Por Ricardo Pose(*)
Es un nuevo martes en la Olla Popular de Ciudad Vieja y es el punto de destino del cotidiano peregrinar de cientos de personas que van, recorriendo olla por olla en casi todo Montevideo, para asegurarse al menos la cena de esa noche.
Como una postal de la inequidad, detrás de lujosos hoteles donde se realizan encuentros internacionales y se hospedan turistas extranjeros, rodeados de financieras, niñas y niños, personas en situación de calle, ancianos que malviven en pensiones, mujeres jefas de familia, esclavas y esclavos de las adicciones, van por su vaso de leche y vianda de comida.
En el medio de vecinos y militantes voluntarios que están cocinando, organizando los víveres, la entrega de las viandas, conversando con los “usuarios”, está Cecilia Sarasola: integrante y vocera de la Olla de Ciudad vieja, que integra la red de Ollas al Sur.
Solo la paz espiritual que irradia Cecilia, como el remanso de un arroyo, es capaz de hacer comprender la necesidad de sobreponerse a la indignación que la situación de extrema vulnerabilidad genera, de la “espina” de pensar como resuelven hasta el próximo plato de comida, de dónde sacan la voluntad de seguir peleando las adversidades los que no han claudicado ante la seducción del dinero fácil o la evasión del alcohol y las drogas.
La misma mansedumbre con la que hemos visto intentar negociar con la obstinada jefa de un operativo de la Guardia Republicana dispuesta a cumplir la orden de proteger el edificio vacío y sin amenazas a la vista del MIDES, de responder al hambre con represión.
Cecilia nos cuenta que a pesar de la invisibilidad en la que han caído las Ollas Populares y ya no son tema de agenda de los grandes medios de comunicación, la cantidad de personas que asisten ha aumentado.
Los martes y sábados son los días que siguen ofreciendo como una alternativa a la gente que recorre este circuito de “subsistencia” en el centro sur de Montevideo.
A la “clientela fija” se suma la población en situación de calle que ha crecido y con ello la demanda en las ollas.
Por el contrario, las Ollas y merenderos que no han querido formar parte del Negocio de Uruguay Adelante creado por Martín Lema cuando Ministro del MIDES, resuelven el tema de los insumos de alimentos con los aportes que siguen haciendo en los distintos territorios los sindicatos, o actividades como la del Primero de Mayo donde el Pit Cnt convocó a donar alimentos.
“La pobreza en aumento hace que muchos vecinos que antes donaban ahora te dicen que apenas les alcanza para alimentarse ellos”, nos explica dando el contexto de la dificultad de conseguir donaciones.
La gran interrogante que se abre en el colectivo de Ollas es ¿hasta cuándo podrán seguir abasteciendo a esta población a la que también se vienen sumando los migrantes?
Apuesta a la integridad humana
El colectivo que integra la Olla, tanto de Ciudad Vieja como al Sur, como la Coordinadora Popular de subsistencia, tiene una apuesta que va más allá de la entrega de la vianda.
Tratando de quebrar una metodología meramente asistencialista, viene generando espacios con iniciativas laborales como por ejemplo producción de alimentos, cooperativas de mujeres en costura, con el abordaje necesario de una población ya vulnerada que el sistema sigue hundiendo.
Las actividades de recreación con los niños, con un acento fundamental en el apoyo educativo se complementa con la organización de festejos de cumpleaños, día de la niñez, la humanización de una infancia que parecen recordar es pobre en épocas de discursos y promesas electorales.
Hasta uno puede imaginarse ver entre los comensales a don Paulo Freire, viendo con una sonrisa de admiración cuchara en mano a este grupo de gente que invierte sus horas en un “abrazo” a los más jodidos y “queman neuronas” pergeñando un proyecto de alimentación sostenible y sustentable.
Cecilia nos dice que ahora tienen por delante el desafío del invierno; con las inundaciones y las lluvias mucha gente ha perdido pertenencias básicas como algunos muebles pero fundamentalmente ropa, y esa es una campaña que se viene.
De riñón cubierto
Hablando de campañas, era inevitable consultar a Cecilia por los precandidatos y la campaña electoral. Por todo comentario grafica que, cuando la pobreza ha aumentado, el actual Ministro del Mides renunciará a su cargo en breve para dedicarse a la campaña política.
Los precandidatos tampoco se han pegado una vuelta por las ollas; muchos se escudarán (lo intuyo porque no lo han dicho) que no quieren asistir para que luego la troupe de asesores de imagen les saquen fotos junto a la gente en una clara imagen de oportunismo.
Más allá de la distancia a la demagogia, esta elección interna (y asumo la nacional) busca los votos de los “tripa llena”; acá los “medio tripa” son niños, migrantes, gente en situación de calle, gente atosigada por la pobreza como para comprar espejitos de colores, la llaga expuesta de la sociedad de escaso rendimiento electoral.
Por eso, de Cecilia y los “suyos”, diría Daniel Viglietti: “menos mal que existen, los que no tienen nada que perder”….
(*)Ricardo Pose es Periodista en Caras y Caretas, Presidente sector Prensa Escrita (APU). Columnista en Mate Amargo, CX 40 Radio Fénix, Radio Gráfica, Tierra de periodistas Rocha FM, Notero en Telesur y tvg China