Por Rolando W. Sasso(*)
Un día de 1963 se apareció por la peluquería del “Loco” Rivera Yic para participar de una reunión clandestina del naciente Coordinador, embrión del futuro MLN. Se sorprendió gratamente antes de pasar al sótano, al ver un cartel que anunciaba que “acá no se corta el pelo a carneros ni a milicos.” Desde aquel día no se separó más de aquella barra de desprolijos que querían hacer la revolución. En estos días en que Manera cumple 95 años (nació el 18 de noviembre de 1929) Mate Amargo le brinda un homenaje que también es memoria de resistencia y de patriadas.
Más conocido como el “Inge” Manera, nació en Salto dice orgulloso de serlo: “mis abuelos paternos vinieron de Italia y se instalaron en el litoral, mi abuelo era picapedrero, entonces se radicó en un pueblito del interior del departamento de Salto, cerca de Constitución y ahí en Constitución nació mi padre Amilcar. Después mi viejo se fue para Salto, tuvo distintos trabajos, e hicimos la vida por ahí.”
A los 18 años Manera vino a Montevideo para estudiar en la facultad. “No había facultades en el interior así que me vine” a estudiar ingeniería y se especializó “en estructuras, cálculo de estructuras; y trabajé en eso en mi primera etapa, o sea antes de las prisiones,” entró en la UTE mientras estudiaba, “fui ayudante de ingeniero, aunque ese no fue mi primer trabajo, tuve varios trabajos desde jovencito, tempranamente tuve que ganarme el pan porque mi familia era de pocos recursos y yo tenía que aportar. Pero estuve dos años en la UTE como ayudante, después me recibí y me nombraron ingeniero”.
Pronto empezó a militar en política y se vinculó (en 1950) al Partido Socialista. Cuando le pregunté por su participación en el PS me dijo que ingresó por “simpatía con las posiciones públicas, también por relaciones con algunos compañeros socialistas como Chiflet y uno de los Rezano que era compañero de trabajo en la UTE, que fue arquitecto, que murió hace tiempo. Esos fueron los que me introdujeron a los centros socialistas de barrios como le llamábamos”.
Cuando le mencioné los grupos de autodefensa de los años 60’ me dijo “lo que formamos fue un grupo de extracción socialista, pero al margen del partido. Aunque había una posición dispar en las autoridades socialistas, algunas eran favorables a nosotros, otras eran francamente contrarias y coexistimos durante años con la doble militancia. Claro que la disciplina del partido era muy laxa, muy elástica y nos dejaba hacer otras cosas: el trabajo clandestino y clandestino hasta cierto punto, porque teníamos trabajo público como el apoyo a los cañeros y ese tipo de cosas, y algún trabajo barrial que se hizo en La Teja, en el Centro Pinela. Participamos parcialmente también en esas cosas.”
La izquierda uruguaya de aquellos años era minúscula, se conocían todos, en una conversación reservada alguien le sugiere que se conecte con el “Ñato” Eleuterio Fernández Huidobro para hablar de autodefensa y cuestiones secretas. El “Ñato” le recomendó acercarse a un grupo de apoyo a los cañeros de Artigas que funcionaba en La Teja cerca de Plaza Lafone. Era el Coordinador, organismo que planificaba acciones de apoyo a los cañeros de UTAA. Así comenzó su vinculación con quienes van a fundar el MLN.
