El Salvador actual: el reto económico- Parte 2

0

Por José Ernesto Novaez Guerrero (*)

 Nota Mate Amargo: Toca ahora la segunda parte de la entrevista realizada por José Ernesto Novaez Guerrero con el economista y profesor César Villalona. El pasado jueves, desde Mate Amargo se abordaron temas como el crecimiento y la pobreza en una economía que incrementa los niveles de concentración; la cuestión delictiva, y la reducción de los homicidios que no parece impactar en los resultados económicos; y el tema de la moneda digital (bitcoins) de mucho ruido y pocas nueces. Hoy continuamos con temas cruciales para El Salvador como el incremento de la Deuda Pública y sus efectos a mediano y largo plazo; el desglose crítico de las responsabilidades y las posibles soluciones

JENG: Un factor que sobrevuela la actual gestión es la deuda pública, la cual según el medio Divergentes ha aumentado durante el gobierno de Bukele. ¿Qué impacto podría tener esto en el future económico a mediano y largo plazo del país?

CV: La deuda pública ha crecido de 19 400 millones de dólares el 31 de mayo del 2019 hasta más de 31 mil millones en julio de 2024. Un crecimiento de más de 60%, más de 11 mil millones de dólares. Eso es desproporcional completamente, pasó del 67% del PIB cuando se fue el gobierno del FMLN a cerca del 90%. En este momento es una deuda asfixiante y en el caso de los fondos de pensiones, que se utilizan para financiar al gobierno, se ha duplicado, porque el gobierno está agarrando de ahí mucho dinero, violando la Ley de pensiones. Esos fondos solo se pueden usar para pagar pensión del sistema público donde hay 88 mil jubilados. Y ese sistema quebró porque a la gente la pasaron a cotizar a las AFP desde el año 1998 y en el sistema público prácticamente se agotaron los cotizantes y hay que pagar pensión. Entonces ese pago lo comenzó a asumir el Ministerio de Hacienda en el 2001. Y luego las AFP prestan desde 2007 y siguen prestando, con este gobierno han prestado más de 5 mil millones, pero la deuda ha crecido más de 5 mil millones. Eso quiere decir que están haciendo un uso discrecional de esos recursos.

Es una deuda muy grande y la implicación de todo esto es que el Gobierno está negociando con el Fondo Monetario Internacional un préstamo de 1.300 millones para financiar el presupuesto, pero el Fondo le exige un ajuste fiscal de 3.5% del Producto Interno Bruto. Es decir, de 1.300 millones en tres años. Te presto 1.300 millones, pero me lo pagas en tres años. Hay que bajar los gastos y subir los ingresos. Y el FMI le recomienda al gobierno subirle al IVA, el Impuesto al Valor Agregado, tres puntos porcentuales, de 13 a 16 gradualmente cada año. Un punto es recortar el subsidio al gas, frenar la compra pública y las remuneraciones. Entonces, un programa de ajuste, de recorte de gasto y aumento de ingresos vía impuesto al consumo. La negociación con el Fondo comenzó en el 2022. No han llegado a nada, pero el Gobierno ya está aplicando el ajuste.

Lo que el Gobierno le tiene miedo es a la negociación por el IVA, porque eso dispara los precios de todo, no solo de los alimentos y los servicios, sino de los bienes de consumo, la materia prima de la maquinaria, etc. Es un aumento de costos muy fuerte, que tendría un impacto muy negativo en cuanto al poder adquisitivo de la población y un impacto político, porque eso generaría malestar generalizado. Entonces, no se ha atrevido el gobierno a hacer eso.

