Por Sdenka Saavedra Alfaro (*)
En medio del genocidio y la limpieza étnica que el régimen israelí ha intensificado sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023, que ha cobrado la vida de casi 44.000 palestinos, provocando un desplazamiento forzado y masivo del 90% (1,9 millones) de su población; así como las protestas y marchas de apoyo en el mundo, hoy el pueblo palestino sigue interpelando a la humanidad y el rol de sus instituciones jurídicas y políticas para frenar la brutalidad israelí contra mujeres y niños.
Ad portas del día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, éste sigue sufriendo la violencia y la fuerza desmedida del régimen israelí, bajo la complicidad de Estados Unidos, y los países europeos, por los crímenes de lesa humanidad, que han provocado “la normalización del horror”, dejando sin agua, sin energía eléctrica, sin ayuda humanitaria, en medio de escombros; en donde más del 86% de la infraestructura ha quedado pulverizada.
Desde que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el plan de partición de Palestina, el 29 de noviembre de 1947, adoptando la resolución 181/11, que dividió el territorio en 55% para los judíos y solo el 45% para los árabes, Palestina continúa siendo víctima de atropellos e injusticias ante la mirada pasiva (cómplice) de la mayoría de los estados.
Este año se cumplen 77 años de conmemorar esta fecha y recordar que la cuestión Palestina continúa sin resolverse. Todavía existe un pueblo al cual se le niega el derecho a la autodeterminación, y al que se lo intenta mostrar como terrorista, siguiendo esa línea; ¡¿Acaso más de 44.000 civiles (entre ellos niños, mujeres, enfermos renales, de cáncer, ancianos; etc.) pueden ser terroristas?!
Siguiendo el plan colonial, Tel Aviv no solo apunta a Gaza, sino también a Cisjordania, a la cual día a día, demolición tras demolición, metro a metro, va robando y posesionándose de los territorios palestinos.
El régimen israelí no solo comete crímenes de guerra, sino también impunemente viene incumpliendo leyes, como la Resolución 181 de Naciones Unidas de 29 de noviembre de 1947; que ordena la partición y existencia de dos estados independientes: uno árabe y uno judío, así como establece un régimen internacional especial para la ciudad de Jerusalén.
Desde 1947, Israel coloniza y usurpa territorios so pretexto de que Palestina no es un Estado, no solo avasallando la soberanía; sino asesinando y obligando a sus habitantes a una migración forzosa, como la que estamos presenciando, desoyendo el IV Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, el cual manifiesta en su art. 49, párrafo 6, que “la Potencia ocupante no podrá efectuar la evacuación o el traslado de una parte de la propia población civil al territorio por ella ocupado”.
Así también la Resolución 242 del Consejo de Seguridad, del 22 de noviembre de 1967; sostiene que es inadmisible “la adquisición de territorio por medio de la guerra”, y que para el establecimiento de la paz se deben aplicar dos principios: El retiro de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados y la terminación de todas las situaciones de beligerancia.
Éstas y muchas otras resoluciones incumplidas por Israel han ocasionado que los Movimientos de Resistencia Palestina confronten las injusticias contra un pueblo vilipendiado por casi 77 años.
Asimismo, en represalia por su fracaso contra la resistencia palestina, el régimen israelí viene ejecutando la limpieza étnica en Gaza, así como su beligerancia desmedida contra El Líbano; 3. 800 asesinados al presente, sus bombardeos contra Siria, que cobraron la vida de más de 20 muertos, así también sus ataques contra la República Islámica de Irán.
Por ello, es que no debemos normalizar el genocidio, y su escalada de tensión, pues las acciones criminales del régimen israelí podrían incendiar el Asia Occidental, por lo tanto, ser las voces para el reconocimiento de la soberanía del pueblo palestino; además de pedir el cese al fuego, y condenar la impunidad del régimen de Tel Aviv, debe ser un compromiso no solo a favor de un pueblo que es legal y legítimo, sino por sobre todo un compromiso con la vida, la supervivencia, la paz y la humanidad.
(Por gentileza de la autora tomado de La Razón 18/11/2024)
(*) Sdenka Saavedra Alfaro es escritora, corresponsal internacional de HispanTV.