“Bueno, existían simultáneamente más de un grupo que estaba pensando en alguna forma de lucha armada, no éramos solamente nosotros, había uno que provenía del MRO, de los cuales el Loco Rivera era uno de los visibles; estaba el Ñato y quizás alguno más que no recuerdo ahora. Había otro grupo que provenía del Partido Comunista, del sector que se había separado del partido y adoptó la línea Mao Tse Tung, entre los cuales estaba por ejemplo Jorge Torres que murió hace unos años; estaban los Echenique, el Flaco Belleti, Germán Vidal, nucleados en ese grupo. Y había un sector de los anarcos de la FAU, que también andaba por ahí. Estaba Mechoso con los anarcos aunque no es de los primeros en integrarse y una gente suelta como Navilliat y Ricardo Elena. Un poco relacionado con el apoyo a los cañeros -que fueron el punto de convergencia de mucha gente- entramos en relación con esos grupos y empezamos a hablar de la posibilidad de hacer algo en común o de tener alguna coordinación y de ahí las reuniones en la peluquería, pero que yo asistí, creo que dos reuniones solamente. Después surgió un episodio muy interesante en ese proceso de acercamiento que a raíz de un asalto fallido a un banco en el Buceo, donde habían caído presos los cañeros Vique, Santana y Castillo, nos planteamos la posibilidad de rescatarlos.”
Era una movida pesada la que se propusieron, pero había sangre joven y voluntad de hacerlo. “Entonces empezamos a tratar de planificar una operación para eso, juntamos las fuerzas posibles y sin que los grupos tuvieran una vinculación orgánica coincidimos en hacer entre todos la operación.
Bueno, esa operación era difícil porque la idea era asaltar un tren cuando los trasladaran a Artigas, porque ellos tenían causa abierta allá, y se iba a aprovechar el traslado para hacer un rescate y era bastante complicado, no solamente el rescate, también la retirada y el enterramiento. Ninguno de los grupos estaba en condiciones de hacerlo por sí; de ahí surgió la idea de participar todos y bueno, hicimos muchas reuniones de planificación entre 3 o 4 grupos. Pero finalmente no se pudo hacer porque el traslado que iba a ser por tren lo hicieron sorpresivamente de otro modo…”.
Ese trabajo sirvió para fomentar una confianza mutua entre todos los miembros de lo que llamaron el Coordinador de los grupos. “Entre los representantes de grupos que iban a coordinar recuerdo a Amodio Pérez, el “Ñato” Fernández”, los Echenique, pero la relación con el MIR no duró demasiado, cuando se hizo la primera Convención se abrieron por discrepancias. Por lo que me acuerdo la discrepancia era que ellos planteaban la necesidad de crear primero un partido legal que sería la cabeza de la lucha armada y después, dentro del partido como un brazo armado, los grupos militares. Y nosotros estábamos en una línea más guevarista que nos planteábamos que todos los cuadros tenían que ser políticos y militares a la vez.”
Manera mencionó a Germán Vidal que “participó mucho en el trabajo con los cañeros, formaban un dúo con Rodríguez Belleti, funcionaban juntos para mucha cosa, pero no recuerdo cosas concretas. En esa etapa ellos estaban en ese grupo del MIR y yo no tenía mucha relación directa”.
El “Inge” recordó uno de sus inventos, una pistola luminosa para hacer práctica de tiro: “Era una pistola adaptada que en vez de tirar un tiro lanzaba un rayo de luz. Hoy sería más fácil eso con los láser que hay. Yo había encontrado la forma de enfocar un rayo a cierta distancia, entonces eso se encendía al apretar el gatillo, lo que indicaba a dónde se había apuntado. Era una forma de empezar a aprender a usar un arma corta”.
Promediando la charla le pedí que narrara el asalto a la cantera de Pan de Azúcar, la Nueva Carrara:
“Eso lo hicimos los socialistas. Teníamos el dato por vinculaciones dentro del partido con compañeros socialistas que trabajaban dentro de la cantera. Un poco inconscientemente nos habían hablado de ese depósito donde se almacenaba la dinamita para esa cantera que era muy grande. Y bueno, con ese dato empezamos a vigilar la zona, a estudiarla, detectamos donde quedaba el depósito y planeamos la operación de expropiación de la gelinita esa.” Un verdadero bocado de cardenal que se transformó en un dolor de cabeza.