Pero ante una deuda tan grande y un presupuesto desfinanciado, lo que ha hecho el gobierno es comenzar a no ejecutar el presupuesto. Aprueban un presupuesto y ejecutan otro. Le ofrecieron a la Universidad de El Salvador cuatro sedes y no hicieron ninguna en el 2022. En el 2023 le ofrecieron 12 y no hicieron ninguna. Y ahora en el 2024 ya sacaron la promesa del presupuesto y le deben 50 millones. Bukele dijo que iban a reparar mil escuelas por año. Eso está en el Plan Cuscatlán, que sirvió de base a su candidatura y lo repitió en el 2012. En el 2022 ya repararon 60 escuelas en cinco años. Ponen el monto en el presupuesto y no lo ejecutan. El presupuesto del Ministerio de Salud no lo ejecutan. Entonces hay un recorte este año, en los primeros seis meses del año, de 1.100 millones aprobados en obra en activos fijos: construcción en una carretera por aquí o un puente. Todos los gobiernos invierten en infraestructura. Han ejecutado 99 millones hasta junio. No hay datos más recientes. Eso quiere decir que van a llegar a 200 millones si mantienen ese ritmo. Por lo tanto, no van a ejecutar 1100 millones. Y esa es la tónica de todos estos años, sobre todo del año 2020 al 2023 y ahora el 2024. El Ministerio de Salud ha ejecutado el 37% del presupuesto, no ejecutó 140 millones de dólares entonces y el de educación tampoco, el de obra pública ha ejecutado apenas el 20%.

Entonces, lo que está haciendo el Gobierno es restringiendo las inversiones que le generan menos costo político, porque si el Gobierno piensa reparar una escuela y no la repara, no pasa nada. A lo mejor la gente ni lo sabe, ni los alumnos, pero si despide gente ahí si ya tiene costo político o si quita un subsidio. Pero también se está dando ya ese paso que es el más delicado, porque ya despidieron 300 personas del Ministerio de Cultura. Vienen despidos en el Órgano Judicial de 500 personas. Se habla de un despido fuerte en el Ministerio de Educación porque el presupuesto del año que viene, ¿cómo lo va a financiar? Tiene que conseguir endeudamiento o recortar ese presupuesto y bajarle a todos los ministerios y pagar la deuda, porque en eso no nos va a fallar la deuda externa. Y con la banca nacional, aunque con los fondos de pensiones no la están pagando ni en 2023 ni el 2024, ni el que viene, ni el otro hasta el 2027. Pero la gente cotiza y ni se da cuenta de que su dinero lo agarran y se lo prestan al gobierno.

Entonces el presupuesto lo tiene que presentar recortado. Otra opción es que lo presenten igual que el de este año, que va a gastar. 9.400 millones, digamos. Para esto tiene que inflar la recaudación, decir que va a recaudar una cantidad de dinero que realmente no la puede recaudar. Pero la asamblea se lo aprueba y luego no lo ejecuta. Esa es la realidad. No dice que va a recortar, lo aprueba igual, pero pone una recaudación que es de 7.800 millones, que es lo que aportan los tributos y dice: “Bueno, el presupuesto va igual”. En esta situación hay un menú de posibilidades, como subir impuestos, por ejemplo. Lo cierto es que hay una situación de afectación de las finanzas públicas que impide mejorar la inversión pública y la inversión social y eso no contribuye a mejorar las condiciones de vida de la población ni al despegue económico.

JENG: ¿Qué responsabilidad considera tiene el ejecutivo actual en la situación económica del país, qué problemas son heredados y cuáles podrían ser algunas posibles soluciones?

CV: El gobierno actual heredó como problemas del último gobierno, digamos del FMLN o de los gobiernos anteriores, el tema del bajo crecimiento económico. La economía salvadoreña tiene un bajo crecimiento de 3% en los últimos cinco años del siglo pasado, de 1996-2000 y de más o menos 2.5% desde entonces para acá. Aunque era una economía en crecimiento, no en caída, había cierta recuperación del agro, pero era un crecimiento pequeño que tiene que ver con el tema este que ya te he señalado, de la falta de demanda interna. En mi apreciación personal, a causa del bajo circulante, la falta de una política monetaria y la no existencia de una política de demanda, de incremento a la demanda para estimular la inversión. Pero no era una economía en crisis. Con poca inversión extranjera, pero con un crecimiento pequeño.

