Por Colectivo MateAmargo (*)
“Ángel Guerra conoció a Gabriel García Márquez en el verano de 1975, en La Bodeguita del Medio, en La Habana Vieja. El escritor estaba acompañado de su hijo Rodrigo.
Desde hacía cuatro años, Guerrita, era el director de Bohemia, la más importante y antigua de las revistas cubanas.
El encuentro fue propiciado por el comandante Manuel Piñeiro, Barbarroja, encargado por Fidel Castro de la atención a los movimientos de liberación nacional, partidos políticos de izquierda de América Latina y el Caribe, a través del Departamento de América.” Comienza así un artículo de Luis Hernández Navarro, publicado en La Jornada el pasado 3 de octubre ante la desaparición física de Guerrita, como le decían sus compañeros y compañeras a este gladiador de la segunda mitad del siglo XX y principios del XX.
Es que Angel Guerra pelió todas las guerras que desde su primera juventud le tocaron vivir y siempre del lado de las y los más humildes, de su y de los pueblos de este continente y el mundo. Ya sea con las armas, ya sea (y sobre todo) con su pluma mordaz y compañera, de esos que dicen la verdad a ultranza, cuente lo que cueste, y en la batalla de ideas conformaron su trinchera martiana.
“El rompecabezas de su biografía se ha ido completando en largas conversaciones en viajes y encuentros. Su amigo Luis Suárez dio cuenta de una parte muy importante de ella. Ángel nació en Camagüey, el 12 de mayo de 1943. Comunista y antimperialista hasta el último soplo de su existencia, vivió en México sus últimos 29 años, comprometido con la Revolución cubana y las luchas emancipadoras.” Continúa más adelante sintetizando el artículo citado, sobre una vida imposible de sintetizar. Porque Guerrita siempre tenía una anécdota diferente, porque tuvo una vida inspiradora. De adolescente se sumó a las luchas contra la dictadura de Batista, se exilio en EEUU en abril de 1958, y un año después regresaría a Cuba ya con el triunfo revolucionario incorporándose a las milicias de tropas territoriales, así combatió en Girón y otros momentos de las luchas antimperialistas en su Patria. Conoció al Che, y este lo comisionó para desarrollar las maquinas cubanas para el corte de caña. Armando Hart lo trajo a trabajar a su lado en la secretaría de organización del PCC, viajó al Congo y la liberación de África no le fue ajena. Entre 1967 y 1971 dirigiría el periódico “Juventud Rebelde”, y desde allí y hasta 1980 “Bohemia”. Desde aquella dirección suya, sale en primera plana y hojas centrales la fuga de los 111 tupamaros de la cárcel de Punta Carretas, victoria que parecía suya y de alguna manera lo era, como recordaba años más tarde.
Guerrita fue un guerrero de su tiempo. Cariñoso y afable como pocos, lo reencontramos luego en la Red de Intelectuales y Artistas desde su fundación, viviendo ya en México y trabajando en La jornada, y otros medios de difusión.
Mate Amargo supo de sus aportes generosos, y en nuestras páginas y con su autorización publicamos varios artículos suyos que citamos como notas, y publicaremos más de esos que trascienden su propia existencia. Es que Ángel Guerra, Guerrita, sigue eternizando los tiempos. A sus familiares, compañeros/as y amigos/as, un abrazo fraterno y solidario desde el Sur.
Notas:
https://www.mateamargo.org.uy/2022/06/22/ecuador-hartos-del-neoliberalismo-pero-divididos/
https://www.mateamargo.org.uy/2022/02/13/12180/
(*) Colectivo Mate Amargo es un Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación alternativo.