“Fuimos en un Land Rover que en plena noche lo hicimos atravesar campo; primero habíamos caminado por ese campo, habíamos achatado un alambrado y levantamos una cantidad importante de dinamita. Dejamos unos volantes también ahí. No me acuerdo si ya firmábamos Tupamaros o inventamos algo. Creo que Tupamaros todavía no. Y bueno, aquello fue un problema, nunca llegamos a usar la gelinita, además nosotros siempre fuimos contrarios a la bomba y al atentado, entonces pensábamos más en una voladura para parar el avance del ejército; pero nos dio un trabajo bárbaro conservar esos explosivos, porque no es algo que se conserve mucho. Tuvimos que estudiar formas de conservación y donde guardarlo, porque era un cargamento, creo que eran como 500 kilos. Pero tuvo una repercusión enorme aquello, más o menos como las armas del Tiro Suizo que nunca sirvieron pa’ nada, pero la repercusión política fue muy importante. La gelinita esa fue un escándalo bárbaro en los diarios, en toda la prensa; decían que íbamos a volar todo Montevideo con esa dinamita”.
La operación en sí no tenía complicaciones, “aquello no tenía vigilancia, en ese sentido era sencillo. La dificultad era el transporte por el medio del campo.” Finalmente la escondieron en una playa, en el balneario Bella Vista, relativamente cerca de Piriápolis. “Elegimos una zona donde no hubiera que pasar por ningún control policial, cercana a la cantera, cerca de Pan de Azúcar.”
Después estuvo (Manera) en el banco de Rivera y Arrascaeta haciendo el apoyo.
“Y bueno, fracasó porque llegó la policía en el momento más inesperado. Yo manejaba un autito, un VW, el auto de batalla de ese tiempo y nos siguió un patrullero, nos tiroteamos, nos rompieron una goma, no pude seguir y nos dispersamos. Yo me pude esconder y pude zafar, no me identificaron, pero los cañeros no tuvieron suerte, por separado los agarraron.”
Sobre el tema le comento que el “Bolita” Samuel Blixen escribió en su libro acerca de Sendic que el “Bebe” tiró unos tiros de arriba del balcón… Me respondió sin dudar: “No, creo que no. Eso me parece muy difícil, porque él estaba en la casa de Violeta Setelich y si tiraba desde ahí, lo iban a descubrir fácilmente. Me parece que no es cierto eso, que es una exageración, aunque estaría con muchas ganas el “Bebe”, me imagino”.
Y después nuestro personaje cayó preso cuando el asalto al banco de Larrañaga y San Martín, en octubre de 1964.
“Ahí sí, ahí me mandó en cana un compañero porque yo también andaba en un vehículo, era de los pocos choferes que teníamos en ese tiempo y no me agarraron, pero uno de los compañeros flaqueó en la tortura. Fue Giménez.”
No podía dejar de preguntarle ¿Cómo lo consideró la organización a Giménez, lo expulsó? “No, él se fue, más bien. Yo conviví con él en la cárcel, no teníamos rencores. Pero él era muy inestable sicológicamente. Y después que salió se fue para Chile y le perdimos la pista, no sabíamos por dónde andaba. En Chile parece que tuvo un romance con Violeta Parra, pero en aquel entonces le perdimos el rastro, se borró del mapa; se abrió por completo. Y claro, se le perdió la confianza, pero tampoco había un rencor ni una predisposición.”
Tras una pausa aproveché para recordarle el azaroso rescate del “Bebe” en el aeropuerto de Melilla, que Sendic venía para una reunión del Coordinador y lo tenían detenido…
“Sí, eso fue una improvisación, porque el Bebe se apoyaba con gente del Partido Socialista en aquel tiempo. Él ni siquiera tenía noticias de que nosotros teníamos ese grupo tolerado en el marco del partido. Yo lo conocía al Bebe muy poco, dentro del partido, después el se fue al interior, hizo toda su carrera por el norte, yo lo había perdido de vista y ni me acordaba de su cara.
