Por Aleyda Guevara March (*)
Collage de Portada, Edwin Calle (**)
Hace poco tiempo me nombraron embajadora del retorno de Palestina. Somos ocho personas, yo soy la única mujer. Por eso había pedido que me permitieran ser la voz de las mujeres y los niños palestinos.
Después, al poco tiempo, comenzó está locura de Israel contra Palestina que, por supuesto todo el mundo sabe que no es de ahora, que comenzó hace muchos años, pero en los últimos tiempos se ha hecho más dura y más difícil la situación y llega al extremo de asesinar a personas que están buscando un poco de comida, ven la concentración y sobre esa concentración disparan a sangre fría.
Es muy difícil poder hablar de la mujer palestina desde tan lejos. ¿Qué estará haciendo, qué estará sintiendo cuánto es el terror que vive en estos momentos esa mujer? es difícil, muy difícil porque nosotros estamos acá del otro lado y a pesar de todos los problemas que vivimos no se compara para nada la situación que ellas sufren.
Yo soy madre y realmente al mirar y ver aquellos pequeños cuerpos abrazados por las madres, ya inertes, sin poder mirar sus caritas siquiera, pienso, ¡Qué difícil! perder lo más puro que tiene la mujer en su vida y la mujer palestina está sufriendo esto todos los días, todos los días desde hace cinco meses.
¿Y qué hacemos nosotras?, ¿qué hacemos el resto de las mujeres?, hablar, llorar, gritar, pero estamos tan lejos…tan lejos que no podemos hacer gran cosa.
Y te desesperas y duele, duele mucho.
Hay cosas que uno quisiera borrar de la vista, de la mente…como las imágenes de esos pequeños niños temblando después de ser rescatados de un bombardeo. ¿Qué les dirán?, ¿dónde estarán sus padres?, ¿serán abrazados nuevamente, sentirán el amor de sus seres queridos?, ¿cuánto tiempo sobrevivirán a un nuevo bombardeo?
Esto es realmente algo tan inhumano, tan horrible que uno no puede hablar de eso, sin embargo, está ahí, está pasando todos los días y nosotros no podemos permitirlo.
La mujer palestina entonces se convierte en un ancla, ancla para su compañero, para sus hijos y sus nietos. Y esa mujer fuerte que tiene que gritar de dolor pero que sigue resistiendo, esa mujer no puede desaparecer y todas nosotras tenemos que levantar las voces para impedir que esto ocurra.
Viva Palestina. Viva la mujer palestina, que siga teniendo dentro de su propia vida la semilla, la simiente del futuro. Gracias, gracias por resistir, gracias por ser tan fuerte, tan tierna y tan compañera, muchas gracias.
(Tomado del Dossier “Palestina: Mujer Rebelde y Esperanzadora” de la Revista Humanidad en Red, de la REDH en https://humanidadenred.org/por-palestina-mujer-rebelde-y-esperanzadora/)
(*) Aleida Guevara March, Médica Pediatra Cubana internacionalista, colaboradora del Centro de Estudios Che Guevara de La Habana.
(**) Edwin Calle, artista boliviano, collage realizado para el dossier “Palestina: Mujer Rebelde y Esperanzadora”.