Por José Ernesto Nováez Guerrero (*)
La revolución bolivariana es, sin dudas, el más importante proceso político latinoamericano de las primeras décadas del siglo XXI. El liderazgo de Hugo Chávez impactó profundamente a escala regional y global, pero también trasformó radicalmente el país al interior. Sus diversas políticas, reformas y programas sociales modificaron sustancialmente la calidad de vida del pueblo venezolano e hicieron a este protagonista del profundo proceso de cambios que vivía su patria.
Acosada, perseguida, satanizada, fuertemente golpeada por la temprana muerte de su líder, la Venezuela revolucionaria sigue aún hoy en pie de lucha. El tejido social construido por la revolución ha sido clave en su resistencia.
En ese panorama, destaca especialmente la experiencia comunal. Las comunas venezolanas, hijas de la tradición de lucha popular del país y la región, pero también de aquella histórica exclamación del comandante Chávez: ¡Comuna o nada!, son la expresión de la búsqueda de una nueva forma de democracia y organización social, de participación política.
Para conocer sobre las raíces históricas que nutren la experiencia comunal en Venezuela y la particular lectura que Chávez hiciera de ellas, así como los retos y límites de esta, conversamos con Blanca Eekhout, luchadora social venezolana. Blanca fue Ministra de Comunicación e Información (2009-2010), Ministra para la Mujer y la Igualdad de Género (2016-2018), Vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela (2011-2015) y actualmente es diputada a la Asamblea Nacional por el estado Miranda y preside la Comisión Permanente de Desarrollo de las Comunas.
En torno a 2008 o 2009, por lo menos hasta donde pude rastrearlo en los discursos, es cuando el Comandante Chávez empieza a hablar fuertemente de las comunas, a hablar del poder comunal como una alternativa, como una nueva forma de estado que se iba a construir y empieza todo el paquete de leyes, de medidas, para apuntalar y darle una existencia legal que amparara toda la experiencia de las comunas. Me gustaría comenzar hablando un poco de ¿cuál es ese proyecto del comandante en torno a las comunas? ¿Cómo él lo concibió y también cómo él llega a la experiencia de las comunas, cuáles son los antecedentes en su pensamiento, en la historia política y social de Venezuela.
Fíjate, ahí hay una raíz anterior. Cuando el Comandante Chávez diseña su propuesta, el proyecto, el programa político, que lo hace antes de llegar al gobierno y antes de entrar siquiera en la campaña y es parte del movimiento inicial, el tema son el árbol de las tres raíces. Buscar la raíz profunda del proceso social, de lucha, de cambio, que tenga arraigo, identidad y carácter popular. Y eso es Bolívar, Zamora y Simón Rodríguez. Bolívar y todas las gestas de independencia, Simón Rodríguez como una especie del filósofo y Zamora el dirigente ya de las fuerzas más populares, es decir, tierra y hombres libres, horror a la oligarquía. Pero Simón Rodríguez es un personaje que define algo que además fue determinante también en el pensamiento de Bolívar y es el término de la toparquía: el poder de la gente en el lugar. Que no podíamos construir república siendo periferia. Tenía el pueblo que convertirse efectivamente en protagonista, en autor y en constructor de su vida, porque cada espacio del territorio tenía que ser un espacio productivo y allí hay una concepción de la educación, de la conformación del ciudadano y sobre todo de la igualdad.
Entonces, el tema del poder de la gente en el lugar es una cosa que tiene que ver con la propuesta filosófica de la revolución bolivariana y es una cosa que también aporta Rodríguez y que marca la propuesta de gobierno de Hugo Chávez. Es inventar o errar. Si reproducimos el modelo europeo o el modelo gringo, estamos destinados al error. O inventamos lo nuestro o nos acabamos. Por lo cual Chávez siempre dijo tenemos que crear nuestra fórmula. Y ahí otra vez volvemos a Bolívar.
