Defender la unidad

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Por Rolando Sasso(*)

En estos días, de tantas turbulencias en lo político, hay una jugada que puede perjudicar el triunfo del Frente en las elecciones nacionales de 2024. Pero también puede perjudicar el resultado de la consulta popular sobre la reforma jubilatoria. A la interna del Frente Amplio, como en las organizaciones sociales, las aguas están agitadas, se ha puesto en peligro la unidad, mientras la derecha observa el panorama con satisfacción.

La unidad de las fuerzas del pueblo (en lo político como en el campo social) es de fundamental importancia para avanzar en la búsqueda de un futuro mejor.

Desde los años 60, en los que se celebró el Primer Congreso del Pueblo y se fundó primero la CNT y luego el Frente Amplio, la historia de las fuerzas populares (incluyendo a Fucvam y otras organizaciones populares) ha rondado en cómo mantener y ampliar las fuerzas populares, en beneficio de los más.

Con esa fortaleza ideológica se enfrentó a la dictadura y los embates regresivos de la derecha de turno. Se defendió a las empresas públicas y se dieron grandes batallas por la vivienda para los sectores populares organizados y se peleó contra la impunidad de los golpistas y represores de uniforme o de corbata. Se trancó firme a los intentos de limitar los derechos sindicales mientras se seguía luchando por el salario y los beneficios adquiridos.

En ese ir y venir de los acontecimientos se estuvo varias veces a punto de romper la unidad, tuvimos dirigentes que retacearon el voto en el Parlamento para irse con la derecha, mostrando el daño causado, y tuvimos los figurones que se fueron sin más, dejando el surco detrás de ellos. Pero contra viento y marea, siempre primó el criterio de defender la unidad popular, costara lo que costara.

Y se pagó con hambre y desocupación, con clandestinidad, cárcel y tortura, con desapariciones forzadas y robos de niños, con exilio y peregrinaciones por el mundo. Se pagó con sangre, dolor y lágrimas; el ventarrón nos dobló la vara, pero no logró quebrarla, las organizaciones populares salieron fortalecidas y más unidas que nunca. ¡Cuánta historia escrita por los héroes del pueblo!

Como una herramienta más de lucha y como legado de los veteranos a las nuevas generaciones. ¡Gloria eterna a los mártires del pueblo! De los que recogeremos la antorcha que ilumine la marcha de hombres y mujeres de nuestro pueblo.

Pero ahora, ante las nuevas instancias electorales, se está formando una tormenta en un vaso de agua. Se está discutiendo en distintos ámbitos que si salís a juntar firmas o no, que si vas a ensobrar la papeleta o no, que si apoyas o no el sentir de la gente. Apurados por la prensa y por la derecha que exigen definiciones, sin tiempo a discutir qué medidas adoptar, obligan a dividir la cancha (el PIT CNT impulsando la consulta popular y el Frente Amplio dejando en libertad de acción a los suyos) para beneficio de las clases dominantes.

Se sirve como en bandeja de plata el argumento de “si no ganamos las elecciones será por culpa del plebiscito que interfiere en la decisión de los ciudadanos”, y si no se gana la consulta popular será porque “ustedes no ensobraron la papeleta”. Lo que importa, en el fondo de las cosas, no es el resultado de las urnas, sino la brecha formada en las fuerzas del pueblo. La derecha presentó las cosas de tal manera y presionó tan magistralmente que logró lo que no pudieron la dictadura ni los gobiernos derechistas que le siguieron: poner en peligro la unidad de la izquierda.

Hoy lo primordial (para muchos) es ganar las elecciones nacionales, porque sin ello no habrá reforma jubilatoria a favor ni en contra del pueblo, no podrán implementarse (aunque gane) los tres puntos de la papeleta del PIT-CNT y los movimientos sociales. Pero sin unidad será imposible un triunfo popular en las urnas. Y si pensamos que en media docena de años (tal vez en cinco años) la reforma que se vote ahora no tendrá razón de ser porque el avance arrollador de la tecnología la pasará por arriba y habrá que instrumentar una nueva reforma jubilatoria, no tiene sentido hipotecar la unidad popular, que es nuestro bien mayor para seguir luchando.

Lo que está en entredicho es más que un puñado de votos más, o menos para la coalición de izquierda o para la papeleta del PIT-CNT, es la unidad de la izquierda. Estamos ante un acontecimiento nunca visto desde los años 60, ante el avance de las fuerzas de la derecha más retrógrada, se ensancha la brecha en el seno de las fuerzas populares. Es hora de que las dirigencias escuchen la voz de los de abajo: Defendamos la unidad del pueblo.

(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T

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