Cortesía Parlamentaria

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Por Carlos Pereira das Neves(*)

Si bien el Idioma Español es él o uno de los idiomas más ricos en cuanto a léxico, no menos cierto es que también posee una infinidad de lugares comunes, de articulaciones. Que más que desarrollo, operan como respuesta fácil, como respuesta final a la que nos arrastra nuestro desinterés, como una forma de iniciar una conversación con un extraño o apenas para llenar un incómodo silencio.

Estamos acostumbrados a escuchar y leer algunas combinaciones de palabras que parecieran haber nacido juntas, y cuyo vínculo se refuerza cuando las escuchamos en el ámbito -por excelencia- que las acoge. Tanto así que a uno le cuesta poder entender que alguna vez hayan podido estar separadas o que puedan utilizarse con cualquier otra (palabra) que se aparezca, casi que hasta dejando entrever un celo novelesco.

En lingüística, a esta combinación se le llama colocación. Y algunos ejemplos se nos vienen a la mente: cita ineludible, efecto invernadero, pronunciar un discurso, crítica constructiva, asquerosamente rico, sin perjuicio de lo cual, batir un récord, etc., etc., etc.

Los ejemplos mencionados seguramente funcionen como explicación para un mayor porcentaje de los lectores, ya que son combinaciones de temas generales que uno puede escuchar o reproducir en cualquier tipo de conversaciones, reuniones, lugares, personas…todos las van a entender.

Pero también tenemos las combinaciones específicas y, dentro de ellas, a mí me gustaría profundizar sobre una en particular. Que me hace mucho ruido, cuyo proceso de construcción, de combinación, no ha sido natural ni objetivo.

Quiero hablar de la cortesía parlamentaria, que además tiene su propia definición: “Deber y uso parlamentario que forma parte del oficio de los integrantes de las Cámaras, sustentado sobre el cuidado de las formas, el respeto al oponente, al orador, a las decisiones de las presidencias de órganos parlamentarios, a los tiempos, en suma, al arte de la convivencia en sede entre adversarios políticos.

Durante muchos años, coincidiendo -en lo que a mí refiere- con las gestiones frenteamplistas del gobierno nacional, escuché esta combinación en ámbitos parlamentarios cada vez que el oficialismo de ese entonces justificaba alguna actitud, un “permiso” a miembros de la oposición para que dejaran claras sus ideas frente al tema particular que se estuviera tratando. “Permiso” desde donde la oposición de ese momento, ahora gobierno, construyó verdades, combinaciones fácticas, relato, para llegar adonde llegaron y literalmente sentarse arriba de la cortesía parlamentaria…entre otras tantas cosas que hoy se ubican debajo de ese trasero de clase.

En la actual legislatura, la cortesía parlamentaria faltó más a las sesiones que el Senador Sartori.

Faltó en cuestiones triviales, como la vestimenta de una senadora o permitir el show de un diputado con gente imantada, y algún otro circo del que ahora me estoy olvidando.

Faltó en cuestiones medianas, como todas las veces que los legisladores frenteamplistas hicieron quórum para que las sesiones se llevaran a cabo, porque los legisladores de la coalición de derecha no entendían que gestionar un país también es ir a trabajar en la función para la que fueron electos. Por no decir que hay que ir a trabajar para cobrar el sueldo y las partidas que reciben, siendo que a muchos de ellos les chorrea la sangre de los colmillos cuando hablan de bajar el costo del Estado o dejar de darle plata a los pichis que no hacen nada…yo nos lo he visto devolver ni un peso de todas las veces que no han ido a trabajar y esa plata sale del Estado que supuestamente quieren achicar.

Faltó en cuestiones importantes, como todas las veces que compareció el Poder Ejecutivo, mintiéndole al Poder Legislativo y a toda la ciudadanía con los casos de Astesiano y Marset. También mintieron con la LUC y con la paridad de precios de importación, aplicando lo que habían propuesto y votado siempre y cuando no perjudicaran los niveles de aprobación del gobierno. Haciendo un uso discrecional de leyes y disposiciones…LOS REPUBLICANOS

Pero más ha faltado cuando se trata de los trabajadores y el miércoles pasado fue la frutilla de la torta, de un proceso en el que jamás se tuvo consideración con las más de 2 mil familias de ex trabajadores médicos y no médicos de Casa de Galicia.

Y de nada sirven los oportunistas que, apuntando a las próximas contiendas electorales nacionales, ahora se desvisten de responsabilidades. En particular Cabildo Abierto, que se encontraba al frente del Ministerio de Salud Pública y demoró en ver que en marzo de 2020 había 44.711 socios en Casa de Galicia y luego pasó a 43.829 a diciembre de 2020 y 42.896 a diciembre de 2021. Para el momento en que nombraron veedores que iban a asegurar el cumplimiento de los compromisos e informar al MSP sobre posibles desvíos de las sesiones de crédito…ya había pasado más de un año. Durante un año abandonaron la institución en momentos críticos.

Lo del miércoles pasado, en el que se tenía que levantar o sostener el veto Presidencial contra la ley que indemnizaba a los ex trabajadores de Casa de Galicia por un monto mayor al que originalmente había establecido el Poder Ejecutivo, fue la derecha en su máximo esplendor.

La conducción que hizo la Senadora Graciela Bianchi de la Asamblea General fue un mamarracho, no permitió la explicación sobre lo establecido por los artículos 138 y 139 de la carta magna y, aprovechando el desalojo de los ex trabajadores de Casa de Galicia de las barras, levantó la sesión antes de tiempo cuando todavía había legisladores anotados para pedir la aclaraciones necesarias.

Lograron lo que querían, la victoria táctica y la simbólica, dejando un mar de enredos.

No debería ser ninguna novedad, no deberían haber sustos ni exclamaciones cuando una candidata a vice Presidenta diga que “la cosa es oligarquía versus pueblo”, ellos saben lo que son, lo que defienden, nosotros somos los que olvidamos y hacemos que ese mar de enredos vuelva con el tiempo…en forma de cortesía parlamentaria.

(*) Carlos Pereira das Neves es escritor, columnista y co-Director de Mate Amargo. Coordinador del Colectivo Histórico “Las Chirusas” y miembro del Capítulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (RedH)

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