Una Abya Yala comunalista: Los pueblos originarios en la América Latina de hoy

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Por Maribel Acosta Damas (*)

Asistimos a momentos en que desde el norte de Argentina los pueblos originarios de Jujuy protagonizan una extraordinaria demostración de resistencia en contra de la violación de sus derechos, y desde el 25 de julio marcharon a la capital federal en el denominado Tercer Malón de la Paz. Las manifestaciones reclaman mejoras salariales, denuncian las detenciones y arbitrariedades contra los manifestantes y rechazan una reforma constitucional que lesiona sus derechos y potencia represión y mayor escarnio contra los pueblos originarios.

Ante el silencio cómplice de los grandes medios de comunicación, los pueblos originarios de Jujuy aguantan la lluvia, el frío y la violencia que ejercen las autoridades en su intento de desmovilización y desmoralización: otra vergüenza en el panorama latinoamericano actual. Hoy las tensiones en el continente y sus soluciones pasan, sin dudas, por la solución del tema indígena y la adopción de una cosmovisión de la cual son portadores y que es imprescindible para la sostenibilidad total en la Latinoamérica presente y futura. Ya lo refería el peruano José Carlos Mariátegui: “Las expresiones de feudalidad sobreviviente son dos: latifundio y servidumbre. Expresiones solidarias y consustanciales, cuyo análisis nos conduce a la conclusión de que no se puede liquidar la servidumbre, que pesa sobre la raza indígena, sin liquidar el latifundio.”

Martín Delgado Cultelli es miembro de la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina; en 2021, mención honorífica del Premio Nelson Mandela, en reconocimiento a su trayectoria en la promoción de avances calificados para una sociedad más inclusiva, integrada y sin discriminación. Representante de la Nación Charrúa uruguaya, desde casi niño defiende sus derechos, tradiciones y lugar fundamental en la historia y vida de su país. Sostiene que “Uruguay no solo puede ser contado desde la perspectiva de los migrantes europeos, sino que también hay que contarlo desde la realidad indígena, desde la realidad afrodescendiente, desde las diversas realidades que se viven hoy en día, desde los sectores populares, no desde las élites dominantes, o sea contar otra historia del país, y en ello nos hemos involucrado, en cuestiones de formación académica y también de formación social y de formación interna del movimiento indígena.”

Maribel Acosta Damas- En este momento asistimos a dos procesos paralelos y disonantes en América Latina. Por un lado, la construcción de esperanzas en distintos países: Venezuela resiste y avanza, Honduras tiene un proyecto de reconstrucción de país desde principios nacionales y de protección ciudadana, Lula en Brasil intenta recuperar a la nación del destrozo bolsonarista, el proyecto mexicano de AMLO, etc. Por otro lado, es evidente un avance de la extrema derecha en actos de represión tipo dictaduras; como en Argentina, en Guatemala, en Ecuador con la extrema violencia política de estos momentos… ¿Qué considera sobre lo que está ocurriendo?

Martín Delgado- Considero que estamos en una época muy compleja, una época bisagra como hacía tiempo no se veía. Han ocurrido tres elementos que marcan un antes y un después, en términos de etapa histórica. Por un lado, el colapso ecosistémico generalizado que estamos viviendo, una crisis ambiental que genera situaciones sociales, sanitarias, económicas y políticas sin precedentes en la historia. Esta crisis ambiental general se puede ver por un lado, en los incendios masivos en la Amazonia y Australia en 2019-2020, las olas de calor extremas que se han vivido en los últimos veranos y en la crisis hídrica de Uruguay de 2023, ya que Montevideo es la primera ciudad capital en la historia (el único precedente es Caracas en 1958) en quedarse sin agua potable en épocas modernas.

El segundo factor es la pandemia del COVID-19, cuyos efectos económicos y psíquicos en las sociedades todavía no se han recuperado. Y el último es la guerra ruso-ucraniana y la emergencia de una nueva disputa inter-imperialista muy agresiva a nivel global como hacía décadas no se veía. Estos factores generan una crisis de acumulación capitalista a nivel global que no se veía desde el periodo de las guerras mundiales. Si comparamos con el periodo de las guerras mundiales, podemos ver que el estancamiento económico capitalista que se generó (y las sucesivas crisis políticas y sociales que derivaron de él) propició, por una parte, procesos revolucionarios interesantes como la Revolución Bolchevique y la Revolución Española, así como las primeras experiencias de Estado de Bienestar con el Frente Popular en Francia.

