Foto: Facebook ADEOM Lavalleja

Como ha sido de conocimiento público desde hace años la situación contractual de cientos de trabajadores y trabajadoras en la Intendencia Departamental de Lavalleja (IDL) es muy precaria. Tanto es así que el sistema de zafrales, llamado “changas” viene creciendo en número y disminuyendo en calidad de contratación.

Usted que viene leyendo esto seguramente no entiende porque es un lamentable atropello imposible de descifrar, pero trataré  de hacérsela sencilla: los zafrales son cargos que otorga el intendente de turno de manera discrecional y digamos que son pago de favores politico-electorales. Esta más que claro que la culpa no la tienen los trabajadores, sino que el Partido Nacional se las ingenia para que la gente dependa de ellos y los vuelvan a votar aunque sea por una changa de 15 mil pesos.

Políticos blancos, colorados y cabildantes tienen cupos para estos cargos. Los contratos chatarra como se les conoce, son mes a mes: sí, si no le caíste bien al intendente o tuviste diferencia con el jefe, o reclamaste algún derecho, corres el riesgo de perder el laburo.

Como los contratos son a corto plazo, les hacen una liquidación,  por lo que no generan ni licencia ni nada. He sabido de casos en los que mujeres embarazadas o en lactancia prefieren callarse y no reclamar nada porque quedan excluidas del sistema y muchas son jefas de hogar. Quiero agregar que hay “changas” que tienen más de 20 años de zafrales, y de un día a otro podrían quedar sin trabajo y sin derecho a nada.

Hoy día hay alrededor de cuatrocientos zafrales y unos ochocientos funcionarios contratados y/o presupuestados.

No se conocen llamados públicos y abiertos para ocupar cargos en el escalafón obreros, ni profesionales, ni sorteos ni concursos externos. Sin embargo esos cargos terminan siendo ocupados por trabajadores designados directamente por el todopoderoso intendente. Y así van ascendiendo después con concursos internos que han sido bastante turbios, haciéndole precio.

A toda esta situación se le suma los once nuevos cargos de particular confianza que el intendente actual incorporó. Si, once. Son más de un millón de dólares anuales. Estos cargos hicieron que se perdieran más de cien puestos de trabajo.

Uno de los cargos es el del hermano del intendente, pero como la JUTEP dijo “hay cosas que no lo prohíbe la ley, pero no deben hacerse”, quedó igual.

Y así vamos padeciendo al Partido Nacional en Lavalleja. El pueblo que sigue perdiendo fuentes laborales, no hay obras para mejorar y acercar servicios a la gente, el presupuesto insuficiente e ineficaz y ni hablemos del despropósito que están haciendo con los municipios, que será  objeto de análisis para la próxima edición.

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