Entonces él tenía esas cosas de gestos voluntaristas; decidió un día venirse y alquiló una avioneta y venía para Melilla. Le avisó al partido, creo que a José Días para que lo fueran a buscar. Y José Días le sacó el cuerpo y me avisó a mí para que lo fuéramos a buscar nosotros, entonces era un viaje de arena gruesa, porque no podíamos planificar nada. Y eso salió bien de casualidad. Fui yo con uno de mis gurises que era chiquito como para cobertura, para mostrarle los aviones y justificar mi presencia. Ni siquiera sabía con qué nombre viajaba él, ni nada. Viste que el aeropuerto de Melilla era muy chiquito, creo que sigue siendo muy pequeño y entonces la presencia de un extraño podía llamar la atención, para disimular hice como que iba a pasear. Incluso estuve hablando con algunos de los empleados. Tampoco sabía exactamente la hora en que llegaba, no era un vuelo regular. Y estuve un buen rato, había un tira, la vigilancia que había era un policía de particular y de repente llega una avioneta y baja el Bebe, bastante desfigurado, se había teñido el pelo, con semejante bigote negro y el tira le pidió documentos, le revisó el bolso donde traía muchos papeles políticos y al tira le llamó la atención y lo detuvo. Le dijo: “bueno, tiene que quedarse acá”, en una pieza. Y todo eso era delante de mí, yo estaba viendo todo eso; ahí es todo tan reducido…”.
Entonces el policía fue a una habitación de al lado a hablar por teléfono, probablemente a pedir instrucciones; “entonces yo le hice señas al Bebe y pasó agachado por abajo del mostrador para que no lo viera el tira y bueno, puse en marcha el Land Rover que tenía y el tira salió a corrernos, yo lo vi por el espejo, cuando llevábamos como 100 metros, entonces no llegó ni a ver la chapa del jeep, porque podía haberme registrado. Bueno, fue todo una improvisación que salió bien de casualidad y después había que darle alojamiento al Bebe y estuvimos en esas vueltas.”
En otra de mis escasas intervenciones le pido confirmación del tiempo que estuvo preso por lo del banco de Larrañaga y San Martín:
“No llegué al año, estuve unos 8 o 10 meses porque teníamos un buen abogado que consiguió que la tipificación fuera tentativa de rapiña porque no conseguimos sacar el dinero, fue una operación fallida y la tentativa era excarcelable, entonces nos sacó. Ya no me acuerdo del nombre del abogado. Era uno del Partido Socialista.”
Después fue lo de la armería El Cazador, el 28 de noviembre del 66’. Vos estabas en un vehículo para hacer la evacuación… En determinado momento te llaman por walkie talkie, vos llegaste hasta la puerta y tus compañeros no podían salir; fue cuando rompieron el vidrio… “tuvimos que romper el vidrio para salir porque habíamos entrado por unos apartamentos que había al lado, se hizo un boquete. Se entró al apartamento desocupado y se hizo el boquete. Se sacaron unas cuantas cosas de allí, armas chicas pero cuando no teníamos casi nada venían bien”.
Por lo que cuentan fue tremendo el ruido del vidrio cuando Julio Marenales lo rompió…
“Si, porque habíamos trabajado toda la noche y ya era de día, no se podía dilatar más. Entonces llamó la atención, era un vidrio de puerta, grueso, le pegó un gran golpe con una uña para romperlo y entonces hizo un escándalo bárbaro. Pero salimos bien.”
Esa fue una acción importante, tuvo repercusión en la prensa y al otro día eran las elecciones.
“Si, exactamente. Nosotros aprovechamos la noche previa pensando que iba a ser tranquila. El voto que el arma pronuncia tituló la gente del diario Época que algo sabían.” En esos días trabajaban en Época: Manera Lluveras (nuestro entrevistado), Julio Marenales, el viejo Cultelli como administrador y otro socialista de apellido Erramuspe. También estaba Eduardo Galeano como director.
