Por Colectivo Mate Amargo (*)
No nos extrañó la noticia que apareciera el miércoles 12 de este mes, sobre la aprobación por parte del G7 de una declaración de “ayuda” a Ucrania. Dicho documento implica “apoyo militar duradero” a ese país, en momentos que el conflicto es observado como estancado y de larga duración para muchos analistas.
Los lideres del grupo, presentaron el documento según informó RT (1) (EEUU, Inglaterra, Japón, Francia, Alemania e Italia). Esto sucedió en Vilna, capital dónde se celebrara la cumbre de la OTAN.
“Cada uno de nosotros trabajará con Ucrania en compromisos y acuerdos de seguridad específicos, bilaterales y a largo plazo para garantizar una fuerza sostenible capaz de defender a Ucrania ahora y disuadir la agresión rusa en el futuro … la seguridad de Ucrania forma parte integral de la seguridad de la región euroatlántica”, podemos leer en el articulo citado como segmento del documento en cuestión.
Los compromisos son claros:
- suministro de “equipos militares modernos en los ámbitos terrestre, aéreo y marítimo”,
- apoyo al desarrollo de la industria de defensa de Ucrania,
- formación de los militares ucranianos, intercambio de inteligencia, así como asistencia en ciberdefensa, entre otros.
El G7 se compromete, también, a trabajar en la estabilidad y recuperación de Ucrania, luego que desde la OTAN fueran participes de su destrucción, sumado a que proporcionarían apoyo técnico y financiero inmediato.
El compromiso implica también “imponer costes económicos y de otro tipo a Rusia “, además de exigirle “responsabilidades”, obviamente que también solo a Rusia, incluyendo “trabajar para garantizar que los costes para Moscú sigan aumentando”. Y un nuevo robo que implica que “en consonancia con sus sistemas jurídicos correspondientes, los activos soberanos rusos en sus jurisdicciones permanecerán congelados hasta que Rusia pague por los daños que ha causado a Ucrania”.
A Kiev y en contrapartida se le exigiría peligrosamente, el compromiso a “contribuir positivamente a la seguridad de los aliados”, además de “reforzar las medidas de transparencia y responsabilidad con respecto a la ayuda” que recibe. En este segundo caso supone la continuidad de reformas internas “poniendo de relieve sus compromisos con la democracia, el Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos y las libertades de los medios de comunicación” según reza el acuerdo.
Cuesta creer que, en tamaña guerra como esta, se hable de “respeto de los derechos humanos”. Para peor que se mencionen “libertades de los medios de comunicación”, cuando sabemos que el blindaje mediático ha sido brutal. Pero como decía aquel viejo slogan: “Así está el mundo, amigos” (2).
(*) Colectivo Mate Amargo: Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación alternativo.
Notas:
- Cuba en Resumen 12/7/2023
- Jorge Traverso