Por Rolando W. Sasso(*)
Ya falta poco para el final, bien podría decirse que casi nada. Cada vez está más cerca la definición esperada y temida a la vez. El balotaje como una final deportiva dará su veredicto por boca de la Corte Electoral y ante ello todos acataremos, como corresponde.
No vale desperdiciar la oportunidad. Los pingos aguardan ansiosos el disparo de largada mientras la competencia espera cabeza a cabeza en las gateras. Apenas falta el último esfuerzo y la jugada es a todo o nada. Los militantes recorren las calles tratando de convencer a algún ciudadano de última hora, la pelea es voto a voto. Los votantes de la vecina orilla y los del país del norte ya tienen su pasaje en el bolsillo y apenas un suspiro nos separa del momento de cruzar el charco o la frontera seca.
El debate tan esperado ya quedó atrás y Yamandú Orsi salió bien parado de la instancia televisada, entonces ya casi no quedan cartuchos para quemar. Esta edición de Mate Amargo está pisando el borde pero respetando los límites. Mañana será tarde y el lenguaje tal vez sea otro, con otras urgencias y con otras certezas.
Las encuestadoras hicieron su trabajo colmado de cifras, porcentajes y especulaciones, ¿los indecisos se habrán definido o seguirán esperando a llegar al cuarto secreto? ¿Cabe una última arenga o ya no tendrá sentido? ¿La suerte de todos ya estará echada? El resultado ¿será tan ajustado?
El momento de las caravanas y de los banderazos ya pasó y en un par de días solamente se permitirá repartir la papeleta con las figuras de los candidatos en blanco y negro y con una sonrisa pintada en los labios cansados de tanto discurso y reportaje.
El momento de la zancadilla ya fue y hay que pensar con cabeza de futuro y de diálogo, el domingo será cuestión de pensar en Uruguay porque si no salimos todos juntos no saldremos del pozo.
Los argumentos a esgrimir son conocidos pero pueden servir para decidir a nuestros vecinos y amigos, el costo de la vida vale la pena repasarlo porque entre febrero del 2020 y noviembre de 2024 subió todo, veamos: la energía eléctrica aumento un 32%, el agua de OSE un 42%, la garrafa de gas de 13 kilos subió un 69,2%, la nafta super un 35,7%, la canasta básica se disparó un 49,3% y en contrapartida el salario real bajó un 9% sobre una base 100 de comienzos de la medición.
Nos queda entonces insistir en la importancia de pensar antes de emitir el voto, porque tenemos que recuperar todo lo perdido en estos cinco años de mal gobierno. Esta será entonces la penúltima oportunidad que marque la diferencia. Por los niños con hambre y frío, por los que viven en la calle, por un país con justicia social, por un país productivo, por la reforma de la Seguridad Social, por el Plan Ceibal, por la reforma de la salud, por la salud mental, por el Plan de Cuidados. Por todos nosotros.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T