En América Latina la crisis de los imperialismos europeos a principios del siglo XX trajo la emergencia de gobiernos nacional-populares y social-demócratas que generaron las bases de los Estados de Bienestar Latinoamericanos. Gobiernos como el de Perón en Argentina, Alessandri en Chile, Getulio Vargas en Brasil y Batlle y Ordoñez en Uruguay. Incluso verdaderas experiencias revolucionarias que no tienen nada que envidiarle a los rusos o españoles como la Revolución Mexicana, la Revolución del 44 en Guatemala o la Revuelta Indígena de El Salvador en 1932. Sin embargo, debemos decir que, si bien estos gobiernos realizaron importantes reformas sociales en favor de los sectores populares, siguieron reproduciendo lógicas de asimilación cultural en los pueblos indígenas. Creo que el ejemplo de lo que digo es la experiencia del 1° Malón de la Paz en Argentina, apoyado en un principio por el peronismo, pero cuando vieron que las demandas de los maloneros implicaban una transformación anti-colonial (en un sentido de transformar las relaciones coloniales a la interna del país, que el “indio” deje de ser el sometido y despojado para que pase a ser un sujeto central) bien amplia de la sociedad, fueron reprimidos y deportados. También debemos decir que las experiencias más revolucionarias como en Guatemala, El Salvador o el zapatismo y magonismo, fueron ahogados en sangre con verdaderas contrarrevoluciones genocidas. Y ahí viene el otro rasgo de esa época, la emergencia de los fascismos; la apuesta de la burguesía a regímenes totalitarios que le garantizaran estabilidad económica para su acumulación capitalista.

Por eso hoy vemos el fenómeno del postfascismo, como la extrema derecha que tiene una fuerza política bien importante. Obviamente la extrema derecha contemporánea no es igual que el fascismo de los años 20 y 30, estamos en el siglo XXI y con 40 años de neoliberalismo de por medio. Por eso algunos autores como Traverso prefieren hablar de postfascismo y no de neofascismo. Y por ello estamos en una “situación de empate”: países con gobiernos progresistas e izquierdistas, pero también muchos países con gobiernos muy de derecha. Incluso, ni los gobiernos progresistas están consolidados, pueden ver volteados. Vemos el ejemplo de Perú, el freno a la constituyente chilena o las trancas a la izquierda en Guatemala. E incluso los gobiernos derechistas no tienen nada consolidado y se los puede voltear como el caso de Bolivia, Brasil y Colombia. ¿Qué quiero decir con todo esto? que coincido con García Linera al sostener que estamos en una época en donde el futuro puede ser emancipatorio o reaccionario. Y todo depende de la fuerza de los movimientos sociales.

Todo está por construirse. Creo que estamos en la época del Alma Matinal de Mariátegui, solo que en versión cyberpunk. Y en esta disputa los pueblos indígenas somos sujetos centrales, ya que la mayor parte de la biodiversidad del planeta se encuentra en nuestros territorios. Además, seguimos manteniendo formas sociales comunitarias que se antagonizan con los proyectos libertarians. De ahí que somos un sujeto central en muchas de las disputas actuales del continente.

Maribel Acosta Damas- ¿Cuál es la posición de los pueblos originarios de la región sobre estos sucesos?

Martín Delgado- Considero que la gran biodiversidad que mantenemos en nuestros territorios vuelve a los territorios indígenas espacios centrales en la disputa capital-vida del siglo XXI. Al mismo tiempo, nosotros somos ejemplo vivo de que se puede vivir de otra forma con la naturaleza, sin depredarla para beneficiar grandes corporaciones. Y acá está también la disputa ontológica con respecto a los sectores neoliberales radicales, conocidos comúnmente como “Libertarians”, que en las Abya Yala tienen una particular fuerza (esa es una de las diferencias entre las derechas radicales de Europa con respecto a las de las Abya Yala). Mientras ellos se basan en una ontología del ser individual, de un mercado teologizado y teleológico, nosotros nos basamos en una ontología del ser comunitario, teologizamos la tierra y retro-futurista (nuestras utopías se basan en nuestra historia milenaria). Y cuando digo el ser comunitario, no me refiero solo a lo público dentro del Estado, sino fundamentalmente a la comunalidad paraestatal de los pueblos indígenas. Somos sujetos centrales en estas disputas, no por elección, sino porque en esto nos va la vida y la dignidad.

