Por Gabriela Cultelli (*)
Fotografías Marisa Adano (**)
A principios de este mes y en la peatonal Sarandí fuimos a encontrarnos con una forma peculiar de economía social, solidaria y circular: La Femi Feria. Allí las saludamos, intercambiamos y sobre todo nos llevamos la sonrisa que todas y cada una de ellas nos regalaban a pesar de vidas que fueron vulnerabilizadas, pero que entre todas se crecen, se empoderan y salen fortalecidas a un mundo que quiso doblegarlas, pero no pudo. Pasamos una tarde hermosa, admirando su producción y admirándolas a ellas.
Son artesanas, jefas de hogar, madres y abuelas con menores a cargo, con problemáticas económicas, emocionales, de salud, con el primer contexto influyendo sobremanera sobre los demás.
Ellas producen, en la mayoría de los casos, reciclan materias primas y materiales, de allí que puedan caracterizarse sus formas dentro de la conceptualización de economía circular, en esencial unidas con el desarrollo ambiental saludable y sostenible. Pero y sobre todo autogestionan su producción individual o familiarmente, y su forma de comercialización y organización como colectiva social.
Allí hablamos con Carla Foulques, integrante de esta Colectiva, electricista, trabajadora de la construcción, delegada social y sindical. Pero más que nada, dueña del gran corazón que comparte entre todas y enseña a compartir. En definitiva, parece de esas orientalas que no se doblegan.
G.C. (por Mate Amargo Gabriela Cultelli): Cuéntanos un poco sobre Femi Feria
C.F. (Carla Foulques): Estas mujeres son mujeres artesanas, jefas de hogar y abuelas con nietos a cargo. Viven en un contexto de vulnerabilidad económica y emocional, pues también el contexto económico influye mucho con la salud mental, en lo emocional.
La mayoría de las cosas son recicladas, por ejemplo las telas para poder armar artesanías, sean moños, materas, bolsos; y todo lo que tenga que ver con la producción manual que hacen ellas. Es eso que le llaman economía circular y economía autogestionada, economía social y solidaria. Todo tiene que ver con lo mismo.
G.C.: ¿Desde cuándo están en este emprendimiento y cómo surgió la idea?
C.F.: La idea surgió en el 2020 en plena pandemia, viendo el contexto crítico que estaba sufriendo el país, que las mujeres estaban quedando sin empleo y no había herramientas que las apoyara desde el gobierno. Tuvo la iniciativa el Movimiento Social de Mujeres y Disidencias. ¿Por qué? Porque la realidad nos dice que si no le damos las herramientas a las compañeras para que puedan vender su producto, para poder llevar un poco de economía en los hogares, poco hacemos.
Así surgió Femi Feria en el 2020, pues las compañeras vieron la posibilidad de poder armar ferias culturales, porque esto es cultural. Y allí estuvo el apoyo de la IMM, facilitando el acceso a nuestras plazas en todos los barrios.
G.C.: ¿Cuántas eran y cuántas son en el momento?
C.F.: Es un proceso hermoso. Fuimos casi 30 compañeras al principio y en estos tres años, pasaron más de 500 personas por Femi Feria. Muchas consiguieron trabajo o armaron otro tipo de emprendimiento para poder llevar sustento a sus hogares. De eso se trata. Hoy en día somos casi 150 compañeres que nos vamos distribuyendo según la feria, para que puedan participar en grupo, porque meter en una plaza a 150 mujeres es imposible. Por ejemplo, muchas compañeras por el tema de la escuela, el día de semana no pueden participar, entonces los fines de semana ocupan un espacio. Así unas compañeras y otras, se turnan de acuerdo a sus posibilidades.
G.C.: Además de hacer estas ventas en lugares colectivos, que es un hecho de colectivización, ¿qué otras herramientas de colectivización emplean?
C.F.: Nos reunimos dos veces por mes en asambleas únicas, y se votan por consenso las decisiones. Resolvemos por ejemplo donde vamos a hacer la feria, en qué plaza, cuántas compañeras, si vamos a llamar artistas. Porque también eso tiene Femi Feria, que le damos visibilidad a las compañeras que cantan, hacen rap, danza, todo lo que tenga que ver con la cultura. Nosotras las llamamos para que ellas puedan exponer su arte y pasar la gorra para poder llevarse un poco de dinero también.
