Por Gabriela Cultelli (*)
La imagen de portada corresponde a un gran compañero respetado por todos en el pueblo y balneario de La Coronilla, el Toto Veiga, que ya no está pero de alguna manera sigue estando.
Paisano, pescador y agricultor, cosechaba en aquellos rincones del pesquero, tierra arenosa y salitre. Pero el sembraba y recogía los frutos con duro trabajo. Se hacía a la mar con su barca tan marinera como sus trasmallos y aquellas vaquitas “playeras” de dónde nos servían calentita la leche, recién ordeñada, en nuestra infancia, de las manos de la que fuese su mujer por aquellos años.
Se había hecho socialista porque José Díaz, “así como así y sin pedir nada” decía, sacó a su padre de la cárcel cuando por la década del 50 quisieron apresarlo por muchos años, acusándolo de cazar sin permiso, condenando al hambre a toda la familia. Compañero de los compañeros, solidario luchador, cayó preso en 1972 junto al “Chancho” Almada, que también habitaba la zona, luego de que mi padre le regalara un rancho que teníamos allí, en tanto que había quedado en las listas negras de Bella Unión.
Y fue Almada que nos contaba de la fidelidad del Toto, que aun siendo vecinos, cuando los milicos le preguntaron por él, el Toto respondió y a pesar del plantón y la golpiza: “no lo conozco”.
Genio y figura, me contó el mismo que una vez en el cuartel los sacaron en pleno invierno a hacer “guardia vieja” y no tenía zapatos más que unas chancletas que se rompían solas, “pelaba el frío” me dijo. Un soldado pareció conmoverse y le preguntó si no quería unas botas viejas aunque sea, “no tengo frío” le respondió, y reía cuando me relataba la anécdota vivida.
Así era el Don, parecía hablar con la naturaleza, comprender los secretos del mar, el que se levantó una y otra vez, el frenteamplista de hierro, bueno como pocos, y allí está su hijo Gerardo Veiga.
Tuve la oportunidad también de que el Toto me comentara el orgullo que sentía, cuando en el 2005, Tabaré Vázquez nombró a este, su hijo Gerardo, guardaespaldas personal. Y es a Gerardo Veiga, hoy pescador y edil frenteamplista, gran amigo desde la infancia, a quien entrevistamos. Con un préstamo ya pagado que le brindó el Fondo Raúl Sendic, pudo adquirir la maquinaria necesaria para pescar, filetear y conservar el pescado que luego él mismo vende, ahorrándose los costos extraordinarios que implica la intermediación, que en definitiva, es una forma muy común de explotar a los trabajadores del mar.
Estando en conocimiento de su labor como edil, llegamos a él para preguntarle sobre la crítica situación en cuanto a la cobertura de salud de ASSE, importantísima para la población que habita allí todo el año. Se trata de peones u obreros del arroz, trabajadoras y trabajadores del turismo, etc. La policlínica de La Coronilla y su ambulancia, son el único centro de ASSE que atiende a una extensa zona (Pueblo Capacho, Pueblo Pereira, el propio Pueblo Gervasio o centro del lugar, y sus alrededores)
Gabriela Cultelli: Saludos Gerardo, ¿Podrías explicarnos la situación en que se encuentra la policlínica de La Coronilla?
Gerardo Veiga: En este momento la Policlínica de la Coronilla está en una situación muy pobre. Creo que es la peor vez, la peor forma en que ha estado en los últimos años.
Hoy por hoy tiene solo un médico de medicina general que atiende dos veces a la semana. Se acaba de jubilar el médico de toda la vida de La Coronilla, que era un médico de familia, atendía a todos los niños, en parte era pediatría. Al no haber pediatra se encargaba de atender a los niños y además hacía las fichas médicas para el deporte del liceo, entre otras cosas que ya no existen. Hoy los niños tienen que ir a Chuy (1), que es el lugar más cercano para poder hacer su ficha médica.
También está el problema de la auxiliar de servicio de la policlínica, que está en vías de jubilarse, está en estos momentos tomándose su licencia. Por tanto, ya no hay quien limpie. La junta local prestó un funcionario para que puedan tener un mínimo de higiene para poder funcionar, pero tuve alguna noticia de que la policlínica se tuvo que cerrar algún día por falta de higiene.
