¿Cuánto tiempo en las escuelas?

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Por Gabriela dobal (*)

 

El programa del Frente Amplio promueve el acceso al conocimiento y la educación de calidad como componentes básicos para la construcción de la justicia social y la igualdad. Por otra parte, se orienta la mirada hacia un incremento presupuestal que genere las condiciones edilicias, de cargos y roles que permitan el aumento de centros educativos con extensión del tiempo pedagógico. Ésto, en coordinación con otras instituciones territoriales públicas y privadas. En este punto nos queremos detener.

Estar en la escuela.

La necesidad de que niñas y niños estén cuidados por actores extra familiares durante varias horas al día es una realidad del mundo actual.

Las y los adultos de la casa trabajan, en jornadas laborales extensas; se sale muy temprano y se vuelve a una hora en la que ponerse a atender tareas hogareñas y escolares se torna agotador. En numerosos casos, una abuela, una tía, una vecina, se encargan de la gurisada el tiempo que no está en el centro educativo.

Cuando no se cuenta con personas en la familia que puedan sostener esta tarea durante gran parte del día, o bien se invierte dinero en pagar actividades de las denominadas extra curriculares, o bien se apela a instituciones educativas en las que las infancias perduren por mayor extensión de tiempo.

En ese sentido, desde la década del ‘90 han surgido como alternativa diferentes modalidades de extensión del tiempo pedagógico. Actualmente, existen escuelas de Tiempo Completo, escuelas de Tiempo Extendido, grupos que van a contraturno para actividades con maestras tutoras y también la ruralidad tiene un formato escolar con otros tiempos.

En todas estas modalidades, niñas y niños pasan más tiempo que las cuatro horas a las que estamos acostumbrados en el mismo centro escolar. En la mayoría de los casos, con la misma docente referente. Esto, que podría parecer una ventaja para sostener el vínculo con la maestra del grupo, puede tornarse tedioso y agotador para ambas partes al transcurrir el año.

 

¿Qué actores institucionales se suman para atender los talleres? ¿Qué facilidades de relevo existen en caso de que se enfermen? ¿Qué otras personas dentro de la institución facilitan los traslados, el cuidado, el sostén de espacios de esparcimiento y descanso? En ocasiones, cuando algún estudiante no puede sostener la propuesta áulica, es deseable que cambie de locación, que se ponga a hacer algo diferente, que se le presente un desafío nuevo, generalmente fuera del salón… ¿Quién le acompaña? Entendemos que, en esa prioridad presupuestal, es necesario idear la forma de aportarle a cada institución las y los docentes necesarios para diversificar espacios y habilitar que la creatividad docente se desarrolle.

Comer y aprender.

Con hambre no se puede pensar, repetimos a menudo, y está bien. Es necesario que el Estado garantice no sólo el llenar la panza, sino acceder a alimentos variados y nutritivos. Pero la rutina de la alimentación y lo que genera en la escuela es algo a estudiar. Entre que llegan, desayunan, los recreos, los almuerzos y en ocasiones las meriendas, surge la duda de cómo se prioriza lo pedagógico. El acta 90, que es la que rige en Educación primaria la organización de las escuelas de Tiempo Completo, señala la necesidad de contar con módulos de 90 minutos… Pero cuando el comedor se improvisa en un hall común a todo el centro, o cuando en las mismas mesas hay que atender población del Centro Educativo Asociado, la posibilidad de sostener la agenda queda en jaque.

Sumado a ello, hay que preguntarse ¿Cómo se cuidan los espacios colectivos? ¿En qué momento y en qué condiciones se alimentan las y los estudiantes? ¿Y los adultos que les acompañan? Si no hay ni 10 minutos para tomar aire o ir al baño, ¿Cómo sostiene el cuerpo para continuar cuidando y promoviendo aprendizajes?

La realidad de las instituciones educativas cambió. Es necesario separar la gestión del comedor de los aspectos pedagógicos que hacen al rol docente, de la misma manera todo lo que atañe al mantenimiento edilicio y gestiones de infraestructura y servicios deberían poder no tener tanto peso en la jornada laboral de las maestras directoras.

Es importante avanzar hacia la calidad de alimentación en lo urbano equiparando con las mejores experiencias de la ruralidad, teniendo en cuenta que a la hora de tercerizar hay que analizar aspectos que van desde la educación alimentaria hasta las trabajadoras que prestan servicio a las distintas empresas y su precariedad laboral.

Desarrollar un Plan nacional de infancia implica pensar mejor los comedores escolares, como ese lugar en donde el derecho a la alimentación saludable importa, así como también el lugar en el que lo hago, los tiempos de los que dispongo para hacerlo, y las condiciones en las que el mundo adulto lo hace, porque después la jornada sigue…si pude comer o si no pude.

Diversificar las propuestas.

Existen diversidad de formatos familiares como pluralidad de características en quienes estudian. Avanzar hacia una educación que habilite, facilite y promueva el acceso a la educación de todos y todas implica la comprensión de que no toda solución sirve para todos los problemas. Homogeneizar la propuesta educativa no hará más que dejar gente fuera o dinamitar la interna de los centros educativos.

Se acierta cuando en el programa del FA se habla de coordinación territorial para la extensión del tiempo pedagógico, porque muchas veces el atender al estudiante puede pasar por llevarlo a una plaza de deportes, a un taller musical, a un centro juvenil, a un club de niños. Se cuida el desarrollo de una persona cuando se le generan diversas vivencias potentes, cuando se le permite transitar la ciudad, cuando se tiene más de un grupo de pares donde interactuar y generar lazos de amistad, o distintos adultos – con sus diferentes modalidades – como guía y protección.

Así como la revisión de los modelos ya existentes, es imperioso pensar en propuestas educativas que no solamente respondan a las necesidades laborales y económicas del mundo adulto, sino que se conviertan en espacios de posibilidad, donde todas y todos queramos crecer y que se vincule más con la humanidad que aspiramos a construir.

Para seguir pensando.

Extender el tiempo pedagógico es plata, son coordinaciones necesarias entre actores diversos, es pensar en propuestas de calidad para nuestras gurisas y gurises.

Así como nos asumimos profesionales de la educación, no renegamos de nuestro rol de cuidadoras. Pero pretendemos escribir estas líneas con olor a aula, con la esperanza de contribuir a una discusión integral del tema.

(*)Gabriela dobal es maestra, secretaria de formación de ademu Montevideo y militante de fum tep.

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