Gobierno de espaldas al interior

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Por Darío Rodríguez(*)

A pocos días de haber sido electo presidente, -con nitidez-, Yamundú Orsi, comenzó a desplegar, de la mano del futuro secretario de Presidencia, Alejandro “Pacha” Sánchez, una serie de actividades que lo posicionan en el centro de la escena.

Aún subsisten, en esta parte del país los festejos: una extensísima caravana recorrió Paysandú el pasado sábado 29 de noviembre.

Sin dudas que hay enorme mérito de la fórmula y del FA. Pero, ¿por qué perdió la Coalición?

(Volver a parar la olla)

En este nuevo balotaje se confirman dos constantes, el FA retiene su electorado y extrae votos de la coalición. Pese a que el plebiscito de la seguridad social parecía ser una dificultad para la izquierda.

Hay una constante. En todo los Departamentos el FA creció, logrando imponerse en Montevideo, Canelones, San José (algo novedoso), Salto y Paysandú.

En comparación con 2019 el FA creció 2% puntos porcentuales; de 47 al 49%. Por el contrario, el PN votó mal en todo el país, excepto en Maldonado. Cayó del 48 (2019 con fórmula Lacalle Pou Herrera-Beatriz Argimón) al 45 % (2024, Delgado-Ripoll)

Todo el país recuerda la remontada del FA, en la segunda vuelta anterior (2019) con la fórmula Daniel Martínez-Graciela Villar, perdiendo por unos 35 mil votos y gran susto de la Coalición. En aquella oportunidad en 9 Departamentos el Frente no llegó al 40% del electorado; con una malísima performance en Rivera (29.6%) que le hizo perder la diputación. Ahora, tras el pasaje del gobierno encabezado por el PN, en tan solo 5 Departamentos, la fórmula Orsi-Cosse solo estuvo por debajo del 40% en Rivera (aunque recuperó la diputación), Flores, Lavalleja, Maldonado y Treinta y Tres.

 (Foto El Telégrafo. Caravana interminable)

Obviando Montevideo y Canelones, la izquierda creció en el interior de 39.4% al 42.4%, entre los dos balotajes. En Artigas trepó del 34.6% al 40%. Por el contrario, la Coalición bajó, en el interior, del 54.9% al 51.1%.

En estos casos, hay, indudablemente, un enorme mérito del FA que comenzó un proceso de autocrítica y un punzante trabajo territorial. El resultado tiene factores múltiples. Pero veamos, en un enfoque primario, por qué perdió la Coalición.

En caliente comienzan los análisis informales de distintos actores, particularmente del PN, que pintan ser despiadados; habrá que comprar pop y sentarse a ver la escena. ¿Qué rol cumplirá Lacalle Pou?

Hipótesis

Hemos sostenido la hipótesis, para nosotros central, que la Coalición perdió por estar de espaldas al interior. Por ejemplo, no hubo en relación a Departamentos litoraleños una política de frontera; reclamada por la oposición y hasta por sus propios legisladores. La diferencia cambiaria con Argentina mejoró un poco las posibilidades de la gente pero dañó al comercio local que, desde el Centro Comercial de Paysandú se quejaba sin encontrar eco alguno. En esta región se tradujo en creciente desempleo (más de 8.500 en Paysandú), pobreza indisimulada, intento de quitar beneficios a la gente (Tarjetas Mides), sin adecuadas estructuras para atender la violencia de género, enorme informalidad, locales céntricos cerrados y decenas de personas revisando volquetas. No hubo instalación de grandes inversiones; más bien anuncios pomposos.

La construcción del nuevo edificio universitario en Paysandú, que el gobierno lo vendió como uno de sus logros, contiene cierta falacia. La UdelaR, que comenzó en la década pasada un significativo proceso de descentralización, limando la inequidad geográfica y de clase, no tuvo respaldo en un gobierno que en lo discursivo se jactaba de ser “campero”.

Concomitantemente se observó un desmejoramiento de varios indicadores, con varios años de pérdida salarial. La pobreza aumentó al igual que la desigualdad pese a cierto crecimiento económico. En buena medida fue un gobierno de los “malla oro”.

 (Foto Santiago Fleitas. Plaza Artigas, desborda la alegría)

Rascar con fuerza

Sigue habiendo señores feudales en el interior; no ser oficialista, en general del PN, se paga con un altísimo precio, sino pregunten a un militante o simpatizante de izquierda en cualquier pequeña localidad.