El gobierno también heredó una carga tributaria. Los ingresos del Estado con respecto al PIB son del 17%, muy pequeños en comparación con el promedio de América Latina que es de 22%. Pero eso tuvo que ver con que al último gobierno del Frente, a los dos, pero sobre todo al último, le bloquearon todas las iniciativas fiscales. Lograba algunas correlaciones en la Asamblea Legislativa para que aprobaran algún tributo, por ejemplo, a las empresas que declaran pérdida y no cierran durante más de tres años, que son evasoras. Pero la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional, por ejemplo, el impuesto a las transacciones bancarias de más de 50 mil dólares, que incluyen las remesas. Esta propuesta excluía de impuestos un montón de movimiento de dinero de la gente que no tiene recursos, excluía los salarios, etcétera y aún así se lo bloquearon. Algunas la Sala de lo Constitucional y otras no las aprobó la Asamblea Nacional.

Entonces tenemos un Estado débil, aunque fortalecido con respecto a como lo encontró el Frente. Sin política monetaria ni cambiaria, ni de comercio exterior, como decía. Y encontró un problema de seguridad de nueve muertos diarios, que cuando el Frente comenzó a gobernar eran 14. Cuando terminó, diez años después estaban en nueve, venían bajando, pero aún eran muchos. Es un problema de seguridad grave, además de otros hechos delictivos. Pero encontró una economía en crecimiento, con un crecimiento de las exportaciones y con mucha estabilidad de precio. La economía estaba equilibrada. Había equilibrio de precious con una inflación de 0.8% en el 2018 y 0% en el 2019. Estabilidad de precios que venía desde los gobiernos de ARENA. Aquí la inflación nunca llegó a dos dígitos. Equilibrio fiscal, porque el déficit fiscal era el 3% del PIB. Equilibrio monetario, con una tasa de interés baja. Un circulante muy acorde con la actividad productiva nacional. La producción y las importaciones. No había exceso de circulante ni exceso de oferta. Un circulante pequeño que no crece mucho y una oferta que crece poco. Pero iban equilibrados, con tasas de interés bajas y estables de 6% y de 8% para los préstamos, según el plazo. Más de 4 mil millones de reservas monetarias, capaces de financiar seis meses de importaciones en caso de que no entrara ni un dólar al país por exportación, remesas, etcetera. Y en la parte social heredó una situación mucho mejor que la que encontró el Frente.

El Frente encontró una pobreza de 38% de la población y la dejó en 22.8% y desarrolló 40 programas sociales. Algunos venían del gobierno de Arena, muy pocos, dos o tres. Una reforma de salud extraordinaria que permitió bajar la mortalidad materna de 49 a 25 por 1.000 mil niños y niñas que nacen vivos. La mortalidad infantil el Frente la encontró en 23 por mil y la dejó en nueve. Hubo también otros avances de salud, hubo una reforma grande de creación de equipo comunitario de salud. Se duplicaron las unidades de salud, la Ley de Medicamento, que permitió bajar los precios de más de 7000 medicamentos y bajar el gasto de bolsillo. Eso fueron avances sociales en educación. El programa de alfabetización con el apoyo de Cuba, que permitió bajar el analfabetismo de 17% a 10%, no se erradicó, pero hubo una baja importante. También la Operación Milagro de la vista estaba operando con el apoyo de Cuba. Y el Programa de Ciudad Mujer, de Apoyo a las Mujeres, el Programa Integral de Apoyo Jurídico, de Emprendimiento, entre muchas otras cosas. El programa de paquetes escolares, entrega de uniforme, de útiles escolares gratis a las escuelas. Y el de alimentación escolar para más de un millón de estudiantes, con ayuda de alimentación, vaso de leche, etcetera. También la gratuidad de la Universidad de El Salvador. El Instituto de la Juventud, que tenía siete programas de apoyo a la juventud. En fin, una cantidad de programas que permitieron bajar la pobreza y mejorar los índices sociales y de salud, educación.

