Por Sdenka Saavedra Alfaro (*)
Nuevamente la ultraderecha contraataca, esta vez utilizando a una persona longeva de 84 años; pues resulta irónico y hasta vergonzoso que una activista que se representa como impulsora de derechos humanos, como es la exreligiosa española Amparo Carvajal, esté representando todo un show, una puesta en escena donde ella personifica a la marioneta, a la fontoche, la que sigue el guión de los que fueron los responsables del Golpe de Estado de 2019, primero martirizándose —hasta morir— 40 días en la intemperie en vigilia en puertas de las oficinas de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos en La Paz, y luego subiendo por una escalera e ingresando al balcón de esos predios, el 11 de julio de 2023, arguyendo de haber tomado la institución.
Resulta también irrisorio, que aquellos que dicen ser defensores de derechos humanos, hayan podido ayudar a realizar todo este montaje, por parte de la extranjera, los que con tono virulento, no sólo insultaron lanzando palabras discriminatorias —India pata rajada, campesina de mierda— a las policías; sino también los golpearon—Puka Reyes Villa golpeando a un policía por la espalda e intentando ahorcarlo con los brazos—, quienes se encontraban desempeñando su función de resguardar la seguridad de las personas en puertas de la Asamblea Permanente de Derecho Humanos.
Una vez más se evidencia la exacerbación del racismo y los discursos de odio, el surgimiento del mismo discurso propio de la ideología de la supremacía fascista blanca, el que caracterizó al régimen de facto de Jeanine Añez, el que mostró el verdadero rostro de la ultraderecha fascista, en el pensamiento colonial, en su odio y desprecio al indio, que hoy, nuevamente se personifica en el libreto armado para que Amparo Carvajal, se convierta en un símbolo, una “heroína” apuntalada por los medios hegemónicos neoliberales, aquellos que fueron el brazo derecho del golpismo en Bolivia, y los que en la actualidad continúan su activismo político de línea editorial de tendencia derechista, como los periódicos El Deber, Opinión, Los Tiempos, o los canales Unitel, Red Uno, PAT y otros como Radio Panamericana, Radio Fides, Erbol.
Porque Bolivia no sólo recibió un golpe de estado militar, policial, cívico, eclesiástico; sino también mediático, la complicidad de los medios de comunicación hegemónicos, los que utilizaron su discurso manipulador y de censura mediática cuando se estaban llevando a cabo las matanzas a la población civil, todo un cerco mediático e informativo, acompañado de persecución, tortura, amenazas a los periodistas locales e internacionales como el caso Facundo Morales, o la muerte del periodista argentino Sebastián Moro, quien denunció el golpe de estado, el que fue apoyado y financiado por Estados Unidos, la OEA, y su secretario general Luis Almagro, la Corona Británica; cuyo artífice y ejecutor fue Carlos Mesa, quién recientemente hizo un llamado a las entidades internacionales para que levanten su voz en favor de Carvajal.
Debemos recordar que fue precisamente Amparo Carvajal, quién justificó las masacres de Sacaba y Senkata, la primera suscitada el 15 de noviembre de 2019 en (Huayllani) Cochabamba, y la segunda el 19 en la ciudad de El Alto, las mismas que fueron perpetradas bajo la dictadura de Añez, donde perdieron la vida más de 37 personas inocentes, existiendo más de 833 heridos, y en las que hubo no sólo el uso desmedido y desproporcionado de la fuerza pública, , las que han incurrido en graves violaciones de los derechos humanos, de acuerdo a los informes presentados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI-Bolivia), la ONU, Harvard-UNHR y CIDH.
Carvajal no se pronunció en defensa de la población civil más vulnerable durante las masacres, representando a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), todo lo contrario, salió a favor de ellas señalando que “la policía y las fuerzas armadas salieron a defender al pueblo”, las que se encontraban totalmente armadas, obedeciendo la represión de acuerdo al amparo del Decreto Supremo Nº 4078, del 15 de noviembre de 2019, que fue aprobado por la dictadura de Añez, para salir a asesinar a todo el pueblo. Además de ello, defendió a la Resistencia Juvenil Cochala (RJC) grupo paramilitar como lo llamó la comisión contra la tortura de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señalando que eran “una resistencia necesaria”, la que perpetuó no sólo destrozos a los domicilios de los ministros de ese entonces, también a las instituciones como la Fiscalía General del Estado, y otros sino también delitos de organización criminal con fabricación ilícita, uso de armas no convencionales y atentados contra bienes públicos.
Se debe tener en cuenta que la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), surgió específicamente para otorgar amparo y alzar la voz por las personas que sufrían violencia, incluidas torturas, en la dictadura de Hugo Banzer Suárez, la cual operaba con total impunidad, a finales de 1976; sin embargo la supuesta defensora de derechos humanos, jamás se solidarizó con las viudas, los huérfanos o madres de los asesinados por el régimen de Añez, nunca los visitó, ni tampoco asistió a sus entierros, al contrario la ex religiosa aplaudió todas las represiones.
Es en ese sentido que Amparo Carvajal, al quererse perpetuar en su cargo de presidenta, siendo el títere de la ultraderecha, quien “politiza” las actividades de los Derechos Humanos, al calificar de “masista” a toda persona u organización que vaya en su contra, entre ellas, Édgar Salazar, con quien se disputa la presidencia de la APDHB, al que lo considera afín al partido de Gobierno; se convierta en una “mártir de la dictadura fascista”, y como lo señalan los analistas, “como en tiempos de Villarroel con esta trama prefabricada, provocar tumultos para desgastar al gobierno, para maldecir como lo está haciendo al MAS (Como en su tiempo lo hicieron las Legiones de María con Villarroel y el MNR) para ganar y consolidar militantes para sus esmirriadas y violentas hordas”.
No cabe duda, que el papel de mártir, de títere y de fantoche lo interpreta muy bien; pues el libreto está muy bien diseñado, y marca un punto de inflexión a partir del cual nuevamente se está usando a la APDHB, como nido de la ultraderecha fascista.
(*) Sdenka Saavedra Alfaro. Escritora, Periodista, Profesora e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED)