Uruguay eligió su representación al Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC)

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Por Mónica Puleri(*)

En julio del año 1992, en un contexto en el que se pretendía conmemorar los 500 años del mal llamado descubrimiento de Américay en medio de un importante levantamiento de pueblos indígenas en todo nuestro continente ante esta iniciativa, surge la creación del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC)

El 24 de julio de ese año, en Madrid se llevaba adelante la Cumbre de Presidentes Iberoamericanos. Una de las resoluciones de las reuniones que se llevaron adelante en esos días fue la creación del Fondo Indígena, hoy denominado FILAC.

Los Estados suscriptores del convenio constitutivo fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Portugal y República Dominicana. Uruguay fue uno de los países, que junto a Venezuela y Perú, aprobaron el documento pero suscribieron en años posteriores el convenio constitutivo que permitía la integración y participación plena en la Asamblea General del FILAC. Este documento entró en vigor el 10 de febrero de 1994 al haber sido depositado en la sede de las Naciones Unidas.

Fueron años de transformación de los modelos nacionales de la región y de las relaciones entre los Estados, los Pueblos Indígenas y la cooperación internacional.

Recién en el año 2005, el mismo año en que se crea el Consejo de la Nación Charrúa de Uruguay (CONACHA), Uruguay suscribió el Convenio Constitutivo del FILAC y logró la participación en la Asamblea General, debiendo acreditar sus delegados. La primera delegada titular fue Ana María Barbosa (Tacuarembó), y los delegados alternos fueron Enrique Auyanet (Canelones) y Daniel Collazo (Montevideo). En el año 2006 la Asamblea, realizada en La Antigua (Guatemala) elige nuevas autoridades y asume como primera Vicepresidenta nuestra compatriota, quién al año siguiente por renuncia del Presidente actuante y por resolución del Consejo Directivo pasa a presidir el organismo, hasta el año 2008 cuando se realiza la siguiente asamblea. Ana María Barbosa se convierte así en la primera mujer indígena en asumir la presidencia del FILAC. Fueron años de construcción donde se fue dando forma a los programas emblemáticos del Fondo Indígena, que persisten hasta hoy día como el de la Universidad Indígena Intercultural, una importante red de Universidades de América Latina y Europa con un enfoque epistemológico que hace foco en la cosmovisión indígena y da oportunidades a estudiantes indígenas y a sabios de diferentes pueblos, como docentes, en un proceso muy fermental de diálogo de saberes.

El FILAC, en sus comienzos, fue concebido como un organismo de apoyo económico al desarrollo de los pueblos indígenas, sirviendo como intermediario muchas veces, de la cooperación internacional para designar recursos y canalizar proyectos productivos, pero con los años su objetivo se fue transformando hasta convertirse en lo que es hoy, un organismo de articulación política entre los pueblos indígenas y los Estados.

Actualmente es un ámbito bipartito integrado por 19 países de América Latina y el Caribe y tres extrarregionales: España, Portugal y Bélgica. De esa manera la Asamblea general se constituye con 22 delegados gubernamentales y 19 delegados indígenas, uno por cada país miembro.

Para nuestro país ha sido muy importante en lo que tiene que ver con la visibilización de indígenas en Uruguay, y la inclusión de nuestros hermanos y hermanas en el mundo indígena de América Latina, como uno más, con nuestra historia de genocidios y persecuciones, discriminación y negación. Desde el FILAC se ha estado apoyando, desde el año 2005, los procesos de visibilización en el país, aportando en las campañas hacia los censos nacionales (2011 y 2023) y en el proceso hacia la ratificación del Convenio 169 de la OIT (actualmente en desarrollo) y también a algunos proyectos educativos.

Cada dos años los países miembros del FILAC tienen su elección interna, donde se elige un delegado titular y dos suplentes. Este viernes 22 de marzo 2024, Uruguay tuvo su elección con los siguientes resultados: ocupando el lugar de Delegada ante FILAC, Paula Suri del Clan Chonic y de la organización CO.NA.CHA.; como primer suplente el estudiante avanzado de Antropología Martin Delgado Cultelli de la Comunidad Danan Bedetta, y en tercer lugar la Lic. Ana Maria Barbosa de A.DEN.CH. Las organizaciones presentes en la elección de delegados fueron: Clan Rua La-at; Clan Onkaiujmar; Clan Gubaitase; Clan Chonik; Comunidad Basquadé Inchalá; Jaguar Berá; Danam Bedetá; Nderé Opatimar; Adench; Derecho Indígena; Charrúas Oipik Udimar; Anaxiguat Epaj; Guadaripí; Guidaí Tekoha; Grupo Santo Domingo Soriano; Mujeres de la Costa

En una jornada de respeto y con nuevas organizaciones componentes de la Nación Charrúa, además de elegir nuestros delegados ante el FILAC, se proyecta continuar la lucha del reconocimiento del Estado Uruguayo y la ratificación del convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que establece los derechos de los pueblos indígenas en diversos aspectos de la vida laboral y la protección de lugares sagrados y reconocimiento de las instituciones propias de los pueblos entre otras reivindicaciones.

En nuestro país, el Estado y gran parte de la población siguen con una actitud negacionista de los indígenas a pesar de que las nuevas investigaciones de los científicos de la UDELAR, sobre todo de la antropología genética demuestran que más de un 70% de la población tiene genes indígenas, los censos siguen dando un porcentaje importante de personas que dicen tener ascendencia indígena (4,5% de la pobl.) y otra cantidad de gente (aprox. 80.000 personas) se autoidentifican indígenas (datos censo de población 2011, INE). Por otro lado, si analizamos los datos históricos, hay certeza de que hubo sobrevivientes de las sucesivas matanzas llevadas adelante por el naciente estado de la República Oriental del Uruguay a partir de 1830 y que muchas de nuestras bisabuelas eran mujeres charrúas y guaraníes. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX se construye el discurso de un país sin indiosy a través de la intelectualidad, el arte y la educación el Uruguay surge como un país blanco, negando sus orígenes indoamericanos. Pero la sangre indígena es más fuerte y el revisionismo histórico y la ciencia están empezando a demostrar que existimos, que somos, que hay una continuidad indígena en nuestro país y tenemos derecho a sentirnos indígenas, y reconstruir nuestras costumbres, nuestras espiritualidades y nuestra forma de vida.

(*) Mónica Puleri es escritora y poeta, defensora de los derechos humanos indígenas, miembro del Clan Rua La-at

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