Días previos al ballotage se conoció públicamente que un activo militante de lista 51, que regentea el intendente electo senador: Nicolas Olivera, fue procesado por “un delito de transporte de sustancias estupefacientes en concurso formal, con un delito de importación de sustancias estupefacientes en grado de tentativa”, imponiéndoles la pena de 2 años y 10 meses de penitenciaría”. Se trataba de Shubert Sebastián Álvarez (29 años). La misma suerte corrió Juan Eduardo Olivera de 36 años. El procedimiento saltó al inspeccionar, en las inmediaciones del puente internacional, el auto kia que conducían. Allí camuflados en una puerta se encontraron nueve ladrillos de cocaína escondidos. Eran 9.393 kg, con un valor de mercado de 90 mil dólares. Álvarez, funcionario municipal desde 2022, al igual que Eduardo Olivera, tenía antecedentes y era un activo militante del sector mayoritario del PN de Paysandú, y además convencional en el lugar 51.

La noticia impactó en el ambiente político local y nacional y recordó otro episodio. A pocas horas del ballotage que definiría el próximo presidente de la República, el intendente era golpeado; lo que incomodó al PN. Distintos actores políticos y sociales reclamaban pronunciamientos claros; algunos creen que el tema debería estar en la campaña departamental de mayo y que habría que darles continuidad a las investigaciones.

Tomándose unos días para aclarar el asunto, Olivera dijo que personalmente no tenía ningún vínculo» con el ahora condenado y dijo sentirse defraudado. Cuando la gente pregunta cómo es posible trabajar en un empleo público, poseer libreta de conducir teniendo antecedentes, el intendente aduce que su ingreso se hizo a través de un convenio con la Dirección Nacional del Liberado (DINALI). Cuesta entender que no existiera vínculo alguno con el involucrado siendo convencional. Hay otro caso escandaloso.

Por lo menos, todo Paysandú recuerda que, al inicio de su mandato con la llegada escandalosa de la Fundación A Ganar, la Intendencia contrató a un ex líder de una red de proxenetismo, lavado de dinero y explotación de menores. En aquella oportunidad, el intendente resistió los cuestionamientos de la oposición y de organizaciones de derechos humanos hasta donde pudo. En su momento sostuvo que la equivocación no fue darle trabajo a una persona con antecedentes,..(…)…. El error fue la forma en que se lo contrató, quizás desprovisto de una institucionalidad o convenio, por eso se dispuso el cese”. Había admitido que el Zorro Escobar le había dado una mano en la campaña y que no tiene “un radar de los que dan una mano; me consta que el hombre adhirió a nuestra candidatura”. Curiosamente, si el tema escala a nivel nacional, rápidamente se hacen declaraciones o si es del caso se toman medidas.

A este tipo de cuestionamientos realizados a la administración Olivera, se suman otros tantos que, al no salir fuera del Departamento, se diluyen o no son asumidos como problemáticos por la comunidad.

El reciente episodio conduce a varias interrogantes. La más grave de todos es si el narcotráfico penetró algunas estructuras políticas locales. A veces los enormes despliegues locativos, publicitarios, pagos de repartidores de lista, recorridas territoriales, pasajes, alquiler de vehículos, etc, con elevados costos disparan la pregunta, ¿cómo se financia todo eso? En Uruguay ha sido resistida la transparencia vinculada a las financiaciones partidarias.

Pero también la gente se pregunta, si el intendente tiene tanta mala suerte en la captación e incorporación de militantes o los acepta sin más en la febril búsqueda de crecer y mostrar mucha musculatura política.

La diputada Cecilia Bottino manifestó al semanario 20once que “no lo podría afirmar con certeza pero el narcotráfico está impregnado en toda la sociedad y queda la duda de si no ha sucedido eso en algún partido político; fundamentalmente las dudas surgieron en función que los partidos de la coalición no querían votar la ley de financiación de los partidos y la que salió es mucho más débil en los controles”. En la LUC se bajaron las exigencias para el control del lavado de activos y no se reforzó la Secretaría Nacional de Lavados de Activos. En Paysandú, recordó la diputada “y yo ya lo dije en la campaña pasada hubo mucha diferencia entre lo que gastó el candidato que ganó”, “y lo que pudimos gastar el resto de los partidos políticos”. Bottino subrayó que “quien tiene la responsabilidad en aclarar totalmente es quien actualmente está gobernando nuestro Departamento”.

Sucesión de escándalos

La sucesión de escándalos y episodios de corrupción, parece perseguir al PN. Su último gobierno (90-95) estuvo surcado por episodios de corrupción. La estrategia centrada en deslindar al presidente de cada uno de los episodios y desvincular unos de otros, terminó impactando negativamente. Por otra parte, la entrega del Puerto por 60 años se hizo contra buena parte del país, oposición y de las gremiales empresariales y sindicales.