En la época en que ya estuve como como Ministra de la Comunicación, surgieron los Aló Presidente Teóricos y Las líneas de Chávez, que eran textos que salían los domingos. En uno de ellos él habla de una frase del padre Bolívar en el Monte Sacro donde El Libertador afirma que nos toca en el nuevo mundo despejar la incógnita del hombre en libertad. Es decir, todo lo que se ha hecho hasta ahora es para dominar, es para oprimir, pero cómo se construye una humanidad en libertad. Para nosotros, que veníamos de la esclavitud, de la ocupación, del genocidio de nuestros pueblos originarios, del secuestro de nuestro pueblo afro y la esclavitud del pueblo, del no reconocimiento, él ahí nos interpelaba: ¿cómo podemos construir república donde el 80% de los habitantes de esta tierra no puedan ser considerados ciudadanos? Entonces, dijo, no puede haber sino una sola clase y es la de ciudadanos. Aquí que todos hemos que ser iguales. Pero esa igualdad, Simón Rodríguez decía, no nos va a caer del cielo, hay que ir formando al individuo para esa responsabilidad colectiva en la comunidad y allí la educación juega un papel fundamental. Simón Rodríguez es, en América Latina, es uno de los fundadores de la educación liberadora y además de la construcción de esa razón de estado en el territorio, construir ahí la forma de gobierno.
Para el comandante Chávez esto fue no solamente parte del plan de sociedad, de proyecto político que se iba a presentar, sino que fue repetitivo a lo largo de toda su campaña. Cuando lo conocimos la gran mayoría, que fue en el levantamiento del 4 de febrero, él se refiere a un movimiento bolivariano. Ahí por primera vez tenemos conciencia: esto tiene un apellido, este levantamiento responde a algo que forma parte de nuestra vida y que hace tiempo que no lo oíamos sino era para, como decía el cantor Ali Primera, “llevarte flores al panteón, para saber que estás bien muerto”.
Cuando Chávez comienza la vida electoral y decide el camino, que tiene que ser con todo el mundo, y se despliega en campaña de manera recurrente, permanente, cita en todos los discursos de la campaña esta frase del discurso de angostura del padre Bolívar: “Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta”. Y digo esto porque cuando él toma posesión el día 2 de febrero del año 99, luego de la victoria, repite esta sentencia y añade que confía más en el tino del pueblo que en el consejo de los sabios, que es otra cosa que decía el padre Bolívar, por lo cual iba a llamar a un proceso nacional constituyente. Esta constituyente es el primer acto de gobierno.
Él se propone refundar la república, pasar por encima de todo lo que había sido el status quo, construir un nuevo estado. Todo lo que se hizo fue para matar la república y por eso debemos derrotar esta cuarta república, que es la república de la traición y lo que está sucediendo es un acto de resurrección. Este pueblo que ha resistido en medio de todo esto, que se niega a la muerte, resurge de sus cenizas. Es un acto de resurrección, pero tiene que ser sobre nuevos valores, sobre una voluntad distinta a la de la colonia, a la del imperio, a la de la oligarquía, tiene que ser sobre las bases de la voluntad popular.
Entonces, no es una cosa que a Chávez se le ocurrió. Él viene viendo cómo lo hacemos, de qué manera construimos esto nuevo y ahí te digo Zamora, Bolívar y Rodríguez en la raíz, pero él estuvo buscando toda la identidad. Él ya nos hablaba de la vigencia, de la fuerza, del legado, de la memoria, de nuestros pueblos originarios que vivían en comunidad. Es decir, la comuna no es algo ajeno a la identidad latinoamericana y, particularmente, a la venezolana. Nuestros pueblos originarios vivían en comuna. Pero además nuestro pueblo afrodescendiente, al llegar a este territorio se hizo liberto, se hizo cimarrón, se fue a construir cumbe. Las cumbes de nuestro pueblo afro no eran una burbuja, era con ese pueblo indio que estaba regado por toda esta tierra, que es negado, como si los españoles hubieran llegado a tierra vacía. No, era una cultura, nuestra cultura caribe, que a diferencia de la de los aztecas o de los incas, era absolutamente horizontal, sin jerarquías. Era una cultura viva que pobló este territorio y que estaba definiendo todo lo que es parte de este pensamiento, de esta herencia, de lo que todos somos.
