Por Lourdes Villafaña (*)
Hace 7 años que el corazón de Daniel Viglietti dejó de latir y nos privó de la presencia de un compañero entrañable y solidario. A todos nos ha pasado tener que seguir frente a las dolorosas pérdidas, para tratar de dar lo mejor: cambiarnos y cambiar lo que nos rodea. Estoy segura de que Daniel seguiría en esa lucha, por un querido “paisito” más fraterno, con más igualdad. Seguiría llevando su canto adonde más conciencia se precisara, como cuando participaba en el interior, como en Minas, en la campaña del Frente Amplio.
En sus programas llenaría el Tímpano y el Párpado reclamando más apoyo para la defensa de los derechos humanos, con más verdad y justicia. Y defendería el salario, las jubilaciones, la salud física y mental de todos los trabajadores, la integración de las minorías.
Y seguiría cantando. También para la campaña del Frente. Porque compartía la idea de un viejo militante, que decía que lograr el triunfo electoral no era un fin, era un comienzo. “Cuando se pone el voto en la urna hay que comenzar a pedir, y salir a manifestar a la calle”, es decir, a orientar y apoyar a los representantes en el camino de los ideales. Recuerdo que compartía la utopía de su amigo Ricardo por una salud de calidad para todos, y la de su amigo Henry, “llevar el Uruguay a pobreza cero”. Y la de sus amigos Coriún y Graciela, apoyar la creación y el desarrollo de nuestra identidad, de nuestras raíces. Internacionalista como era, le dolerían la continuidad del bloqueo a Cuba y los sufrimientos del pueblo argentino que, como sus amigos Omar y Gloria, está resistiendo a la ignominia. Con María y Julio honraría la solidaridad de los uruguayos en Canadá y en el mundo, yendo a las ollas populares y al reparto de listas en Plaza Cagancha.
El día de la segunda vuelta, después de votar, compartiríamos el asado con su familia paterna, con sus hermanas Graciela y Silvia, sus sobrinos Alejandro, Adriana y Micaela, sus sobrinos nietos Thiago, Martina, Eugenio y Julia, con Alvarito.
Y a la hora de la victoria nos reuniríamos también con Mary, Miguel, Nany, Nica, Isabel, Laura, Goyo, Elena, Sofía, Mauricio, Efraín, Rubén, Teresa, Marcos, Luciano, Ángel, Susana, Gabriela, Silvana, Ana, Helena, Diane, Graciela, Gabriel, Graziella, Martín, Patricia, los Carlitos…
Con todos los amigos festejaríamos un nuevo triunfo del Frente, renovando la esperanza y la exigencia de transformación.
Así que de nuevo, Daniel siempre presente, a reafirmar lo que cantaba: ¡a desalambrar, a repartir! ¡Ojalá los ojalaes ojaleen!
(*) Lourdes Villafaña, psicoanalista mexicana radicada en Montevideo, viuda del cantautor Revolucionario Daniel Viglietti.