Digamos que Bukele encontró una economía en crecimiento sin crisis económica. No había caída de la producción, de la ganancia empresarial, no había caída del empleo, con mucha estabilidad económica y una mejoría social, pero con un problema, como te decía, de bajo crecimiento y unas finanzas públicas que no daban para mucho. La deuda era el 77% del PIB manejable. Es un indicador que dice que el país no tenía una deuda pesada. Cuando el Frente comenzó a gobernar en el 2009, encontró una caída de las exportaciones de 16% por ciento, de las remesas de un 10% y una pobreza cercana al 40%. Y le entregó a Bukele un país mejorado. ¿Cuál es la situación ahora? Bukele cerró treinta y un programa de los cuarenta que dejó el FMLN, solo cerrando el INJUVE se llevó siete. Redujo el paquete escolar a la mitad. Cerró cinco programas de apoyo al agro que había diseñado el FMLN y que permitieron una mejoría en la producción agrícola, sobre todo el cultivo para el mercado interno, cierta autosuficiencia en maíz, frijol, más de 90% del consumo con producción nacional. Cerró el de Agricultura familiar, Acuicultura familiar, el de Desarrollo Rural, cerró el programa Vida, de reforestación, comenzó a revertir la reforma de salud, cerró 17 Equipos comunitarios de salud integrados por promotores de salud, enfermera, médico, de 576 que creó el frente que atendían los hogares, cerró 17. No ha seguido cerrando, pero cerró. Es decir, comenzó a desmantelar los programas sociales y no aprovechó las relaciones con China legadas por el Frente, más allá de la donación que dejó el FMLN, porque las exportaciones no han crecido.

La biblioteca que se construyó es resultado de una donación de 150 millones de dólares que dejó el gobierno del Frente al gobierno de Bukele, porque las relaciones se establecieron a finales del 2018 y no se pudo ejecutar. Entonces ha desmantelado todos estos programas y también aprobó una Ley del Agua privatizadora, que permite una comercialización excesiva de agua por parte del sector privado y ha cerrado 16 instituciones públicas, cinco Secretarías de Estado. Cerró la Dirección General de Medicamentos, cerró el Instituto de Desarrollo Municipal. Entonces ha estado debilitando al Estado desde el punto de vista de las instituciones y de los programas sociales. Y no ha tomado medidas tributarias para aumentar la recaudación. Eso ha provocado una caída de la producción agrícola en estos años, más o menos como una especie de estancamiento.

Entonces, ese desmantelamiento de programas sociales y una política sustentada en la deuda porque no ha tomado ninguna medida de carácter fiscal que no sea la deuda, salvo un tributo a los seguros para financiar a los bomberos, que le da 50 millones de dólares, eso no es nada. No ha hecho la reforma tributaria progresiva que propuso en su plan de gobierno, un impuesto a los ricos, apoyo a la agricultura, reparar 5 mil escuelas en cinco años, todo eso está escrito. Es una gran cantidad de promesas incumplidas. Y se centró en el tema de la seguridad, sobre todo a partir de 2022 está el pacto para reducir los homicidios y ha aumentado el gasto militar en seguridad, en propaganda y la Cancillería. Ahí se centra el gasto. Los presupuestos de salud y educación, aunque los aumentan en el papel, en la ejecución son muy pobres, igual en los otros ministerios.

Entonces llegó el COVID. Fue un año negativo a nivel mundial. Eso es un año anormal, se cayó todo. Luego el 2021 también es anormal porque se compara con un año de caída, entonces se recupera porque todo se mide con respecto al año anterior. Si una empresa dice que trabajó ocho meses en el 2020, produjo menos que en el 2019 y si en el 2021 trabajó diez o doce meses produce más que en el 2020. Entonces una caída de la producción de 10% y luego una recuperación de dos años es normal. Pero el 2022 ya es un año normal, igual 2023 y 2024, aunque hay una problemática internacional pero las economías ya salieron del colapso del 2020 todas. La tasa de crecimiento del PIB, quitando los años anormales, es de 2%, muy bajita. Las exportaciones cayeron el año pasado y este año están cayendo. Están volviendo a los niveles del 2019. Las exportaciones de bienes no van bien. No hay un desarrollo de las exportaciones, una producción con un crecimiento chiquito y está aumentando el desempleo. Y lo novedoso es la inflación, 18% acumulada en los cinco años, lo cual ha incidido en los niveles de pobreza, con un crecimiento de 28% en la urbana y 22% en la rural. En estos cinco años el salario mínimo apenas aumentó 20%. Y para una franja de la población se ha perdido poder adquisitivo. El salario no tiene medidas anti inflacionarias ni de mejoría de los ingresos. Y lo que ha hecho es llevar la deuda a un nivel altísimo, que ya te di los datos, un endeudamiento excesivo.