Entonces nuestro pueblo afro que se hace cimarrón, que está en cumbe, que está en esa realidad de esa visión horizontal de la cultura de nuestros pueblos originarios, pero que además aquí se nutre con lo que fueron las comunas andinas que se levantaron en toda la cordillera en Perú hasta los andes venezolanos y colombianos. Aquí todo ese tema de construir espacios donde se gobierna el territorio es una cosa que viene de muy lejos.
Entonces el comandante Chávez comienza muy rápidamente con el proceso constituyente a levantar las banderas de las mujeres, de los indígenas, de los afros, de los trabajadores, de las personas adultas mayores, las personas con discapacidad, todo ese movimiento, las luchas, las banderas, todas están ahí. Pero luego está el tema de la deuda histórica de un pueblo condenado a la pobreza, la exclusión, al analfabetismo. Entonces empieza el tema de que cada necesidad se tiene que convertir en un movimiento, en una organización, para que sea un derecho. El derecho no va a caer del cielo, tiene que ser conquista del pueblo, de un pueblo consciente.
Cuando te dicen refundar la república, está sobre la base, también nos lo repetía Chávez, de la necesidad de crear conciencia, conciencia histórica, porque sólo quien sabe de dónde viene puede saber quién es y para dónde va. Y eso implica poder ser protagonista para construir el nuevo modelo de democracia, que desde el principio fue democracia participativa y protagónica, por ese artículo 5 de la nueva Constitución, donde se declara que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo. Es intransferible, no es delegable. Y era la búsqueda, la premisa y el objetivo de esa constitución. No es una cosa que se descubre después cómo iba a hacerse y dice los instrumentos de ley. Todavía no teníamos claro todas las cosas, pero también dice: las instituciones emanan de la soberanía del pueblo y le deben obediencia. Ninguna institución está por encima de la voluntad popular, se debe a ella, entonces es un elemento constitucional, es parte de la refundación de la república.
¿Cuáles son los primeros pasos que da el gobierno bolivariano y el comandante Chávez en esta etapa inicial? ¿Cómo construir esa nueva conciencia y esa práctica política?
En esos años iniciales el país estaba endeudado, hipotecado, no tenía cómo pagar a ninguno de sus empleados públicos. El petróleo estaba entre 4 y 7 dólares el barril, se había destruido la OPEP, estaba en proceso de implosión y en toda esa esa agitación nosotros tuvimos además en ese momento una vaguada que le costó la vida como a 50.000 personas. Una cosa horrible. Y en todo en medio de esa crisis, tenía que atender al pueblo, tenía que pagar la deuda y tenía que inventarse cuál era el proyecto. Que no podía venir ya como un programa absoluto, que tenía que construirse con la gente y desde la gente. En ese proceso comienza el trabajo en el territorio. Hace una cosa interesantísima, que es el Plan Bolívar 2000 y pone a todos los militares, que es la única estructura que está organizada en el territorio, al servicio del pueblo. Los mismos militares que habían disparado en el año 89 y que habían matado 3.600 personas por orden del régimen puntofijista, en este momento se ponían a servir al pueblo, a desplegarse en el territorio, a llevar el alimento, a generar los espacios para la identificación de los ciudadanos, porque buena parte de nuestros habitantes no tenían ni siquiera la condición de ciudadanía, no tenían una cédula de identidad. Ahí surge en toda su magnitud el problema del desplazamiento. Nuestros campos estaban abandonados porque los terratenientes, los latifundistas, empujaban al pueblo, les despojaban de la tierra, les despojaban de la vida, no tenían educación. Así que todo el mundo se había ido al norte, a la costa, a tratar de encontrar en las ciudades una forma de vida. Pero resulta que en esas ciudades estabas condenado a vivir en la periferia, en el cerro que se lo llevaba el agua y ni siquiera eras dueño de eso. Entonces la percepción de no tener, de no poseer, de no ser parte, de no tener proyecto, era terrible, porque no tenías nada, era la precariedad absoluta. Y uno de los primeros comités que se organizan son los Comités de Tierra Urbana. Es decir, usted que vive ahí, usted se organiza y usted es dueño de esa tierra. Es una propiedad familiar, pero se consigue de manera colectiva, tenemos que refundar el barrio.