Había cierta predisposición a publicar escritos de gente requerida, con o sin firma verdadera. El artículo “Esperando al Guerrillero” de Raúl Sendic apareció en esos días con la firma de él. Eran tiempos de jugarse la ropa y Época respondía.
Le interrogué por sus recuerdos sobre el 22 de diciembre del 66’, cuando lo de Carlos Flores. Me habló con el corazón desde sus recuerdos más queridos:
“Bueno, era una tentativa de asalto a un remesero de la empresa Funsa. Fue medio confusa la cosa; habíamos expropiado una camioneta que la habíamos disfrazado un poco para participar en la operación esa y en los momentos previos de la operación, por esas grandes casualidades, el dueño de la camioneta la reconoce y denuncia a la policía.”
¿La camioneta celeste? Indagué.
“No me acuerdo el color, era una camioneta pick up, que era de un carnicero. Y bueno, se produce una persecución policial y en el tiroteo cae Carlos Flores. Y este compañero era de un grupo de La Teja que fue rápidamente localizado por la policía y bueno, meten presos a dos o tres compañeros más, y uno de ellos se quebró por completo e informó todo lo que sabía”.
¿Nieves?…
“Si; la descompartimentación era bastante grande en ese tiempo y tuvimos que pasar a la clandestinidad la mayor parte de los compañeros que andábamos en la vuelta.”
En esos momentos estuviste en un local en el Parque Batlle que había conseguido Mauricio Rosencof, en la calle Gral. Espaltero.
“Ah sí, pero vos sabes que no sé dónde era el local.”
Ahí se juntaron un montón de compañeros ¿no?
“Estábamos cuatro o cinco. Pero hubo compañeros que fueron alojados por el Partido Comunista. El Pepe Rivero y algunos más. Nos dieron ayuda sin que hubiéramos tenido ninguna vinculación anterior. Fue un comportamiento muy bueno del compañero Arismendi. Es cierto que después hicieron todo lo posible para que nos fuéramos con el Che, para sacarnos del medio, pero de todos modos eso fue algo que agradecimos siempre.”
El grupo estaba prácticamente desbaratado. En esa época es cuando se da la desvinculación de Uds. del Partido Socialista… señalé.
“En esa época es cuando nos apartamos oficialmente del partido, porque el partido se negó a ayudarnos con enterraderos que era lo que necesitábamos. Ellos estaban dispuestos a darnos enterraderos a los compañeros socialistas, no a los de los otros grupos. Y eso no lo aceptamos nosotros. Entonces presentamos la renuncia.”
¿La carta que alguien le llevó a José Días?
“Mirá, habían quedado muy poquitos compañeros legales como para moverse. Uno de ellos que tuvo una participación descollante fue Carlos Ticas, un compañero que está en Brasil, le llamábamos el “Peludo”, o el “Pelo”.
Vinculado al teatro, apunté.
“Estaba vinculado con el ambiente del teatro, si. Y fue él, el que hizo los contactos con Rosencof. Así que muy probable que la carta la hubiera llevado él, porque era el que nos hacía todos los contactos y se movía muchísimo.”
Según el Ñato él iba casi todas las noches con una compañera a llevar provisiones, información, como si fuera un mueble…
“Era una especie de bulín aquello, durante el día no podíamos hacer ni un ruidito por los vecinos. Había que evitar que se enteraran que había gente allí, era la condición que nos habían puesto.”
Un día apareció Juancito Bentín por ahí con unos pesos…
“Cierto, apareció Bentín y el Bebe le encargó a Bentín que nos buscara algún terreno por los balnearios para hacer un rancho. Y Bentín que era muy despierto cumplió esa tarea a las mil maravillas: compró tres terrenos en distintos balnearios. Y bueno, después la próxima etapa de la clandestinidad la pasamos en los balnearios haciendo como que éramos constructores de cabañas que fueron locales muy importantes.”
¿Eran por la zona de Solymar?