GC: ¿Cómo se ha llegado a esto? y ¿qué soluciones se están planteando desde las instituciones, el gobierno local y nacional?
GV: Nosotros ya hace dos meses, aproximadamente, nos reunimos con la directora del RAP (Red de Atención Primaria) y el coordinador de ASSE de la zona de Rocha. Advertimos esta situación, planteamos que se iba a dar, que se retiraba el médico. Dijeron que lo tomarían en cuenta y que se tenía que hacer un llamado. Alegaron que es muy difícil conseguir médicos que puedan venir al interior, a un lugar así, que puedan trasladarse y que vengan a la zona, que se alejen de Montevideo por diferentes motivos laborales, familiares, o sea que no todos están dispuestos a venir a vivir acá, al Uruguay profundo.
De hecho, hoy en la policlínica de La Coronilla hay un horario de 06:00 a 18 horas, de lunes a viernes, aunque la página de ASSE diga que funciona hasta las 20:00 horas y que es de lunes a sábado. Si usted de turista viene a La Coronilla y necesita los servicios de ASSE y se fija por la página de ASSE, va a llegar y no va a tener asistencia si es fin de semana, y va a tener que seguir hasta Chuy.
Nosotros propusimos que se haga un llamado para un enfermero que también hace falta, para retén en la noche después que la policlínica cierra, y los fines de semana, para que pueda funcionar la ambulancia. Porque existe la ambulancia y tiene un chofer, pero si no tiene enfermero, el chofer no sale, y está en todo su derecho porque es una responsabilidad para él, que no puede asumir.
GC: ¿Cuál sería la alternativa planteada por Uds.? ¿Qué pasos han dado?
GV: Nosotros, los ediles locales, planteamos la alternativa como te decía del enfermero de retén y nos dijeron que sí. Incluso llegué a tener contacto con un enfermero que vive en la zona, que vive en la coronilla, que es de ASSE, que quiere estar acá, que le conviene a él hacer este trabajo de retén y los fines de semana. Lo comunicamos, pero hasta el momento hicieron caso omiso.
También hablamos por una pediatra, que es la que atiende en Punta del Diablo una o dos veces por semana. Ella vive en Chuy, pasa por La Coronilla, quizás se podría sacar alguna hora de Punta del Diablo o de Lascano, o extenderle horario, para que también atienda aquí. Nos dijeron que sí, que lo iban a pensar, pero es otra promesa que tampoco se cumplió.
GC: Mate Amargo no puede dejar de aprovechar la oportunidad de estar hablando con el hijo de aquel viejo revolucionario, el Toto Veiga, para pedirle una reflexión sobre el legado de su padre.
GV: El legado de mi viejo, Toto Veiga. Viejo revolucionario de acá, muy conocido en la zona y fuera de la zona también. Fue un luchador por la igualdad, porque seamos todos iguales, que la gente no pase lo que está pasando hoy. Por ejemplo, lo que estamos hablando anteriormente.
Nos enseñó a persistir en lo que hacemos, porque tuvo que empezar varias veces a luchar desde cero, antes y después de cuando fue preso político. Cuando salió de la cárcel tuvo que empezar todo de cero, porque no solo ya no tenía sus herramientas, ya no tenía su moto, no tenía muchas cosas, el motor de la lancha, todo eso se perdió durante la dictadura. Y muchas veces tuvimos que empezar de cero y nosotros, bueno, mamamos de todo eso.
Tenemos sobre los hombros, no es un peso, pero es sí algo que nos enaltece y que es ser su hijo. Ser el hijo de alguien que la peleó, que se comió lo que lo que muchos compañeros en ese momento. Y aquí estamos, tratando de -por lo menos- seguir, espero que de la mejor forma y que el nos esté apoyando de alguna forma. Desde que se fue hasta el día de hoy, quisiéramos que su huella continúe, seguirla, como dice alguna canción que le dedicó su compañero, Aníbal Sampayo. Queremos seguir por él, por nuestro país, por nuestra gente, que creo que es lo que él estaría hoy haciendo, seguiría estando codo a codo con nosotros y con los compañeros.
GC: Muchas gracias Gerardo, desde Mate Amargo quedamos también -y como siempre- a las órdenes.
(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)
Nota:
(1) El Chuy queda a 24 Km de La Coronilla y el costo de pasaje esta entre $80 y $82 ida, lo que hace a un costo ida y vuelta de $160- $164