Esas comunidades, que venían unos de los andes, otros de los llanos, otros de la costa, otros colombianos, dominicanos, se pusieron a refundar. ¿Quiénes fueron los primeros que llegaron aquí? Fulanito, Perencejo. ¿Dónde están los ancianos? ¿Y cómo llegaron? Bueno, es que venimos de que nos desalojaron de aquel lado, que se cayeron las casas por la lluvia en aquel otro, que nos pusieron en container aquí de manera temporal y ya tenemos 50 años aquí, pero que en cualquier momento llega alguien que dice: “Yo soy dueño de la tierra porque en mil ochocientos tanto nos dieron esto” y nos votan. Entonces ahí, en ese momento, se decide que cada comité que se organiza es dueño de su tierra. Haces la memoria, haces la carta del barrio, y planificas el futuro como lo quieres ver y ya eres gobierno en ese territorio. Comienzas a construir. Por primera vez no sólo es tuyo, sino que es tuyo y de un colectivo que puede decidir qué queremos hacer con esto. Comité de Tierra Urbana, las Mesas Técnicas del Agua. Toda esa tierra, todos esos barrios, todos esos pueblos, no tenían agua. Entonces las Mesas Técnicas del Agua es el diseño de todo el plan para lograr meter la tubería, para lograr tener la conexión, para que el agua llegara.
Y de repente gente que nunca había tenido agua, que tenía 50 años en un sitio, 30 años en un sitio, van a tener un proyecto político y una tubería. Entonces, esa necesidad se convirtió en un movimiento, en una organización, pero luego fue creándose una cosa maravillosa, extraordinaria, que es justamente el Barrio Adentro, la salud. No habríamos podido hacerlo sin Cuba. Cuba es determinante. Esto fue maravilloso, porque no es solo que llegaba el médico, sino que llegaba a un espacio donde la familia tenía que hacerse cargo de él y a veces el único cuarto de la casa se le entregaba a la médica y al médico cubano. Y cuando el médico salía, salía con ese Comité de Salud, en lugares donde la gente no tenía atención de salud, a ver cuántas mujeres embarazadas, cuántos niñitos con discapacidad, cuántas personas adultas mayores, quiénes son hipertensos. Esto era ya un movimiento. El comité de salud era un movimiento que tenía la capacidad de acompañar al médico y de resolver en el territorio una de las cosas más sentidas porque estaba vinculada a la vida.
Todo el plan de la Misión Robinson. Llevar educación. El comandante Chávez se encuentra con este tema de un alto índice de analfabetismo y un anhelo gigantesco de estudio. Cuando él llega al gobierno resulta que había que pagar una inscripción para ir a la escuela y la gente no tenía cómo pagar la inscripción. Las escuelas cada vez más abandonadas. La primera medida de Chávez fue eliminar ese pago de inscripción y entraron en ese momento 800 mil niños que no habían podido entrar porque había una cuota que pagar para inscribir. Pero en medio de toda esa efervescencia, la gente puede acceder, puedo llevar a mi hijo a la escuela. Está todo el plan para garantizar que los hijos e hijas de nuestros hermanos colombianos que no tenían cédula que no están negados a ir a la escuela, pudieran entrar también.