“Si, en Solymar estaba el Bebe, era la vivienda de él y Violeta Setelich, en Lomas de Solymar, eran un desierto los balnearios en esa época. En Lomas de Solymar habían hecho las calles pero no había ni una casa, o había unas poquitas, pero donde hicimos el rancho no había nada. Y después hubo otra en Lagomar, que se hizo un rancho grande y esos fueron los terrenos que compró Bentín.”
¿Y en Marquetalia estuviste?
“Si, yo fui de los creadores. Marquetalia era una chacra que se alquiló, con un rancho de adobe y techo de paja que fue una base de operaciones muy activa, no sólo para reuniones, sino también como enterradero; teníamos también una fábrica de explosivos, granadas, y teníamos vehículos apretados ahí; arreglábamos armas, teníamos un taller. La cobertura que teníamos era que éramos chacreros, aunque no se plantaba mucho y teníamos unas colmenas también.”
Manera era de los que vivían allí a permanencia, lo que me dio pié para preguntar si Tabaré Rivero también estuvo ahí…
“Si, no siempre, pero estuvo un tiempo. Casi permanente estaba Julio, yo, el “Caqui” de Lucía, Leonel Martínez Platero, la Parda Topolansky, y por temporadas desfilaron muchos compañeros. Se hizo una Convención en el rancho ese. Después hubo que abandonarlo cuando cayó Marenales.”
Y de ahí salió el grupo la segunda vez que asaltaron la cantera de Pan de Azúcar, que también se hizo en un Land Rover repitiendo la historia aunque con distintos actores. Estuviste en Cuba en representación del MLN…
“Fue una invitación que tuvimos, el Bebe ya había estado. Estuve unos meses en la isla y me volví como pedrada cuando me enteré que había caído Marenales.”
¿Y ahí se estableció una relación con los cubanos?
“Si, se armó una muy buena relación con ellos. Fue el arranque de la relación que después se prolongó en el tiempo.”
Después te toman preso en marzo del ’69…
“No me acordaba de la fecha, pero… yo iba a un local y había una ratonera regular y ahí me agarraron en la calle.”
A esa altura ¿cómo estaba el tema de la tortura?
“Estaba bastante controlado y a nosotros no nos torturaron. El encargado de la represión contra nosotros era Otero, el comisario Otero que era un tipo bastante extraño, no estaba de acuerdo con la tortura, él decía que había que investigar pero de otros modos, conseguir la información y… y no nos tocaron a nosotros.”
Pero Mitrione ya estaba haciendo su trabajo…
“No, en esa época todavía no, fue más adelante.”
En el ’70 habrá sido entonces…
“No tengo idea, no me acuerdo de eso.”
Y después te les fuiste en El Abuso, en setiembre de 1971…¿Qué anécdota te acordás de la fuga más grande de Uruguay?
“Todavía se habla del Abuso, se están haciendo películas con ese tema. Pero ¿qué te voy a contar como anécdota? Lo más importante a destacar es que fue un trabajo en equipo, donde participaron muchos compañeros, no sólo en la planificación, sino en la realización. Yo, siempre que me preguntan, lo que más destaco es eso, que fue una experiencia importante de lo que fue nuestro movimiento, la actividad participativa que tenían los compañeros en todo. El verticalismo era relativo y el aporte en todo lo que se hacía era de mucha gente, y el valor que tiene eso y la eficacia del trabajo organizado que permitía lograr resultados muy importantes; fue un trabajo monstruoso el Abuso. Toda la relación con los presos comunes, con las autoridades, con los familiares que hicieron el contacto con los compañeros que participaron desde afuera y en el trabajo práctico, porque hubo que hacer mucho trabajo manual.”
¿Vos tuviste que ver con la medición y los cálculos del túnel?
“Si, con la orientación del túnel.”
