Teatro independiente en crisis

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Por Rolando W. Sasso(*)

José María (Josema) Novo es director de teatro, dramaturgo y actor. Es el actual presidente de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) y está a cargo de la sala El Tinglado desde 1998. Como dramaturgo utilizó el seudónimo “Francisco Bentancor” y tiene en su currículum haber dirigido más de 60 obras. Habló con Mate Amargo de la crisis que vive y padece el teatro independiente y de las posibles soluciones para salvar ocho salas en peligro de inminente cierre.

Dice Josema (nuestro entrevistado) que, antes de la pandemia “empezamos esta gestión peleándonos con el Ministerio de Educación y Cultura” del cual Pablo Da Silveira es el titular. Responsabilizó al gobierno nacional de la no aplicación de la ley 19.821 de promoción del teatro independiente, que se votó por unanimidad en setiembre de 2019 y nunca se reglamentó. Sumado a esto (señaló), el gobierno redujo un subsidio al teatro independiente de 14 millones de pesos anuales a menos de 12 millones, en un primer recorte que luego profundizó a 9 millones en un segundo tijeretazo.

Pese a todo lo anteriormente dicho, el ministerio de Cultura cuestionó el tremendismo de la FUTI sobre el cierre a corto plazo de El Galpón. A modo de respuesta, la FUTI en el Parlamento pidió se le otorgue un auxilio de 40 millones anuales para cubrir escasamente los gastos de funcionamiento de las 19 salas asociadas y 31 grupos de teatro nucleados. Los parlamentarios se comprometieron a estudiarlo pero al presente no ha habido respuesta.

“El teatro independiente históricamente ha estado en crisis y eso tiene que ver con la forma de gestión. En Montevideo, la profesionalización del teatro ha hecho cada vez más difícil mantener una sala abierta. Entonces surgieron algunos planes como un subsidio parlamentario, que se entregó a partir del 2015 como forma de paliar los costos y aportar desde el Estado para el mantenimiento de la infraestructura de los espacios”.

Porque hoy, para operar sonido y luces digitalmente, se requieren consolas y equipamientos que generan gastos. “Ese subsidio del Estado se rebajó en casi un 50% con el cambio de gobierno y sumando la pandemia (otra contrariedad, con el cierre forzoso de las salas) se produjo la explosión de la crisis actual”.

El impacto fue tremendo porque “cuando empezamos a trabajar nuevamente (puntualizó) necesitamos dos años para recuperar público. Y cuando terminaron los seguros de paro tuvimos que recuperar infraestructura para poder arrancar, al tiempo que los organismos del Estado (UTE, ANTEL, OSE) cortaban los convenios que incluían entradas para clientes o funcionarios”.

Fueron muchos los cimbronazos que recibieron y “no hay que olvidar que son 300 trabajadores alrededor de 19 salas”. La realidad del teatro independiente es tristemente difícil. “A todo esto, lo que nosotros decimos es que el ministerio se niega a dialogar con los artistas, lo cual revela una falta total de conocimiento del teatro independiente uruguayo; se nos había dicho que éste era un gobierno que venía a dialogar y más allá de las diferencias que se puedan tener, lo cierto es que los artistas creemos fuertemente en el diálogo y hoy lamentablemente nos encontramos sin diálogo: en tres años y medio el ministro recibió una sola vez a la federación (FUTI), en esa reunión dijo que recién había asumido y pidió seis meses para conocer la ley 19.821 votada por unanimidad: nunca más contestó el teléfono”.

En el año 2020 el SUA pidió una reunión al ministro, que aceptó darla y como es lógico, lo publicaron en el boletín interno: Vamos a reunirnos con el ministro, todos los que quieran acompañarnos desde afuera, que vayan. “Pero el ministro interpretó que le íbamos a hacer una asonada o un piquete y canceló la reunión. Nunca más aceptó reunirse con nosotros”.

Es lamentable (dijo Josema) pero “no nos reciben para dialogar y nos estamos acostumbrando a no tener diálogo”. Todo esto fue tensando la situación. Entonces “¿por qué llegamos a éste punto? Por un gobierno que no cumple la ley votada por todo el Parlamento y así tuvimos un debate por la prensa, donde el ministro llegó a decir que esta ley estaba mal hecha. Yo dije que a mí me enseñó la educación pública que en el Uruguay hay separación de poderes, donde un poder redacta las leyes (el Parlamento) y otro (el Ejecutivo) las tiene que cumplir; que puede generar iniciativas de cambio, pero no decir que una ley está mal hecha”. Falta un poco de respeto por el trabajo de los representantes electos del pueblo.

Josema dijo que le encantaría saber qué quiere hacer Da Silveira con todo esto, “pero no puedo saberlo si no tengo diálogo con una persona. Son cosas que hablan de la ignorancia de alguien que nunca puso un pie en una sala de teatro”.

Si así son las cosas en Montevideo, mucho peor son en el interior donde los artistas dependen exclusivamente de la voluntad de algunos intendentes o alcaldes, donde no hay departamento de cultura ni un director preocupado o al menos interesado en la problemática del teatro independiente. “Para colmo (tenemos otra perlita) ahora nos dicen que no politicemos la cultura, cuando el que politiza la cultura es el propio ministro Pablo Da Silveira que todo lo mide en clave de política menor”.

RECUADRO:

La carpa FUTI

«Cuando hicimos “Liberaj apto 9, en el 2017 o 18 parte de la esencia de la obra era recrear todo el tiroteo y se pidió la colaboración (un préstamo de armas) al Servicio de Materiales y Armamento del Ejército. La respuesta fue que tenían que venir a inspeccionar el lugar porque la última vez que prestaron armamento se las habían robado los Tupamaros.” Josema se refería al asalto a la carpa FUTI en 1966. “Por eso hemos charlado pila de veces del histórico robo de armas, fue anecdótico para la gente de teatro,” concluye risueño nuestro entrevistado.

(*) Rolando W.Sasso es fotógrafo, periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar historico del MLN-T

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