Pero comenzó el plan de la Misión Robinson. La Revolución cubana, que había logrado diseñar, aprender, construir a partir de su proceso y de la solidaridad que ha tenido la revolución cubana con el mundo un método donde se podía aprender ahí en el territorio con la gente protagonizando. La Revolución cubana adecuó su modelo a la realidad venezolana y comienza esto que es una misión bellísima porque cada uno de los hombres y las mujeres que aprendía a leer y escribir era un vencedor, era alguien que de repente se convertía el protagonista del proceso y cada persona, misionero, misionera, estaba haciendo revolución. Entonces éramos protagonistas de algo y logramos derrotar el analfabetismo. En un momento, el comandante pide que todos los que quieran ir a la universidad por favor vamos a manifestarnos y sólo en un fin de semana, 500 mil personas se inscribieron, de toda la gente que quería ir a la universidad. Porque el anhelo era para ascender, para ser reconocido.
La participación popular es entonces una de las claves de este nuevo proyecto político.
Todo estuvo pensado en función de la participación, pero de la participación protagónica, no de un pueblo que se beneficia de una política, sino de una política que se desarrolla con el pueblo, desde el pueblo, en función de una necesidad que se tiene que transformar en movimiento para lograr el derecho. El derecho no sólo está en la Constitución, sino que el derecho es una conquista que se concreta en la vida por la acción de la gente, por la acción política consciente de la gente. Entonces esto ahí el comandante Chávez dice: bueno, todo esto está muy bien, pero si no se convierte en gobierno, entonces el Comité de Salud por acá, el comité que está encargado de la Misión Robinson por acá, el otro que está en el tema de la vivienda, entonces eso es dispersión y si la lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate. Así que él considera que todo eso debe agruparse en Consejo Comunal. La Ley de Consejo Comunal se aprueba en el 2006.
Esa es la primera, pero ya el trabajo venía dándose porque el presidente se empeñó desde el principio en que el pueblo protagonizará el proceso. Desde el momento que nos llama a proceso constituyente, hasta la realización de esas nuevas formas de organización. Pero obviamente el comandante fue evolucionando también, es decir, aprendiendo, escuchando, porque en la concepción del comandante del poder, el poder es del pueblo y este nos delega un poder que su único objetivo es devolverlo en bienestar, en vida, pero sobre todo en más poder. Es reforzar esa fuerza del pueblo. Desde la visión robinsoniana, esa delegación no debería ser el objetivo del poder sino el ejercicio de aplanarlo de manera que el poder se ejerza en todos los espacios de la vida de la gente.
Luego, después de ir desarrollando toda la visión de los Consejos Comunales, el comandante dice esto tenemos que llevarlo a una instancia superior. Necesitamos que la gente que ya aprendió a gobernar en los territorios, entienda que la cosa es mucho más amplia y que debemos ponernos de acuerdo entre Consejos Comunales, porque hay tareas que le competen a una población aún más amplia. Porque si tenemos que desarrollar una universidad aquí, no va a ser de un pedacito del territorio. También en lo referente al proceso productivo. ¿Cómo logramos tener un nivel de organización tal que un territorio completo desarrollara niveles de producción que garantizaran, abastecieran, desarrollaran, pero además que pudieran permitirnos una planificación nacional?
Más adelante, en los Aló Presidente Teóricos, apunta que la comuna tiene que ser el tejido del nuevo cuerpo social, del nuevo estado. Y se pregunta cuál es el espíritu de esto que estamos construyendo. Que es nuevo, que tiene que ser invención de nuestro pueblo, que no puede ser el estado burgués, que no puede ser la democracia representativa, sino que es una creación nuestra. Por lo cual es indígena, afrodescendiente, es obrera, es feminista y es hasta cristiana, porque considerando toda la espiritualidad de nuestro pueblo afro e indígena, hay un componente importante cristiano, desde la visión del Cristo socialista que va construyendo, desarrollando, rescatando Chávez para convertirlo en lo que debería ser un motor también de transformación y de cambio.