Entonces, en términos económicos tenemos una economía semi estancada, con un crecimiento muy pequeño y con problemas del sector exportador y con un proceso inflacionario, un problema de empleo grave y caída del poder adquisitivo de la población, que se traduce todo eso en el aumento de la pobreza. Y también hay otro problema, que es el endeudamiento con las AFP. O sea, un problema nuevo. Esa deuda está complicada y cayó en un impago con los fondos de pensiones y la deuda pública en general. Y las reservas monetarias andan por los 3 mil millones de dólares. Han caído las reservas en dólares del Banco Central y ponen en riesgo financiar las importaciones porque ya alcanzan para dos meses, porque el costo de las importaciones se ha elevado. En el 2019, cuando habían reservas de 4 mil y pico, alcanzaban para seis meses. Las importaciones se han disparado.

Entonces se puede decir que no ha habido una política económica orientada a nada claro. Gastar en bitcoin, en propaganda, en promesas no cumplidas y no se ve un rumbo, no hay un programa económico. Bukele dijo en enero del 2020 que iban a venir expertos de Harvard a hacer un programa y llegó el COVID. Fue lo que vino en febrero, marzo y jamás se habló de programa económico. Aquí no hay programa. El gobierno sabe lo que está haciendo porque están favoreciendo a los importadores y hay mucha corrupción pública. Ellos se lucran, pero ¿cuál es el rumbo? Nada más que favorecer a los comerciantes y sobre todo a los importadores, el endeudamiento público y el tema de seguridad, es por ahí que más o menos se mueven las prioridades. Y ahora ha terminado con un problema de deuda tan grande que tiene que tomar medidas fiscales de ajuste con o sin negociación con el FMI.

¿Qué hacer? Bueno, es que la salida depende de la naturaleza del Gobierno. Un gobierno de izquierdas con una reforma tributaria progresiva, aumenta los ingresos y fortalece el Estado y desarrolla muchísimos programa en beneficio de la gente. Si tiene la correlación, sobre todo si un gobierno de izquierda tuviera la correlación de fuerzas que tiene Bukele, hubiera una inversión social bestial y una mejoría en las condiciones de vida de la gente. Pero este Gobierno ¿qué puede hacer si su naturaleza empresarial le impide orientar política a nivel de pueblo? Entonces están enredados en una acumulación de recursos para el clan familiar empresarial, que tiene dos empresas y ya parece que también son cafetaleros y se rodean de burgueses, vinculados a la construcción, a la medicina, a las importaciones y otros que son ya los oligarcas que también están apoyando al gobierno y se lucran a través del sistema financiero que sigue creciendo y del comercio. Esa es la situación que hay. Estamos ante un gobierno de naturaleza empresarial dirigido por una familia que quiere transitar a la oligarquía. La solución es seguir fomentando ese modelo importador y de acumulación y de corrupción para acumular riqueza. Y eso no tiene nada que ver con los intereses populares. Pero esa es su naturaleza. El quehacer pasaría por un nuevo gobierno. El pueblo votó por la derecha y esta derecha gobernante no va a gobernar para el pueblo. Entonces el país está abocado a un tranque.

Yo creo que ya lo tiene prácticamente, donde el propio Bukele reconoce que tiene una crisis económica, pero la forma de enfrentarla es con medicina amarga contra el pueblo: están despidiendo gente, etcetera, pero eso no va a estabilizar la economía ni va a sacar a nadie de la mala situación en que está. Sino que va a empeorar y la economía seguirá con un bajo crecimiento. Poca inversión extranjera y un problema de ingresos bajos, precios altos y no se va a reducir la pobreza ni la emigración. Entonces aquí estamos abocados a una situación donde no hay mejoría para las condiciones de vida de la mayoría. No estoy hablando de un colapso económico, un derrumbe, pero si de un desempeño mediocre de las variables económicas y sociales.

(*) José Ernesto Novaes Guerrero, Escritor y periodista cubano. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Coordinador del capítulo cubano de la REDH. Colabora con varios medios de su país y el extranjero.

Comments are closed.