Porque no ha de ser nada fácil decir voy escarbando por acá abajo y salgo en tal lado…
“Si, fue difícil por la falta de medios, tuvimos que trabajar con instrumental fabricado allí, improvisado, casero. Además el túnel tuvo un trazado muy tortuoso, no fue una recta, es decir, la alineación fue bastante recta, pero hubo que hacer bajadas y subidas, primero excavar en profundidad para pasar por debajo de los cimientos del muro, subir y salir con una inclinación justa para llegar a lo que suponíamos era el piso de la casa, pasar por debajo de los cimientos de la casa también y con todos esos quiebres llevar la alineación se torna difícil. No se si por casualidad o que, pero embocamos justo en el lugar. Gracias a eso salimos. Apuntamos al centro de una habitación y le erramos por centímetros, porque los compañeros de afuera que estaban allí iban a hacer un pozo en el medio de la habitación y casi perfectamente nos encontramos.”
Y ¿qué instrumentos usaste?
“Y los instrumentos eran plomadas para la alineación, alineando plomadas y gateando dentro del túnel o arrastrándonos, porque era muy bajito el túnel, 60 cms., en algunos tramos era incluso más angosto porque cuando pasamos por debajo de los cimientos encontramos que el terreno era de piedra, no piedra muy dura, pero era piedra y había que hacerlo de la menor dimensión posible porque era muy difícil escarbar en la piedra. En esa zona el túnel era chatito. Y después yo había construido un nivel, que era una varilla que se colgaba del medio como si fuera una balanza y tenía como una mira de arma en el extremo, enfilando eso que quedara bien nivelado se podía visualizar un punto más adelante y con eso y algún nivel como los de albañil, un tubito con una burbuja, también casero, fuimos llevando la orientación en altura.”
Volviendo un poco para atrás en la historia ¿qué balance se puede hacer del Coordinador?
“Bueno, fue una etapa de transición que permitió avanzar en el proceso de unificación de todos los compañeros que estábamos en la vuelta y también en la elaboración de una estrategia, llegar a acuerdos en ese sentido. Habrás leído en los libros que son más explícitos que yo.”
Estaban buscando el camino ¿no?
“Claro, la primera etapa era ayudar a los cañeros, luego se pasó por una etapa que se llamó estrategia defensista, o sea un planteo de defensa frente a un posible golpe de Estado que se veía medio próximo, aunque después se postergó bastante el golpe de Estado. Y el encare era de tratar de constituirse en el brazo armado de la izquierda o del movimiento sindical, según los casos. Se hicieron muchas acciones de apoyo a conflictos sindicales y finalmente después del Coordinador, ya en las convenciones, el planteo de lucha armada por el poder. Concretamente el coordinador permitió ir avanzando en esos planteos estratégicos.”
Así que se puede decir que el Coordinador fue una etapa previa a la fundación del movimiento…
“Ah! sí, sí. Pero además fue una etapa que permitió ir generando confianza mutua, que es fundamental, porque no alcanza con tener un programa común, la confianza personal en aquella etapa era fundamental y la fuimos ganando en la práctica, con las acciones, con los hechos, cumpliendo los compromisos que se planteaban. Hubo algunos apartamientos del Coordinador, los que eran de extracción anarca se fueron porque ellos centraban mucho más que nosotros la militancia en el sindicalismo.”
Se calentaron mucho con lo de Vique, Santana y Castillo…
“Sí, dijeron que eran aventureristas y los del MIR se abrieron en la Primera Convención. Pero a pesar de todo hasta aquí llegamos.”
Manera fue nuevamente detenido en 1972 siendo procesado por la Justicia Militar y recluido en calidad de rehén de la dictadura desde 1974 hasta su liberación en 1984. En este período, del mismo modo que otros de sus compañeros (hombres y mujeres) fue confinado en condiciones infrahumanas en los cuarteles del interior del país.
Su situación y la de otros tupamaros será denunciada en organismos internacionales como el Comité de DDHH del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el que detectó varias violaciones al Pacto por parte del gobierno y exigió el cese de las mismas.
En 1985 con la apertura democrática recupera su libertad, dedicándose entonces a la reconstrucción del MLN (Tupamaros). En la actualidad está alejado de la militancia activa.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T