Entonces, dentro de esa particularidad, él por mucho tiempo decía: vamos a hacer un injerto y aquí está esta estructura y vamos a ir metiendo lo nuevo. El Ministerio de Educación nunca va a atender el tema del analfabetismo, nunca va a lograr los saltos necesarios. Así que vamos construyendo las misiones, las misiones educativas. Primero alfabetizar, la Misión Robinson, pero luego seguir en la Misión Rivas para llegar a la universidad. Eso implica municipalizar la universidad para que esté al alcance de todos, pero además para que la universidad responda a los problemas, a las necesidades de su territorio, en función de esa visión robinsoniana del poder de la gente en el lugar. Entonces está diciéndonos yo no voy a eliminar al Ministerio de Educación, yo no voy a cortar cabezas, yo tengo que ir construyendo una nueva institucionalidad, basada en esta forma de desarrollo del poder desde abajo, con la gente y voy creando las misiones.
Entonces las misiones nos iban a ir permitiendo ese injerto. Eso nos dio resultados y Venezuela logró las metas del milenio antes que ningún otro país. Un programa de alimentación que tiene Naciones Unidas lleva el nombre de Hugo Chávez porque logramos un avance gigantesco en el tema de alimentación. Logramos cosas fabulosas en el tema de la vivienda. Logramos, después de Cuba, ser el segundo país con la mayor matrícula universitaria de Nuestra América, el quinto del mundo. Entonces fuimos haciendo cosas enormes en poco tiempo.
Y en paralelo estábamos haciendo eso y estábamos batallando por construir Petrocaribe para que el petróleo de Venezuela apoyara el desarrollo en el Caribe. Y permitiera que por primera vez en la historia Argentina tuviera petróleo venezolano, Uruguay tuviera petróleo venezolano. Que el petróleo pudiera apuntalar el desarrollo de toda Nuestra América. Y la CELAC y el ALBA y todas estas cosas maravillosas que con Cuba se fueron haciendo y que nos permitieron llevar la Misión Milagro a gran parte del continente. Todas esas cosas están pensadas con la gente, desde la gente e inventando nuevas formas de acción política en el territorio.
La guerra económica había comenzado a afectarnos con fuerza en el 2009, aunque en el 2008 se dio todo aquello de las burbujas, crisis del capitalismo. 2009 fue difícil, 2010 tuvo que enfrentar dificultades, tuvimos reveses, disminuciones en el tema electoral. Ganábamos, pero no con lo que debió haber sido ante las conquistas tan grandes que habíamos hecho. Pero la guerra mediática y todo el ataque imperialista, que fue desde guarimba, intentos de magnicidio y sobre todo una campaña sistemática de criminalización y satanización de la revolución bolivariana. Entonces era librar muchas batallas.
El comandante Chávez en el 2012, luego de la victoria enorme que tuvimos el 7 de octubre, decide que ese era el momento. Habíamos acumulado la fuerza suficiente para dar un salto y eso se denominó el golpe de timón. Y dijo ahora sí: independencia o nada, comuna o nada. Él asociaba de manera absoluta la independencia, que es la soberanía del pueblo, a la comuna. No vamos a poder defender lo que hemos construido y avanzar en la construcción, si no logramos ese nuevo estado, esa nueva forma de gobierno que es el poder popular, el poder popular es el pueblo que se hace gobierno, que se hace gobierno en cada milímetro del territorio. No convierte al pueblo en una periferia, sino que nos dice: el nuevo estado tiene como tejido fundamental, lo que lo une, la célula fundamental, es la comuna. Esa comuna tiene múltiples centros, consejos comunales que están allí, el comité campesino, sobre todo los consejos campesinos, esos múltiples núcleos de la comuna nos van a ir permitiendo que este tejido se convierta en una red que será el nuevo cuerpo de la sociedad.
(*) José Ernesto Novaes Guerrero, Escritor y periodista cubano. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Coordinador del capítulo cubano de la REDH. Colabora con varios medios de su país y el extranjero