Irán vs Israel. Lecciones de un ataque

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Por José Ernesto Nováez Guerrero (*)

La noche de este sábado 13 de abril, todo el mundo se puso a la expectativa. Los titulares de los principales medios de prensa anunciaban el inicio de un masivo ataque iraní en contra del territorio de “Israel”. Cientos de drones y misiles volaron durante varias horas rumbo a una serie de objetivos estratégicos del ejército sionista en la operación denominada como “Promesa Verdadera”. La mayor parte fueron interceptados, pero varios alcanzaron su objetivo, fundamentalmente en instalaciones militares. No hubo edificios ni población civil dañada.

En la interceptación de los drones y misiles iraníes participaron no solo los sistemas antiaéreos y antimisiles de “Israel”, sino que también se implicaron los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y el Reino de Jordania.

Pero no solo Irán atacó al ente sionista. También lo hizo la temida milicia Hezbollah en el Líbano, quienes dispararon ráfagas de cohetes contra el Golán ocupado, declarando que habían logrado destruir una de las baterías de la Cúpula de Hierro, el ultramoderno sistema de defensa israelí y los hutíes de Yemen.

Varias horas de alarma después, Irán dio por concluida su ofensiva y declaró que no habrá otra en el futuro cercano, salvo que alguna acción sionista obligue al país a una respuesta aún más contundente. El representante persa en la ONU, por su parte, invocó el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas donde se reconoce el derecho a la legítima defensa de las naciones para explicar el curso seguido de su país. Añadió que las acciones iraníes eran, entre otras muchas ofensas, un resultado del ataque al consulado del país en Siria, donde murieron varios altos oficiales iraníes, seguido por 13 días de inactividad y silencio por parte de los organismos internacionales.

La misma ONU y el mismo Occidente que fueron cuando menos tibios luego del ataque de “Israel” al consulado, respondieron con inusitada energía ante las acciones iraníes. El domingo 14 tuvo lugar una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad y las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza fueron enfáticos y explícitos a la hora de amenazar y condenar a Irán. Por su parte, el representante israelí pidió todas las sanciones posibles contra el país persa.

El nivel de tensión en la región parece haber bajado un poco desde el fin de la ofensiva iraní, pero aún se espera una posible respuesta de “Israel”. Netanyahu debe estar lidiando a lo interno con las presiones de los sectores más ortodoxos dentro de su gobierno, los mismos que defendían una respuesta inmediata. Pero también lidia con la presión exterior de Washington, que no quiere verse involucrado en una escalada regional, teniendo tantos frentes abiertos y en un año electoral.

La respuesta israelí será determinante para el curso geopolítico de los acontecimientos en la región. Una respuesta brutal conllevará, tal y como la ha dejado claro Irán, una reacción proporcional, motivando una escalada imprevisible. Una respuesta más moderada debe buscar algún objetivo simbólico, que le permita al impopular gobierno israelí mantener el equilibrio interno sin provocar excesivamente a su gran rival regional.

La respuesta iraní, no obstante cuál sea el desarrollo en el futuro inmediato, deja un grupo de elementos que se pueden señalar. El primero de todos la diferencia entre los ataques genocidas de “Israel”, que no diferencian entre objetivos y buscan crear daño y terror y la respuesta de un gobierno que meditó cuidadosamente sus acciones y apuntó fundamentalmente a objetivos militares, siendo el único objetivo civil declarado la casa de Netanyahu en Jerusalén.

Otro elemento importante es que Irán, a escala geopolítica regional, ha demostrado no sentirse intimidado por “Israel” y sus aliados, evidenciándolo en la que ha sido la primera ofensiva directa en décadas sobre el territorio ocupado por parte de un estado rival, con un poderío militar equivalente. Hasta ahora Israel había debido lidiar fundamentalmente con las acciones de grupos que, aunque fuerte y organizados, como Hezbullah, no son estado ni representan una entidad estatal fuerte. Irán es otra cosa, mucho más grande que lo que las genocidas Fuerzas de Defensa Israelí pueden masticar.

La respuesta iraní puso a prueba la totalidad de las capacidades defensivas aéreas israelíes. En el proceso demostró el alto costo del sistema de defensa. Se estima en 1,3 mil millones de dólares el costo total de defenderse del ataque, frente al costo muy inferior de la tecnología ofensiva del país persa, estimado en unos 35 millones de dólares. Por otra parte, se demostró el límite de este sistema defensivo y su capacidad de maniobra. En una ofensiva a escala muy superior y con apoyo de la fuerza aérea es posible para las altas capacidades de producción de misiles y drones persas desbordarlo. Además, ninguno de los 13 misiles hipersónicos lanzados pudo ser interceptado. Irán también pudo probar su tecnología misilística en una operación de combate real, lo cual permitirá en un futuro próximo perfeccionarla para elevar su efectividad.

Aunque pueden venir nuevas sanciones contra Irán, es discutible la efectividad que puedan tener. El sistema de alianzas internacionales del país y su experiencia en contra de estas, crea las condiciones para sortearlas con un grado de efectividad relativamente alto.

La gran prensa occidental ha querido mostrar la operación iraní como un fracaso. Sin embargo, la realidad es totalmente diferente. Irán ha respondido, tal y como anunció. Ha sido una respuesta directa contra “Israel” y no una acción artera contra una misión sionista en un tercer país. Adicionalmente durante 13 días la guerra sicológica ha tensado muchas fibras en la sociedad israelí, la economía del país ha sufrido, los vuelos internacionales estuvieron prácticamente detenidos y la tensión interna se ha elevado, con la popularidad del primer ministro casi en números rojos.

A ojos de la resistencia en el mundo árabe, Irán ha salido fortalecido. Su prestigio regional se suma al antimperialismo creciente de importantes sectores del Medio Oriente, hartos de la presencia extranjera y sus consecuencias, particularmente los Estados Unidos, con su estela de guerra y destrucción. Es probable que veamos en un futuro próximo fortalecerse la posición de gobiernos y grupos con una perspectiva panárabe y antimperialista, enfrentados tanto a los efectos funestos del sionismo como a los del fundamentalismo.

(*) José Ernesto Novaes Guerrero, Escritor y periodista cubano. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Coordinador del capítulo cubano de la REDH. Colabora con varios medios de su país y el extranjero.

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