Los recortes presupuestales golpearon fuertemente distintas políticas sociales que se sintieron con fuerza en el interior del país y el cordón suburbano de Montevideo y Canelones. Entre otras cosas concretas, afectó el sistema sanitario y el acceso a la vivienda.

Por otra parte, el estilo de gobierno centralizado en el presidente y con un ninguneo y ataque permanente a la oposición, irritaba demasiado. Eso rompía cierta tradición uruguaya, pero comulgaba con las nuevas estrategias de las derechas mundiales, más beligerantes y con poco apego a lo democrático y hacia el otro.

Hay un aspecto local, pero que impacta en lo nacional y tiene que ver con, en general, la conducción clientelar que realizan muchas Intendencias a cargo del PN. Seguramente muchos creen que esa es la forma aceptada y, cuando son impugnados, evocan la autonomía. Lo de Artigas fue proverbial al igual que el manejo clientelar de las Comisiones Binacionales como Salto Grande y CARU; procedimientos que no podían ser desconocidos por el gobierno nacional que mientras la gente padecía, día a día, colocaba correligionarios con altos salarios para pagar fidelidades. Verdaderamente hay gestiones Departamentales donde el jerarca se siente una especie de “señor feudal”.

Expectativas locales

El entusiasmo, compresible del FA, hace que piense en arrebatarle alguna Intendencia al PN; cosa que preocupa a esta colectividad. Saliendo de Montevideo y Canelones, el FA logró una victoria, con variantes, en Salto, San José y Paysandú (Orsi-Cosse 51.01-Delgado-Ripoll 48.99%). En Río Negro (Coalición, 50.80%, FA, 49.2%) y Soriano (FA, 48.82, Coalición, 51.18%) le pisó los talones al PN.

(Foto Santiago Fleitas. Casa del FA, Paysandú, sucesión de abrazos y llantos)

Los números en varios Departamentos hacen que, al inicial entusiasmo, hay que ponerle estrategia, territorialidad, programa que anime y “buenas candidaturas” que lleguen a todas partes.

En Paysandú, y hay antecedentes, es una Intendencia que se puede disputar, pese a la apoyatura con la que cuenta Nicolás Javier Olivera. Es una gestión que se recostó mucho al gobierno nacional, sin mayores resultados, que realizó obras a partir de una comuna saneada y un fideicomiso manejado discrecionalmente.

Con un pésimo manejo de la Junta Departamental que desprestigia la política, ignorancia de la oposición y escasa propensión por la transparencia es un hándicap que brinda el gobierno local. Tal vez a la oposición le faltó seguir más la gestión y tener otro posicionamiento y trabajo territorial constante.

Hay que recordar que en Paysandú triunfó el referéndum contra la LUC y eso tonificó a la militancia que venía golpeada tras la derrota. Otro de los aspectos medulares es que el intendente se negó, confiado en su potencialidad, a recrear la Coalición en lo Departamental. Hoy, notoriamente, tiene una mayor vulnerabilidad.

En marzo, el FA había habilitado la presentación de candidaturas, ahí aparecieron la del ex intendente Guillermo Caraballo (VA) y posteriormente las del ex secretario Mario Díaz y Natalia Martínez (PC) Tras las internas, primera vuelta y ballotage, la situación cambió. Pese a cierto hermetismo, comprensible, es muy probable que el MPP (sector mayoritario, con amplitud) proponga un candidato ante el cambio de escenario y, entre otros casos, se bajé el ex intendente Caraballo. El diputado electo Juan Gorosterrazú (MPP) ha señalado que “ni hemos hablado del tema”.

Reina cierto entusiasmo con una militancia tonificada. Los episodios que pican cerca del intendente, el hackeo a los sistemas informáticos, buenas votaciones en Guichón y Quebracho, más todo lo anteriormente descripto, precipitan una definición no más allá de diciembre.

De todas maneras, es notorio que la hegemonía del PN en el interior del país, comienza a ser minada. En mayo, puede ser una gran oportunidad de demostrar que se puede hacer política con participación de la gente, oposición y descarte del clientelismo con su dosis de soberbia. Desterrar los “patrones de estancia” en beneficio de la gente. Es hora de auscultar lo que ya no quiere la gente.

(*) Darío Rodríguez es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UdelaR), periodista y asesor en temas de cooperativismo, vivienda y hábitat.

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