Por EconomiaPolitica.uy (*)
Ec. Claudio Fernandez Caetano (**)
Desde el Estado se tienen básicamente dos fuentes de financiamiento para desarrollar las políticas públicas. O bien el gasto público se financia con la recaudación de impuestos o mediante el endeudamiento en sus distintas formas.
Ambas fuentes de financiamiento tienen sus implicancias en la economía. Es sabido que desde las políticas tributarias definidas como más o menos progresivas se pueden alcanzar distintos niveles de redistribución del ingreso, porque no solo se redistribuye y genera bienestar con la manera en que se direcciona el gasto público, sino también en cómo se recauda y qué intereses afecta o sectores productivos fomenta. Por su parte también el endeudamiento público tiene sus consecuencias relacionadas tanto a sus condiciones de pago como al tipo de acreedor y más cuando se trata del FMI con sus condicionalidades. Actualmente nuestro país no tiene endeudamiento con ese organismo, fruto de la cancelación de la deuda en el primer gobierno del Frente Amplio. Una muestra actual del efecto de ese tipo de condiciones es el resultado inflacionario y devaluatorio que resultaron para la economía argentina los condicionamientos del préstamo tomado en el gobierno de Macri.
El financiamiento en base a deuda más allá de sus implicancias, presenta su aspecto positivo en las necesidades de recursos para el desarrollo de la economía en el largo plazo, donde los recursos corrientes no bastan para financiar políticas públicas como ser obras de infraestructura o inversiones que apalanquen el crecimiento en el futuro.
Los problemas respecto al nivel de endeudamiento del sector público comienzan a presentarse cuando la deuda no es sostenible respecto al nivel de producción del país. Desde otro punto de vista, el aumento de la deuda que financia el déficit fiscal no pude generar restricciones tales que afecten el desarrollo de las políticas públicas en merced del pago del financiamiento de la misma. El gráfico siguiente presenta el nivel bruto y neto de deuda del gobierno central en relación al nivel de producción de la economía, el PBI.
Respecto a la deuda bruta, en 2020 aumentó como proporción del PBI en relación a 2019 pasando de 48,1% a 61,3%. Ese salto, que coincide con el cambio de gobierno y el comienzo de la pandemia, se basa no tanto en el aumento de la deuda tomada sino por la caída en el nivel de producción. A partir de 2021, cuando comenzó a recuperarse la economía, el volumen de deuda bruta se estabilizó en un 58% del PBI.
Por otro lado, la deuda neta del gobierno central representa la deducción a la deuda bruta de los activos financieros (liquidez de tesorería y otros activos), es decir la capacidad de pago. La deuda pasó de significar un 44,6% del PBI en 2019 a 56,2% en 2020, bajando a 53% en los años siguientes.
Otro análisis puede hacerse sobre la deuda y el sector público global, donde también inciden los gobiernos locales, el BPS, las sociedades públicas y principalmente el sector público monetario representado por el Banco Central del Uruguay. En esa línea, los activos de reserva del BCU juegan un papel esencial, ya que reflejan la capacidad de pago con los no residentes. Estos activos, descontados los que son depósitos transitorios del sistema financiero privado, son utilizados para intervenir en el mercado cambiario y para afrontar los pagos de la deuda externa.
En relación a esto y a la deuda bruta y neta del sector público global, en relación al PBI también tuvieron un salto en 2020, como consecuencia de la caída del producto. Más allá de eso, en 2022 la deuda neta alcanzó un 39% del PBI cuando en 2019 estaba en un 30%, por el propio aumento de la deuda medida en dólares.
El movimiento de los activos del BCU, también se relaciona con la política cambiaria. En los gobiernos del Frente Amplio se procuró que el dólar acompañara la evolución del mismo a nivel internacional, no solo mediante compra de dólares incidiendo financieramente en el precio, sino al menos con señales que funcionaran como indicaciones de que se estaba atendiendo desde la politica cambiaria las fluctuaciones a nivel internacional. Con la conducción actual del BCU, pasó a desatenderse la política cambiaria y por tanto también sus efectos sobre la economía real, dejando absolutamente librado el precio del dólar a la confianza que parece tenerse en el mercado.
(*) EconomiaPolitica.uy es un Programa de asesoramiento, investigación y formación en Economía Politica, dirigido por el Mag. Hector Tajam.
(**) Claudio Fernández Caetano, economista, ex vicepresidente de la ANV, actualmente trabaja en el Programa EconomiaPolitica.uy y en la UdelaR, miembro de la REDH.