Por Rolando W. Sasso(*)
Dos semanas nos separan de las internas y aún se escuchan repercusiones. Algunos optaron por callarse, en tanto otros manifiestan su disconformidad en sordina. La nueva cita nos convoca para octubre, donde se juegan muchas cosas, mientras los “mandamás” de la coalición de gobierno tratan de sacar ventaja sobre sus competidores. ¿Quién tomará el timón del barco que navega a la derecha?
En nuestra anterior nota para Mate Amargo esbozamos la posibilidad de que el Partido Nacional, más exactamente la fracción de Aire Fresco tratara de forjar la figura del actual presidente de la República Luis Lacalle Pou como líder indiscutido de la derecha y la ultraderecha para reelegirlo en el 2029 tras un período en el Senado. Pero lo cierto es que han surgido otros candidatos.
La lucha interna por quién será el conductor del acuerdo multicolor trasciende, aunque se trate de ocultar. Andrés Ojeda pretende ganarle a Álvaro Delgado y por ende al “Cuquito” para convertirse en el nuevo timonel del barco de la derecha.
Su alianza con Gustavo Zubía fue una gran movida en ese sentido que se complementó con el pase de la ex fiscal Gabriela Fossati, ofuscada por la designación de Valeria Ripoll como vice en la fórmula nacionalista. Claro que esa decisión la condenó a no poder candidatearse en una lista colorada. Pero no importa, el aporte será recompensado.
Las pretensiones del joven abogado pasan por alto la pérdida de 83 mil votos (respecto del 2019) del Partido Colorado, a pesar de la multiplicidad de candidaturas (seis) presentadas. Ojeda confía en superar con creces esa cifra de votos en el transcurso de la campaña, que ya sabe será dura y a varias bandas. De cualquier manera el puesto de timonel de la derecha está en disputa, ya no lidera en solitario Luis Lacalle.
Otro que pretende incidir en la conducción de la nave es el General Guido Manini Ríos, aunque su partido (Cabildo Abierto) perdió 30 mil votos con respecto a 2019. Hay cierto malestar con presidencia en filas cabildantes, por haberlos ninguneado (dicen) en varias iniciativas legislativas. Dada la reciente exhibición de fuerzas el general no parece poder pretender más allá de un ministerio, aunque todavía queda por jugarse la campaña electoral hacia octubre. Veremos.
En cuanto a la sustancia programática, se espera que los candidatos pongan toda la carne en el asador para octubre. Pero no parece haber mucha carne para asar, porque de promesas incumplidas está cansada la ciudadanía. Solamente el Frente Amplio presentó un completo programa de gobierno y si rascamos un poco, las propuestas programáticas de la derecha no van más allá de un “que no gane el Frente”.
Un candidato a Presidente de la República que se presente a competir con la única consigna de oponerse al triunfo de las fuerzas populares, parece muy poco. ¿No hay nada que decir de la corrupción? ¿Del narcotráfico? ¿Del clientelismo? ¿Del trabajo? ¿De los niños de la calle? ¿De los asesinatos diarios? ¿De la ollas populares? ¿De la salud? ¿De la educación? Y de tantos otros temas.
¿Será que el ajuste que se prepara sea inconfesable? ¿Será por eso que solamente nos muestran las tapas de un pretendido programa que no pasa de cuatro esquemas?
La propuesta es contra el Frente y nos llevan a recordar más de 40 años para atrás, a tiempos de la dictadura legal de Pacheco Areco; tiempos de botas en las calles y Escuadrones de la Muerte por las noches; tiempos de preparación del golpe de Estado; tiempos de terrorismo de Estado. Los más veteranos recuerdan el último domingo de noviembre de 1971, año electoral con la Avenida 18 de Julio empapelada con afiches de tanques rusos con una estrella roja simbolizando la aplanadora soviética que se venía si ganaba la izquierda. No queremos eso. Preferimos la libertad de elegir en paz y en democracia.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T