Maribel Acosta Damas- ¿Qué papel juegan o pueden jugar los pueblos originarios en la solución de estos conflictos? ¿Cuál sería su rol histórico ahora?

Martín Delgado- Hay algo bien importante que ha señalado Rita Segato sobre las actuales protestas en Jujuy y el 3° Malón de la Paz, que los hermanos kollas, muchas veces olvidados por el resto de la Argentina, son la primera línea de defensa de la Nación frente al extractivismo trasnacional. Los históricamente excluidos por la Nación, se vuelven los principales defensores de la Nación frente a los proyectos neocoloniales. Esto ya lo había dicho Le Bot sobre la construcción de los Estados Plurinacionales en Bolivia y Ecuador. Los neoliberales y nacionalistas criollos no habían hecho otra cosa que dilapidar al Estado, vendiéndolo al mejor postor y generando una fragmentación social alarmante. Curiosamente la unidad nacional, fue hecha por la plurinacionalidad indígena, que restableció principios democráticos y lo comunitario como primera defensa de lo público. En nuestros países pululan los supuestos nacionalistas que cuando llegan a un carguito público le venden los bienes públicos y naturales, sin consulta previa o participación ciudadana, a la primera multinacional que aparezca, sea yankee, europea, china o rusa.

En cambio, los pueblos indígenas, sin un discurso nacionalista y en general cuestionando las matrices racistas del Estado, terminamos defendiendo los bienes públicos y naturales, las bases del común de la Nación. Cuando defendemos un territorio o nos oponemos a distintos tipos de reformas del Estado, en realidad estamos salvaguardando los bienes naturales de toda la humanidad, estamos defendiendo la Nación de aquellos proyectos extractivistas neocoloniales y estamos luchando por un Estado verdaderamente Democrático (Democracia Verdadera, no declarativa), porque un Estado eurocéntrico, no es otra cosa que un Estado Racista y eso no es Democracia. Así que en nuestras particularidades en realidad luchamos por los derechos universales de la humanidad.

Maribel Acosta Damas- ¿Cómo sueña a América Latina?

Martín Delgado- Creo que frente al mundo que tenemos por delante hay dos ejes muy importantes: Uno es el tema de la integración regional, ya que las disputas interimperialistas foráneas amenazan con despedazarnos y fragmentarnos. Otro eje es avanzar hacia una transición ecológica y la construcción de un Estado de Bienestar Verde. La crisis ambiental es de tal envergadura que si no avanzamos hacia modelos fuertemente ecológicos es como ponernos un revolver calibre 38 en la cabeza. Obviamente todos estos modelos tienen que ser en conjunto con los sectores populares y principalmente con los pueblos indígenas. Un error de los intentos de integración regional de la primera ola progresista, es que fue un dialogo solo entre elites políticas. Nunca hubo mecanismos que fomentaran la integración del vecino y vecina común y corriente. Y si no es con la gente de abajo, esa integración será solo una ficción. En segundo lugar, hay modelos de Estado Regulacioncita Ecológico que son racistas y excluyentes de lo indígena, esos modelos no van a ser tan eficientes ya que nuestros pueblos tienen experiencias ecológicas milenarias. Además, está el problema histórico del Estado Racista Latinoamericano y debemos afrontarlo también. Tiene que ser con los pueblos históricamente excluidos. La tentación eco-fascista está, pero debemos enfrentarla y proponer en cambio el Buen Vivir. Creo que estas son las bases de nuestra verdadera Liberación y empezar a caminar hacia un modelo comunal de sociedad. Una Abya Yala comunalista. Ese es mi sueño.

(*) Maribel Acosta Damas, Dra. en Ciencias de la Comunicación Social, Periodista cubana y docente de la Universidad de La Habana, trabaja y colabora con varios medios de su país y de otros países.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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