Por Rolando W. Sasso(*)
Pasó el compromiso electoral del último domingo de junio, sin sorpresas. Ganaron cómodamente Yamandú Orsi, Álvaro Delgado y Andrés Ojeda.
La sorpresa vino después: el Frente presentó rápidamente su fórmula y los blancos se demoraron una eternidad, finalmente pasada la media noche el candidato vencedor de los nacionalistas se descolgó con un nombre inesperado: Valeria Ripoll
La frase tomada para el título es de la tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare y declamada por Marcelo (el fiel guardaespaldas del príncipe danés). Por su agudeza estaba destinada a trascender siendo adoptada por la voz popular. Hoy es usada en el lenguaje político para referirse entre otras cosas a la corrupción, la falta de moral y el desgobierno que padecemos todos.
Recientemente en esos términos se refirió el Dr. Éctor Jaime Rodríguez Barba (diputado electo) acerca de la corrupción en el sistema de salud de México.
El clásico de Shakespeare relata la historia del príncipe Hamlet que busca vengar la muerte de su padre asesinado por su tío Claudio quien además luego del crimen se casó con su madre para quedarse con el trono danés. En las murallas del castillo de Elsinore aparecía por las noches el anciano rey (padre de Hamlet) reclamando venganza.
Lo que huele mal en Dinamarca es toda la trama de la intriga y la tragedia que una vez descubierta se convirtió en un latiguillo contra las corruptelas de los políticos en todas partes.
Haciendo todo para perder
Viniendo a nuestro país hay que dejar en claro que a la dirigencia nacionalista no le gustó nada la designación de una ex sindicalista y recién llegada al partido como Valeria Ripoll. Las caras de los referentes blancos en el escenario de la casa del partido eran todo un poema, no disimulaban el disgusto. Nadie se imaginaba a los “chetos” de barrios exclusivos, a los ganaderos y terratenientes que se sintieran desplazados por alguien que no puso un peso para la campaña ni se embarró las votas caminando los barrios donde viven los pobres.
Los comentarios dejaban entrever que “acá se está haciendo todo para perder”. Parece como si el dirigente de Aire Fresco, Luis Lacalle Pou y su mano derecha Álvaro Delgado tuvieran algo grande que cobrarle a Laura Raffo (como ser el haber abandonado la carrera por la Intendencia montevideana). ¿Por eso la habrían desplazado de la fórmula? O de lo contrario, perder la elección para convertir a Lacalle Pou en el gran dirigente de la oposición que toda la derecha reclama para calzarse otra vez la banda presidencial. Si esto se le da así, se come entero al Partido Nacional y al Colorado también.
La derecha puede ser capaz de hacerlo, pensando en los partidos políticos que están en bancarrota y los personajes que vienen surgiendo para dirigir desde su individualismo el derrotero político. Son las nuevas ideas que vienen de Europa: un puñado de dirigentes lúcidos que saben cuáles son sus intereses políticos y económicos, que con dinero en el bolsillo (no importa de donde venga) se preparan para dirigir los destinos en esta etapa del capitalismo y el porvenir de los pueblos.
Pero cuidado, nuestra gente aún tiene el olfato agudo para detectar cuando algo huele mal en Plaza Matríz.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T