Una de las cosas importantes que se hizo fue el armado de cursos, por ejemplo, de emprendedurismo que ya tendremos el segundo a fines de octubre.
G.C.: Cuéntanos sobre el concurso en que participaron y el premio que recibieron
C.F.: Participamos y ganamos. Fue un concurso que realizó la Intendencia de Montevideo, y sirvió para fortalecernos. El concurso era para colectivos que trabajaran con emprendimientos, por ejemplo de artesanía, ollas populares, y todo lo que tuviese que ver con la educación para la mujer. Ganamos el premio para poder comprar insumos para la feria y hacer talleres para las compañeras, y poder hacer los cursos con desayuno y almuerzo. Es importante que se sientan cómodas las compañeras y que todas estén participando activamente. El sábado será casi todo el día y para noviembre vamos a hacer una capacitación de construcción para que las compañeras que viven solas con sus pequeñes, no tengan que depender de otro varón. Van a ser tres sesiones con enseñanza teórica y después una práctica, en la que armaremos algo en alguna obra.
G.C.: Y si compañeras, en las mismas condiciones que estas compañeras que vemos acá, quieren acercarse al grupo, a la colectiva ¿cómo lo hace?
C.F.: Yo soy la referente de la Colectiva, soy parte de la colectiva. Me tienen que mandar un mensaje a mí por privado. Nosotros le enviamos un mensaje introductorio, agregando que para participar no pueden tener salarios mayores a $30.000 dentro del hogar, pues esto no es un hobby o una forma de incrementar el ingreso porque sí. Este proyecto tiene la característica que es para mujeres que viven en hogares de contexto crítico.
Nosotras lo que hacemos es que las compañeras se sientan mejor, que pueden tener su compañera o compañero de vida. Que tengan un trabajo, porque sabemos también la carga que tiene la compañera cuando su compañero o compañera de vida queda sin trabajo y necesita poder llevar ingresos al hogar.
Le damos prioridad a esas compañeras que tienen un hogar en su hombro, porque su compañero no puede trabajar, o compañeras con problemas de salud.
También tenemos compañeras con discapacidad. A Ana siempre la menciono, porque es una compañera ciega que talla en madera y un ejemplo para todes.
G.C.: Un hecho muy importante es el relacionamiento dentro de una Colectiva que lleva ya 3 años. Cuéntanos un poco sobre las iniciativas que desarrollaron en este sentido.
C.F.: Es muy común entre mujeres violentadas, ciertos comportamientos violentos que necesitábamos superar.
Ya sabíamos que teníamos que trabajar el tema de la violencia. Hay que ser realista. El patriarcado lo tenemos porque la sociedad y el sistema impulsan la violencia y se responde con violencia, la sufren en sus hogares y la reflejan en la colectiva. Entonces nosotras hicimos un trabajo importante, las escuchamos sin dar consejos, hablamos con ellas sin decirles sobre la violencia que estaban ejerciendo, sin culpabilizarlas, dialogando, escuchándolas. Y así comenzó a disminuir la violencia entre nosotras.
La sociedad nos cría así y estamos en un contexto crítico también desde nuestros hogares. Enseñamos con los talleres de género a no reproducir la violencia dentro de la colectiva, sino a abrazarnos y cuidarnos entre nosotras, que es súper importante. Es fundamental tener presente la vulnerabilidad emocional con que llegan las compañeras, pero se van con otra mirada, incluso de su propia vida y saben que pueden. Pueden hacer cosas mejores y más lindas para ellas y para otres, y eso se va distribuyendo también socialmente.
G.C.: Muchas gracias compañera Carla, muchas gracias a todas estas compañeras que por más difícil que les haya tocado en esta sociedad capitalista y patriarcal, nos reciben con alegría y la fuerza de saber que entre todes podemos.
No nos despedimos, esperamos el reencuentro de todas y todos con esta particular Feria Feminista en la plaza Cagancha de esta Capital los días 8, 9 y 10 de noviembre.
(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)
(**) Marisa Andano, fotógrafa uruguaya, colaboradora especial de Mate Amargo, trabajadora y directiva del Fondo Raúl Sendic.