La trampa es útil y profunda

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Por Sara Rosenberg. (*)

La trampa es tan sutil como efectiva: todo el mundo se entera y se indigna (aparentemente) de que un nazi de 98 años haya sido aplaudido por muchos nazis parlamentarios en un estado donde se ha albergado a montones de nazis y que colabora activamente en una fuerza nazi como es la OTAN.

Corre la tinta como corre el agua, pero lo más interesante es que esta especie de corriente macabra se produce en el momento en que un nazi como Zelenski está siendo también recibido y aplaudido en ese mismo lugar.

O sea, la buena conciencia occidental, usa a un nazi viejo para tapar y promover a un nazi nuevo, ovacionado y apoyado por todo el Occidente. Es casi perfecto como espejismo, como trabajo para promover la conciencia

No entiendo de que y por qué se indignan. Los nazis están y han estado siempre protegidos por sus hermosas democracias occidentales, no entiendo de verdad esta especie de doble propaganda que ahora se ha puesto tan de moda.

Cada mes, cada medio mes, el laboratorio ideológico produce hechos como este, sea que Zelenski no oculta su simbología frente al Papa, sea que los tatuados están tatuados con cruces gamadas, sea como sea la propaganda (negativa, porque no sé cómo llamarla, llamémosla negativa y muy hábil porque opera siempre tal como ha operado siempre) a favor del imperio del mal, es decir naturalizando las peores aberraciones y deshumanizaciones que hemos vivido.

Cuidado con los indignados, cuidado con la propaganda permanente que pretende naturalizar lo que es simplemente una constante desde 1945, al menos. Yo diría que desde bastante antes.

Desde 1944 ya estaban los nazis organizados como organizaciones terroristas, Gladio es una de ellas, como los grupos de poder terroristas que habían sido sostenidos desde le comienzo del la guerra contra la URSS, y que no han cesado de cometer los peores crímenes contra la humanidad.

La continuidad es evidente. Las maneras en que ahora realizan su propaganda ha variado y se ha actualizado, sin duda.

Ahora “provocan” al bien pensante occidente, que ha tratado por todos lo medios de “no saber”, no querer saber y por lo tanto así poder ser cómplice (dizque inocente) de todos sus crímenes.

No nos sorprendamos, miremos sencilla y profundamente la historia y veremos como esa continuidad se hace muy clara. Diáfana.

Esa bastarda indignación occidental, no es mas que otra forma de propaganda que pretende tergiversar la historia y volvernos, si cabe, mas idiotas todavía. (se dice idiota a quien no entiende ni la historia ni el sentido y necesidad de la vida colectiva) .

Es decir, la dueña de la carnicería se sorprende porque las barandas de la escalera están llenas de sangre y ya huele a podrido. Es necesario hacer una limpieza, pasar un poco de lejía pero mantener el matadero. Las reses se agolpan en la puerta y no hay tiempo que perder.

O sea, que, ya basta de indignados, de pedir disculpas, de hacernos los tontos, estamos en plena vindicación del nazismo, sencilla y claramente porque a este sistema, al capitalismo en su fase terminal, no le queda otra alternativa que la feroz violencia nazi que es la misma que siempre utilizó, en los 40 y en el siglo XXI, cada día mientras declara su buena voluntad “democrática”.

No se trata de democracias que se arrepienten o se equivocan, al contrario, es plena y terrorífica propaganda nazi, para que sigamos creyendo que la democracia occidental existe, mientras nos aniquilan.

Después no me digan, por favor que el humo que salía de las cámaras de gas olía a rosas…o no lo olían y no lo sabían.

(tomado de Cuba en Resumen 4/10/2023)

(*) Sara Rosenberg, escritora argentina, domiciliada en Madrid, autora de numerosos libros, como «La edad del barro», «Cuaderno de invierno», «Un hilo de rojo» o «la isla celeste».

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