Por EconomíaPolitica.uy (*)
Gabriela Cultelli (**)
Dibujo Adán Iglesias Toledo (***)
La verdad que no muy limpia. Parece que, como si fuera inquilino no grato, durante estos 5 años, usó al país y no lo dejará muy bien parado.
No lo decimos solo por la corrupción que parece galopar a campo traviesa, a pesar de que nos ponen como “ejemplo” de democracia mundana, si no por otros elementos que comentamos a continuación, y aún sabiendo que lo agujeros reales, los vamos a conocer a cabalidad, en marzo 2025, cuando el Frente Amplio asuma la presidencia, porque confiamos, y por el bien de esta casa Oriental, de este querido Uruguay, que así será.
Recordamos cuando al grito del “ahura” campechano todos se quejaban del déficit fiscal del 2019. Un 2019 que sorteaba la crisis regional y mundial del 2014/15, y mantenía el crecimiento y el incremento salarial mayor, así como el crecimiento constante del gasto social, bajando la pobreza y la indigencia. Pero más allá de estas consideraciones, 2019 cerró con un déficit fiscal de -3.2% y el año 2023 va cerrando a -3.7% con tendencia creciente hacia el 2024 por aumento del gasto ante un PBI estancado.
Las cifras expuestas, no son estimaciones, pueden encontrarlas en el BCU y en el MEF. Para junio del 2024, el déficit estimado lo calculamos en 3.8%. Pero como siempre es bueno tener memoria, recordemos cuando se ufanaban de bajar el déficit fiscal en la crisis del 2020/21 en plena pandemia, cuando nuestros compatriotas morían, o llegaban a situaciones paupérrimas de vida perdiendo trabajo e ingresos. Pero la memoria es corta o esa posverdad implantada impone a muchos/as, el olvido.
La deuda bruta pública, otro cáncer que pagamos todos/as, y nos hace día a día bajar la bandera, ser menos soberanos, porque por acción o inacción, por bien o mal tomada, nos obliga a pagar; en el 2019 era de 37.259 millones de dólares, un 60%. En el 2024 (1er. trimestre) es de 56.312 millones de dólares, un 72% del PBI. Un aumento de 19 mil millones de dólares.
Se llega al 2024, con ingresos salariales que recién este año recuperarían los niveles de 2019, y decimos “los niveles” porque lo perdido en estos años, ya se perdió, no se recupera. Con empleo creciendo sí, pero de muy baja calidad, o sea aumenta con el aumento de la informalidad y el subempleo, cosa que hace crecer la desigualdad. Se incrementó la pobreza entre 2019 y 2023 en un 16% y también son más los indigentes. Con malla oro cada vez más ricos, aumenta la desigualdad.
Sin aumento ni diversificación de los mercados externos, con dependencia de los subsectores ganadero y forestal, con demanda interna de poco o nulo crecimiento, sumándose la poca investigación e innovación, y los problemas con el tipo de cambio que reflejan un atraso exagerado y de los mayores que hemos tenido, los problemas de competitividad lejos de mejorar, se incrementaron, pues las promesas…se las llevó el viento.
Por un lado, el discurso, y por el otro el Banco Central que juega a bajar la inflación, y la bajó tanto (5,4%; entre julio 2022 y julio del 2024 bajó casi la mitad) que ocasionó otros desequilibrios. Los “platitos chinos” con que Bergara dibujaba la expresión de los equilibrios necesarios en tal sentido, se hicieron añicos. Es que para bajar la inflación bajó el tipo de cambio, con ello abarató y favoreció a las importaciones, y a los grandes burgueses que se encargan de traerlas (supermercadismo, etc.), destruyendo así la poca producción nacional que iba quedando, a la vez que mantiene sobrevaluado el peso uruguayo cosa que perjudica a los exportadores ¿será que los dueños del campo los siguen apoyando? Asimismo, suben la tasa de interés para bajar la demanda y estimular el ahorro, a contramano de Keynes…por suerte la ministra se decía “keynesiana”. De hecho, se intentaba influir sobre una demanda que igual no crece por la disminución de los salarios e ingresos de los hogares. En definitiva, los excesos neoliberales parecen actuar como preámbulo de una crisis que ya comenzó.
La inflación grande trae aparejado muchos problemas, sobre todo la baja del poder de compra de los salarios y otros ingresos en términos reales. Pero la deflación no siempre es una maravilla, todo depende de sus causas. Por ejemplo, durante la crisis de 1929 a 1933, la mayor conocida hasta la crisis de la pandemia a nivel mundial, para el caso de EEUU hubo una caída de la producción del 30% y el IPC, o sea el índice de precios al consumo, cayó un 25%. En este caso los precios bajaron porque no había quien comprara. Otro ejemplo, la inflación en Argentina está llegando también al 5%, allí está operando una recesión económica con efectos deflacionarios, reteniendo el peso argentino y bajando su oferta para subir a prepo su precio, frente a un dólar galopante, en definitiva, una caída brutal de los ingresos (salarios, jubilaciones y pensiones) y con ello de la demanda interna.
Terminamos por hoy con el índice de GINI que, si según el INE para el 2019 fue de 0.383, para el 2023 fue de 0.394, o sea no es sorpresa que aumentara, a pesar de ser los “mejores años de TÚ vida”, más bien de “la vida de algunos”, porque como en los promedios se ahogan los petizos, el incremento promedio del ingreso de los hogares se justifica solo por el crecimiento del 20% más rico de la población, porque el otro 80% perdió. Es que el índice de Gini muestra la desigualdad de los ingresos: mientras más se aproxime a 1, mayor será tal desigualdad.
Si a esto sumamos la situación internacional y su inestabilidad, con crisis cada vez más profundas y plazos cada vez más cortos entre cada una de ellas, más una región cada vez más desintegrada, el panorama para el 2025 no parece ser el mejor.
(*) EconomiaPolitica.uy es un Programa de asesoramiento, investigación y formación en Economía Politica, dirigido por el Mag. Hector Tajam.
(**) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)
(***) Prof. Adán Iglesias Toledo, Director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC. Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero.